En las últimas horas, tres instituciones financieras mexicanas han sido señaladas por el Departamento del Tesoro de EE.UU. por presuntas operaciones ligadas al lavado de dinero y al tráfico de fentanilo. El caso ha detonado una cobertura mediática inusual: titulares alineados en los principales medios del país, comunicados institucionales, intervención regulatoria y un amplio despliegue de posturas técnicas, legales y gremiales.
Pero detrás del caso, emerge otra narrativa —menos visible, pero igual de relevante—: la de la responsabilidad social empresarial. Esa que muchas veces se proclama en foros, distintivos y membresías, pero que pocas veces se pone realmente a prueba.
El perfil “responsable” de las implicadas
Un dato no menor: las dos instituciones ya intervenidas por la Comisión Nacional Bancaria y de Valores — CIBANCO e Intercam Banco — han sido activas en el terreno de la responsabilidad social. Ambas cuentan con el Distintivo ESR de Centro Mexicano para la Filantropía, A.C. y participan en la iniciativa del United Nations Global Compact.
La tercera, Vector Casa de Bolsa , no ha sido intervenida hasta el momento. Curiosamente, su expresidente, Alfonso Romo, lideró desde la Oficina de la Presidencia la implementación de la Agenda 2030 en México durante los primeros años de la administración federal de López Obrador.
Así, mientras las acusaciones avanzan y las defensas se formalizan, me surge una inquietud: ¿de qué manera responden las señaladas?
Las respuestas que llegan… y las que no
Hasta ahora, las respuestas institucionales han comenzado a fluir:
- Posturas legales que niegan cualquier relación con actividades ilícitas.
- Comunicados que expresan confianza en los mecanismos de cumplimiento.
- Mensajes gremiales que apelan a la estabilidad del sistema financiero.
- Una intervención regulatoria que busca proteger a los ahorradores.
Todas necesarias. Todas previsibles. Pero, ¿alcanzan para sostener un perfil verdaderamente responsable?
Porque en escenarios como este no basta con activar protocolos ni con apegarse al guion legal. Se trata de algo más profundo: entender el tipo de diálogo que una empresa responsable debe tener con sus grupos de interés.
El deber de responder a todos los públicos
Los grupos de interés a los que estas instituciones deberían hablar no se limitan a las autoridades:
- Clientes y usuarios que esperan transparencia.
- Colaboradores que necesitan confianza interna.
- Socios comerciales, aliados y corresponsables.
- Cámaras empresariales y asociaciones gremiales.
- Gobierno y entes reguladores.
- Medios de comunicación y opinión pública.
- ONG’s, sociedad civil, y comunidades locales.
- Inversionistas, certificadores y foros multilaterales que observan y evalúan.
Y es que la responsabilidad no es selectiva. Una empresa responsable no elige cuándo ejercerla ni ante quién. La coherencia se prueba cuando la reputación está en juego.
¿Conveniencia o carácter corporativo?
Desde los war rooms, el bajo perfil suele ser cómodo… y para algunos, conveniente. Pero en estos tiempos, eso ya no basta. Y en muchos casos, tampoco es lo más responsable.
Aquí es donde se revela el verdadero carácter corporativo. Donde se distingue el compromiso auténtico del que solo figura en membretes.
Las investigaciones seguirán su curso, como debe ser. Pero mientras tanto, la responsabilidad —entendida como principio rector— no puede quedar en pausa.
Si estas empresas realmente aspiran a sostener una reputación responsable, este es el momento de demostrarlo.
Y quién sabe… quizá en algunas oficinas —las que otorgan distintivos o promueven principios globales— ya estén valorando si este tipo de reconocimientos también merecen una pausa.

Edgar López Pimentel, es actualmente Director en Expok, ejerciendo su liderazgo día a día con pasión por la responsabilidad social y el desarrollo sustentable. Su labor ha contribuido significativamente al posicionamiento de empresas líderes en materia de responsabilidad social.
Su formación académica, enriquecida por programas de Alta Dirección de Empresas en el IPADE e IE Business School, así como una maestría en Responsabilidad Social Empresarial en la Universidad Anáhuac Norte, respaldan su liderazgo.