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El Arte de la Prudencia

Por Helena Ancos.

En medio del ruido provocado por las recientes iniciativas por parte de algunas grandes fortunas de EEUU, Francia o Alemania sobre una mayor equidad fiscal resulta oportuno traer a la mesa de este diario unas breves reflexiones sobre el liderazgo y la actitud al respecto de los directivos y presidentes de las grandes empresas españolas.

El pasado martes 6 de septiembre los representantes de las empresas que conforman el Consejo Empresarial para la Competitividad (CEC) se reunieron para debatir internamente si decidían pagar más impuestos.

El CEC se creó en febrero de este año con la finalidad de constituirse en un foro de debate para crear opinión, promover el reconocimiento de la economía española y para dar respuesta a los desafíos de la crisis, y está integrado por directivos y empresarios de las 17 mayores compañías españolas y el Instituto de Empresa Familiar.

Pues bien, tras la reunión, en los medios de comunicación tanto de la prensa económica como generalista, se recogía que el grupo de los directivos había disuadido a los empresarios favorables a la propuesta, de un aumento fiscal, concluyendo que consideraban más prudente esperar a los resultados de las elecciones del 20 N para pronunciarse sobre esta medida y evitar posicionamientos a favor o en contra de uno u otro partido político. Lo que sí acordaron fue elaborar un documento sobre cómo salir de la crisis pero no lo difundirán tampoco antes de esta fecha. El líder de la CEOE por su parte, sí se pronunció.

No vamos a plantear aquí el sentido del debate sino la oportunidad de la implicación de los grandes empresarios. ¿Deberían haberse pronunciado? ¿Cuál ha de ser el papel de los lobbies o think tanks empresariales? ¿Han de ampliar su interlocución no sólo al Ejecutivo sino también a la sociedad en general?

Efectivamente, los empresarios no son políticos ni deben serlo. Y en este caso concreto los miembros del CEC se reunían más en su calidad de ciudadanos ricos que de empresarios (aunque en la composición del CEC se reúnan directivos y propietarios). Pero el ciudadano de a pie necesita también pronunciamientos de sus líderes empresariales sobre los temas que competen a toda la sociedad. El reparto de la carga fiscal, la necesidad del saneamiento de las finanzas públicas, la cohesión y la estabilidad social, y la continuidad de las inversiones públicas, son también garantías de competitividad y de sostenibilidad. Porque en términos de sosteniblidad, los costes de la crisis económica han de repartirse de forma equitativa. Y este debate debería plantearse vivamente en España en un sentido u en otro, pero plantearse, y no sólo por los políticos en época preelectoral.

El liderazgo no requiere de ideologías; el liderazgo bien entendido es legitimador del esfuerzo empresarial y comprensivo con sus dificultades. Y la reforma de la carga fiscal es en definitiva, un asunto de Responsabilidad Fiscal.

Es cierto que la reforma de la estructura impositiva requiere un debate muy meditado máxime en época de libertad de circulación de capitales, deslocalización de inversiones, paraísos fiscales y figuras impositivas privilegiadas para las rentas del ahorro. Véase por ejemplo el artículo de John Plender “Underestimate the revolting Rich at your peril” del FT del fin de semana pasado. No sirven ni la demagogia ni el atrincheramiento en aquello de que “una subida no resolvería el problema del déficit” (¿es que acaso existe una solución única para los grandes problemas?) porque tras los costes de la crisis se encuentran empresarios pero también ciudadanos y familias y los empresarios deben irse acostumbrando a incorporarlos como interlocutores. Si queremos que la sostenibilidad entre en nuestras vidas, hemos de acostumbrarnos al debate y al diálogo con los grupos de interés.

Pero acudamos ahora al otro lado, y echemos un vistazo al termómetro de las encuestas sociológicas. El Latinobarómetro de octubre de 2010 que publica el Centro de Investigaciones Sociológicas, recogía para un universo de 2483 personas españolas a partir de 18 años, las siguientes preguntas:

PREGUNTA 12
¿Cree Ud. que la distribución de los ingresos en España es…?

______________________________________________________________________

%

(N)

______________________________________________________________________

Muy justa

0.4

(11)

Justa

9.9

(246)

Injusta

59.7

(1482)

Muy injusta

24.6

(610)

N.S.

4.6

(113)

N.C.

0.8

(21)

TOTAL

100.0

(2483)

______________________________________________________________________

PREGUNTA 13a

Imagínese una escalera de 10 peldaños, en la que en el ‘1’ se ubican las personas más pobres y en el ’10’ se ubican las personas con mayor riqueza, ¿dónde se ubicaría Ud.?

