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Cuidado con la nomenclatura “fundación”

Por: Emilio Guerra Díaz

Ahora que están en la atención del público los debates internos del Partido Acción Nacional para seleccionar a su candidato presidencial, un lector me escribe señalando que escuchó en Milenio TV que la Fundación Rafael Preciado tendrá la responsabilidad de organizar el próximo debate entre candidatos de ese partido, por lo que me cuestiona: “entonces las fundaciones se dedican a hacer grilla, ¿verdad?”.

Para responder esta inquietud más bien hay que comenzar por aclarar la nomenclatura “fundación”. Será necesario definir por qué los partidos políticos crean su fundación o instituto de investigación y estudios.

El término fundación proviene del latín: fundatio, fundus, que significa fondo, tener recursos para… la beneficencia, ciencia, enseñanza o piedad, diría la Real Academia de la Lengua Española. De ahí se deriva un concepto esencial que la explica: asociación que cumple la voluntad de quien la fundó o estableció.

Como herencia a la falta de un orden legal que pudiera definir el tipo de asociaciones civiles que se pueden constituir en el país, de acuerdo a su finalidad o voluntad del fundador, la práctica hizo que muchas personas aplicasen el nombre “fundación” a su asociación que pudiera tener distintos fines sociales como: operar y/o financiar proyectos de organizaciones filantrópicas, impulsar la investigación, el proselitismo político.

Para explicarnos mejor: una fundación sea cual fuere su intención es una asociación civil cuyas bases de creación están estipuladas en los códigos civiles; no hay que olvidar que el acto de asociación es un derecho constitucional. Desde ese punto puede que la asociación transite a cualquiera de estas posibilidades: 1) ser una institución política, 2) promover cierto culto religioso, 3) constituirse para brindar beneficios a sus socios, 4) promover la educación y financiar becas y, 5) preservar y alentar patrimonio cultural, entre otros fines.

¿Por qué entonces se bautizaron como “fundación” a esas organizaciones de tan diversos objetos sociales? La razón es muy sencilla, otrora se recurría (y se sigue haciendo) al término “fundación” para hacer una referencia que implicaba definir a la asociación como una institución sin fines de lucro. Realmente lo son, pero persiguen fines distintos.

Así, en nuestro país existen diversas fundaciones que no se enmarcan en la idea más común o familiar y que quizá está más presente en la sociedad: que son instituciones que hacen donaciones. Por ello nuestro lector asocia a una de las fundaciones del Partido Acción Nacional como si ésta fuese donante y estimó que se usa para “hacer grilla”.

Más bien las asociaciones civiles de proselitismo político que reciben el nombre de fundación no hacen donaciones ni estarían en posibilidades de formar parte del registro de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público como susceptibles a ser donatarias autorizadas porque no dan servicios a terceros.

En cambio estas fundaciones buscan fomentar ideología y programas de trabajo que identifican a la corriente partidista; formar cuadros para el partido, elaborar plataformas políticas y desarrollar ciencia política. Pueden llamarse fundación o instituto y ser instituidos directamente por el partido o simpatizantes y militantes. Así algunas de las fundaciones partidistas que existen en México son:

Fundación Rafael Preciado Hernández, Fundación Miguel Estrada y Fundación Humanismo Político que fueron creadas por el Partido Acción Nacional; la Fundación Colosio, Fundación Solidaridad y Fundación Isidro Fabela del Partido por el Revolucionario Institucional; el Instituto de Estudios de la Revolución Democrática y la Fundación Equipo, Equidad y Progreso; Fundación para la Democracia, Encuentro A. C., Fundación para el desarrollo de Políticas Públicas en México, éstas últimas impulsadas por el Parido de la Revolución Democrática. Este tipo de organizaciones también son necesarias porque alientan la participación cívico-política de la ciudadanía pero caminan en carreteras distintas.

Como conclusión y tranquilidad de nuestro consultor-lector podemos afirmar que las fundaciones de carácter filantrópico, que son donatarias autorizadas, por ley se ven imposibilitadas en hacer proselitismo partidista o religioso, debiendo dedicar su labor a financiar, operar y desarrollar proyectos y servicios que beneficien a terceros, de otra manera perderían su estatus para recibir donativos deducibles del impuesto sobre la renta.

Desde el Consejo Directivo

El Consejo Directivo hace un reconocimiento a Susana Alexander por sus 50 años de carrera artística ininterrumpida. De buena cuna le viene a Susana ayudar a los demás, pues su madre, la señora Brigida Alexander contribuyó con Alicia Escalante y Bertha Palacios, entre otras ejemplares mujeres, a fundar la Sección Mexicana de Amnistía Internacional y las notas que han dado cuenta de su trayectoria actoral no han hecho justicia a su labor filantrópica empatada con esa carrera. Susana siguiendo el ejemplo de la mamá ha sido también gran simpatizante y hasta en varios años, activista de esa insigne organización Premio Nobel de la Paz en 1977.


Emilio Guerra Díaz

Emilio Guerra cuenta con amplia experiencia en la Gestión de la RSC, destacando su trabajo en el área de vinculación con la comunidad que potenciar la inversión social empresarial. Ha gerenciado fundaciones empresariales.

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