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Educación en principios éticos, la base del liderazgo social del siglo XXI

La Comisión Europea pone en marcha “Tu Mundo, Tu Negocio”, un programa de formación para futuros líderes responsables

Las escuelas de negocio van a la zaga de la sociedad en sostenibilidad y valores éticos

Paso a paso, la Responsabilidad Social se cuela en la compañías, dejando en su avance un goteo de principios como la transparencia, la honestidad, la conciencia social y ambiental y la importancia del capital humano.

Desde sus primeros pasos como hermana casi idéntica de la filantropía, la RSC ha ido creciendo en vigor e importancia, afianzándose como pieza cada vez más representativa del interés empresarial.

Y si bien este nuevo ímpetu se debe a las exigencias de una sociedad cada vez más concienciada, la RSC todavía se encuentra con barreras, si cabe las más absurdas con las que podía toparse, porque han sido elevadas por los mismos que deberían erigirse en adalides de las herramientas de gestión responsable.

Acostumbrados a la caza feroz del beneficio, al cortoplacismo, al interés puramente monetario, muchos líderes empresariales roncean todavía a la hora de comprometerse seriamente con la RSC. Y de líderes es, precisamente, de lo que más escasea el panorama empresarial actual, líderes comprometidos y capaces de guiar a otros de acuerdo a unos principios comprometidos con el bien común.

En años recientes, empresas como Enron, Tyco, HealthSouth Corp, WorldCom o Global Crossing Ltd. se han visto envueltos en escándalos por la falta de ética de sus líderes.

Un grave varapalo para la imagen de las compañías que ha traído como consecuencia la promulgación en EE.UU de la ley Sarbanes-Oxley- que obliga a las empresas tanto norteamericanas como internacionales que cotizan en bolsa a una cada vez mayor transparencia y fiabilidad en su información financiera- y a la preocupación por el tema de la mayoría de organismos internacionales.

El último intento por hacer algo al respecto ha sido la campaña “Tu Mundo, Tu Negocio”, que actualmente mantiene en curso la Comisión Europea. Se trata de una asociación de colaboración entre la CE y la Junior Achievement-Young Enterprise, que pretende servir de inspiración a los jóvenes de toda Europa para que lleguen a ser el tipo de emprendedores y empresarios que la sociedad necesita cada vez más: creativos, dinámicos y apasionados por la sociedad y el medioambiente.

ESCUELAS DE NEGOCIO QUE HAN PERDIDO EL RUMBO

Aunque la Comisión Europea da un paso más –facilitando la formación en ética empresarial a jóvenes preuniversitarios-el programa “Tu Mundo, Tu Negocio”, cuenta con varios intentos precedentes de facilitar a los futuros líderes el acceso a la RSC como herramienta formativa, un paso lógico y previo al momento en que deban manejar sus herramientas en mitad de la jungla empresarial.

Las Escuelas de Negocio a nivel mundial han recibido ya varios tirones de orejas por parte de la ONU, que se ha percatado de que además de las empresas y del mercado financiero, las escuelas de negocios son ‘fundamentales para enseñar a los futuros líderes’.

Con el fin de mejorar la formación de los futuros empresarios en asuntos sociales, derechos humanos, protección del medio ambiente y lucha contra la corrupción, la ONU hizo públicos hace meses varios principios, que han sido pactados con las organizaciones que engloban a las principales escuelas de negocios del mundo y con los que pretende crear el marco de referencia para las instituciones educativas de posgrado.

Uno de los objetivos prioritarios pasa por ‘desarrollar las capacidades de los estudiantes para convertirse en generadores de desarrollo empresarial y social sostenible en una sociedad globalizada no excluyente’.

Los otros principios abogan por incorporar a todas las actividades académicas los valores de la RSC y crear materiales de estudio que permitan el aprendizaje de experiencias para el liderazgo responsable. Además, se insta a las escuelas de negocios a facilitar el diálogo entre académicos, empresas, gobiernos, medios de comunicación, organizaciones de la sociedad civil y otros grupos interesados en la responsabilidad corporativa y la sostenibilidad.

Una llamada de atención muy necesaria, si tenemos en cuenta que muchas escuelas de negocio parecen hoy en día más preocupadas por “alumbrar” investigaciones científicas que por brindar a sus alumnos la formación necesaria para enfrentarse al mundo empresarial real.

En efecto, en prácticamente la totalidad de las escuelas de negocio se sigue dando por sentado que todo empresario ha de ser egoísta y oportunista, premisas en las que basan las estrategias de enseñanza.

Las cinco fuerzas de Michael Porter, constituyen un ejemplo de esto. Su modelo de estrategia competitiva basado en la competitividad feroz y el recelo hacia proveedores y clientes, está considerado como la biblia de la estrategia corporativa en la práctica totalidad de las escuelas de negocio.

Tampoco se habla lo suficiente sobre la creación de valor a largo plazo, ni sobre las dimensiones del servicio prestado a la comunidad. La ética y la responsabilidad son, en general, palabras inexistentes en los programas de estas escuelas.

