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La gestión femenina, un valor en alza en una crisis con testosterona

Cuanto más femenina es la gestión de una empresa, mayor es su resistencia en bolsa. Islandia ha puesto a mujeres al frente de dos bancos quebrados.

«No falla. Los hombres lo dejan todo hecho un desastre, y luego las mujeres vienen a arreglarlo». Muchos islandeses se han acordado de los versos de una de sus escritoras más internacionales, Ingibjörg Haraldsdóttir, durante estos días de catástrofes bursátiles y en su caso, económicas. Cuando las decisiones de sus intrépidos banqueros han puesto al país, el sexto más rico del planeta, al borde de la bancarrota, ¿a quién se ha recurrido para sanear lo que queda de su sistema financiero? A dos mujeres.

Elín Sigfúsdóttir y Birna Einarsdóttir son las nuevas heroínas del país, uno de los más igualitarios del planeta. Están llamadas a dirigir los bancos Landsbanki y Glitnir, dos de los tres que el Ejecutivo islandés nacionalizó en pleno caos financiero. Ambas proceden de los bancos que van a gestionar, y sus méritos profesionales no se cuestionan, pero el Gobierno destaca que con esta decisión quiere dar una señal clara de ruptura. «En estos tiempos de catástrofes bancarias, este verso sencillo lleva todavía un mensaje feminista y crítico válido», afirma por correo electrónico la poetisa Ingibjörg Haraldsdóttir, premio Nacional de Literatura.

¿Ofrece la gestión empresarial femenina una mayor protección frente a las turbulencias financieras? Varias investigaciones avalan esta tesis y concluyen que los rasgos generalmente atribuidos a las mujeres en cargos de responsabilidad (la prudencia y una mayor aversión a los riesgos) puden ser un buen antídoto contra las caídas en bolsa.

Michel Ferrary, profesor de la escuela de negocios francesa Ceram, ha estudiado la influencia de la presencia femenina en la cotización de las empresas del CAC40 (el índice de referencia en Francia, como en España lo es el Ibex 35) y ha llegado a la conclusión de que en esta crisis los mercados han tratado mejor a aquellas con mayor presencia femenina, en especial si ocupan cargos directivos.

«La tendencia de las mujeres a tomar decisiones menos arriesgadas podría explicar en parte por qué las empresas con más directivas han caído menos en bolsa» entre enero y octubre, sostiene Ferrary en una entrevista telefónica. Esta constante se observa, afirma, en todos los sectores empresariales, incluido el financiero. BNP Paribas es el banco francés que mejor ha resistido la crisis desde principios de año y también el que ha situado a más mujeres en cargos directivos (38%). Al contrario, el Crédit Agricole, cuyo valor en bolsa se ha reducido a la mitad en lo que va de año, tiene la tasa de feminización más baja de la banca francesa (16%).

Las bolsas reaccionan a la información: «Lo que hemos visto estos meses es que muchas empresas han anunciado pérdidas o caídas en el beneficio, lo que refleja el éxito o el fracaso de su gestión. Crédit Agricole o Dexia han perdido más dinero que BNP porque han asumido más riesgos». Ferrary considera que en algunos casos puede ser útil «la visión más a largo plazo y contraria a los riesgos propia de las mujeres». Pero «sería interesante – añade- saber si una gran empresa gestionada al 100% por mujeres funcionaría igual de bien. Sospecho que lo que da mejores resultados es la diversidad».

Otras investigaciones se han fijado desde perspectivas no económicas en la influencia del sexo en la toma de decisiones en las bolsas. En abril, la Universidad de Cambridge publicó un estudio que indaga en los mecanismos biológicos que hacen a los hombres más propensos a arriesgarse y a confiar en sus instintos y relaciona los niveles hormonales de los corredores de bolsa – profesión masculina por excelencia- con la crisis crediticia actual. Su autor, el fisiólogo John Coates, sostiene que, dado que las féminas no están sujetas a cambios bruscos en sus niveles de testosterona y cortisol, «con más mujeres y hombres mayores habría menos volatilidad en los mercados».

El debate está abierto y levanta pasiones incluso en las páginas del diario Financial Times,que ha planteado a sus lectores la siguiente reflexión: «¿Harían un mejor trabajo las mujeres en las finanzas, un sector típicamente masculino?». «Por supuesto – responde un lector desde Australia-. Si encuentran alguna mujer preparada, dispuesta a echar horas, sacrificar su vida personal en favor de su pareja e hijos… Buena suerte. Cuando se cansen de jugar, algún hombre tendrá que ir para terminar la faena».

Con semejante ambiente, no es de extrañar que las mujeres que trabajan en el sector observen la situación con pesimismo. Tres de cada cuatro creen que la crisis actual reducirá la urgencia de las políticas de igualdad de género en las empresas, según una encuesta de Dow Jones, la agencia de información financiera.

Aun así, en las últimas semanas, numerosas voces se han alzado para pedir un mayor papel para la mujer en la nueva cultura empresarial que se quiere cultivar para evitar crisis como la actual. Y no sólo lo reclaman los lobbiesfeministas. «Ahora más que nunca, necesitamos más mujeres al mando», sostienen los dirigentes de 17 de las mayores empresas del Reino Unido, todas implicadas en programas para promocionar directivas, que han publicado una carta conjunta en la que apuestan por «acelerar el acceso de las mujeres a cargos de responsabilidad». La diversidad aumenta los dividendos, sostienen.

«¿De verdad necesitamos una crisis para fijarnos en mujeres aptas para puestos directivos?», se lamenta Lamia Walker, directora de Centre for Women in Business, de Londres. Walker relaciona la escasa presencia femenina en las finanzas con razones prácticas (los horarios) y culturales (falta de modelos) y se refiere al precipicio de cristal ante al que se encuentran las que traspasan el techo de cristal:»Casi siempre se recurre a mujeres en situaciones de vida o muerte,para puestos con un alto riesgo de fracaso». Como remataría Haralsdóttir en lenguaje poético: «No falla».

Fuente: La Vanguardia.es

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