____________________________________________________________

%

(N)

____________________________________________________________

Muy pobres (1-2)

6.3

(157)

(3-4)

35.6

(885)

(5-6)

50.9

(1265)

(7-8)

5.3

(131)

Muy ricos (9-10)

0.1

(3)

N.S.

1.1

(27)

N.C.

0.6

(15)

TOTAL

100.0

(2483)

____________________________________________________________

____________________________________________________________

Media 4.57

4.57

Desviación típica

1.31

(N)

(2441)

____________________________________________________________

_________________________________________________________

La cuestión de la confianza en la empresa privada se aborda en la siguiente pregunta:

PREGUNTA 18

¿Me podría decir Ud. cuánta confianza tiene Ud. en cada uno de los siguientes grupos o instituciones: mucha, alguna, poca o ninguna?

_____________________________________________________________________________________________

.

Mucha

Alguna

Poca

Ninguna

N.S.

N.C.

(N)

_____________________________________________________________________________________________

El gobierno

4.1

21.5

33.9

38.6

1.8

0.1

(2483)

Los bancos

1.6

19.7

36.2

40.5

1.8

0.2

(2483)

La policía

20.3

50.9

18.8

8.1

1.7

0.2

(2483)

Los periódicos

4.3

38.9

35.6

16.8

4.0

0.4

(2483)

La televisión

2.9

33.5

37.9

24.0

1.4

0.3

(2483)

La radio

7.9

46.4

28.6

10.7

5.8

0.6

(2483)

Los sindicatos

1.9

19.0

30.8

41.5

6.4

0.4

(2483)

La empresa privada

5.2

34.3

31.3

21.4

6.9

0.9

(2483)

_____________________________________________________________________________________________

De forma interesante la pregunta 19 relaciona el pago de impuestos con el compromiso ciudadano, lo que nos lleva a asociar que la progresividad fiscal debería relacionarse de forma inversamente proporcional al fraude fiscal y su sanción; en otras palabras, que la obligación de pagar impuestos y la elusión del fraude fiscal, junto con el derecho de voto, se identifican como las dos principales obligaciones del buen ciudadano.

PREGUNTA 19

¿Cuáles de las siguientes cosas cree Ud. que una persona no puede dejar de hacer si quiere ser buen ciudadano/a?

(ANOTAR TODAS LAS QUE DIGA LA PERSONA ENTREVISTADA).

____________________________________________________________

%

(N)

____________________________________________________________

Votar

54.9

(1364)

Pagar impuestos

71.4

(1774)

Obedecer todas las leyes

61.6

(1531)

Participar en organizaciones sociales

23.5

(583)

Participar en organizaciones políticas

9.3

(232)

Elegir productos respetuosos con el medio ambiente

40.6

(1008)

Ayudar a los ciudadanos/as que más lo necesiten

62.3

(1547)

No_sabe

3.5

(88)

No_contesta

1.5

(38)

TOTAL

100.0

(2484)

Otra encuesta, elaborada por Metroscopia, “Pulso de España 2010”, analizaba la confianza de un total de 28 instituciones y grupos sociales en España: los empresarios aprobaban con un cinco raspado.

tabla-cinco

Si éste es el estado de la opinión en España sobre los empresarios, es que algo hay que corregir.

Entre los muchos temas que preocupan a los ciudadanos, y máxime en época de crisis, es que el pago de impuestos es una tarea compartida.

El pasado domingo Antonio Durán-Sindreu en EL PAIS hacía unas reflexiones sobre la Responsabilidad fiscal, uno de cuyos párrafos recojo a continuación:

Si tenemos además en cuenta la desaparición del impuesto sobre el patrimonio y la cuasi supresión del impuesto sobre sucesiones en la mayoría de las comunidades autónomas, la falta de progresividad de nuestro sistema tributario es evidente: una tributación de las rentas del ahorro a tipos prácticamente fijos (19%/20%), sin impuestos que graven la riqueza, con un impuesto sobre sociedades que atrae hacia sí la tributación de rentas que deberían tributar en el IRPF, y con un impuesto sobre sociedades, también, en el que las grandes empresas disfrutan de tipos efectivos inferiores a los de las pymes. En definitiva, una fiscalidad que plantea serias dudas de constitucionalidad.”

Tendremos que esperar al estudio del CEC para no pecar de incautos y espero que entonces hagan algún pronunciamiento al respecto. Es cierto que la prudencia puede ser la mejor de las virtudes pero cuando el tiempo apremia se echa en falta algo más de audacia, o como diría Baltasar Gracián, a quien he tomado prestado el título de este post, “sin valor es estéril la sabiduría” o “el no y sí son fáciles de decir pero piden pensar mucho”, sobre todo, a los que desconocemos las razones.

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