Así pues, los planes de estudios han de ser modificados urgentemente, a través de la reinvención de conceptos como el riesgo financiero, la generación de confianza o la innovación. La crisis puede ser un buen momento para plantearse estos cambios y servir como cura de humildad a las escuelas de negocio, imbuidas de la misma arrogancia que le han transmitido a muchos de los líderes que conforman sus hornadas.

Y es que los ángeles caídos, los “grandes” gestores que se han visto abocados al fracaso por una política muchas veces trasnochada y exenta de ética, también fueron alumnos de las más prestigiosas escuelas.

Por ejemplo, Richard Fuld, presidente de Lehman Brothers, anota en su expediente académico un MBA por la Universidad de Nueva York, y Franklin Raines, presidente de la también caída Fannie Mae, estudió en la prestigiosa facultad de Derecho de Harvard, institución que aparece en muchos rankings como la mejor del mundo y que no está adscrita a los principios para la educación responsable en gestión, iniciativa impulsada por Naciones Unidas el pasado año.

También en esta misma escuela estudiaron John Thain, ex responsable ejecutivo de Merrill Lynch, y Christopher Cox, ex presidente de la Comisión de Bolsa y Valores de Estados Unidos (SEC). En la Universidad de Georgetown se especializó en leyes el ex presidente de Citi Charles Prince.

También de la cantera de Harvard salió Andy Hornby, responsable ejecutivo del banco británico HBOS, que tuvo que ser rescatado en una fusión con Lloyds Bank y, más tarde, ambos tuvieron que ser auxiliados por el Gobierno del Reino Unido.

SUSPENSO EN SOSTENIBILIDAD

Así pues, la situación muestra un rostro bastante crítico y campañas como “Tu Mundo, Tu Negocio”, conforman el único cauce posible para el lavado de imagen que vienen necesitando las escuelas de negocio. Y es que no sólo tienen graves carencias en cuanto a enseñanza de modelos éticos y práctica de herramientas responsables, la sostenibilidad es un valor que también brilla por su ausencia, una mancha más en un currículum que aparece lleno de borrones.

La última edición del ranking bianual del Aspen Institute ‘Beyond Grey Pinstripes” deja muy mal paradas a las escuelas de negocio, sobre todo a las europeas. El ranking, que mide a cada centro en función de la integración de cuestiones sociales y medioambientales en sus programas MBA, sólo cuenta con 18 representantes europeos entre los 100 primeros puestos.

En cuanto al resto, Estados Unidos lidera claramente el listado con 62 centros, mientras que diez son canadienses, cuatro sudamericanos, tres africanos, dos asiáticos y un australiano.

La presencia de europea en esta clasificación de sostenibilidad se resume en tan sólo siete representantes entre los 50 primeros y 18 en el total de la lista. Por número de escuelas, Reino Unido aporta cinco, España cuatro, Francia tres, Suiza dos y Holanda, Finalandia y Dinamarca una.

Entre las europeas mejor clasificadas se encuentren escuelas como la británica Nottingham University BS (28), la finlandesa School of Business and Economics de University of Jyväskylä (35) o Copenhagen Business School (41) danesa.

Y es que según ‘Beyond Grey Pinstripes’ las escuelas del Viejo Continente no se esfuerzan lo suficiente en materia social e incluso muchas han empeorado la calidad educativa en este apartado. Así, Insead aparece en un lejano puesto 43 cuando fue el 24 en 2005, IMD es el número 52, Oxford Saïd BS el 63, HEC SM el 64, mientras que IESE ocupa la plaza 66 por el 27 de la anterior edición.

Así pues, el debate sobre la ética en las escuelas de negocio está en pleno apogeo y muy recientemente éstas están empezando a responder, conscientes, de que la sociedad y el medioambiente están adquiriendo una importancia significativa en los campus, no sólo para los estudiantes, sino también para sus administradores.

Por primera vez en su historia, y tras haberle visto las orejas al lobo, las escuelas de negocio están comenzando a introducir cuestiones éticas en sus programas, de forma todavía tímida y difusa.

Un ejemplo, quizás el más avezado de todos los que existen en la actualidad, es el caso de la Thunderbird School of Global Management, que ha introducido un juramento de honor profesional en sus programas MBA, algo así como el juramento hipocrático de los médicos.

El presidente del centro y principal impulsor de este histórico hecho asegura que “nos ayudará a recordar a cada miembro de nuestra comunidad que como directivos estamos obligados a responder sobre el ejercicio de nuestra profesión y a influir positivamente en nuestra comunidad”.

Es sin embargo, la punta de un iceberg que todavía comienza a despuntar en la superficie del profundo mar del capitalismo, el oportunismo y el “todo vale”. No cabe ninguna duda de que el camino por recorrer para llegar a formar líderes verdaderamente éticos y comprometidos con los principios de la RSC es todavía largo.

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