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Cómo combatir el cambio climático y hacer dinero

El recién conformado IPC Sustentable en la Bolsa Mexicana de Valores puede animar a más empresas a ser ‘ecológicas’ para atraer inversiones verdes, pero hay algunos huecos que podrían provocar los primeros tropiezos.

Combatir los efectos del cambio climático podría significar uno de los mayores retos que ha enfrentado la humanidad, sin embargo, para las empresas mexicanas las posibles soluciones también pueden representar un negocio.

El pasado mes de diciembre, la Bolsa Mexicana de Valores (BMV) dio a conocer a las 23 emisoras que fueron seleccionadas para conformar el Índice de Precios y Cotizaciones Sustentable (IPC Sustentable), una iniciativa que se une a la tendencia internacional de establecer índices que midan la responsabilidad social, así como las acciones sustentables de las empresas.

La promesa de este tipo de índices no sólo radica en apoyar al medio ambiente, sino en ofrecer a las compañías la oportunidad de acceder a los capitales de inversionistas e instituciones financieras internacionales que piden como requisito acciones que coadyuven a la mejora de las condiciones ambientales y sociales en el mundo.

Tan sólo la organización global de inversores International Corporate Governance Network (ICGN) cuenta con un potencial de inversión en fondos o empresas sustentables que asciende a los 18 billones de dólares, una cifra superior al Producto Interno Bruto (PIB) de Estados Unidos (EU) calculado en 15 billones de dólares durante 2011.

“Seguramente las empresas sí cumplen con las regulaciones ambientales, pero muchas no han intentado ir más allá (en sus acciones) porque no han visto un potencial de negocio y ojalá que con este índice lo vean”, dice Luisa Montes Contreras, directora de Ecovalores.

Pero la historia del nuevo indicador en México aún no termina y su valor como negocio podría hacer que más empresas quieran unirse a la ola sustentable. Pero la falta de inclusión de las compañías con un menor nivel de bursatilización, así como la falta de obligaciones hacia los proveedores que componen la cadena de valor de las emisoras seleccionadas en el índice, podrían ocasionar la primera caída del recién nacido.

Un parto de 4 años

El 31 de enero de 1999, en el Foro Económico Mundial de Davos, Suiza, Koffi Annan, secretario general de las Naciones Unidas, alzó la voz para proponer un ‘Pacto Mundial’ entre las naciones y el mundo de los negocios para que el sector privado promoviera los valores de los derechos humanos, normas laborales, medio ambiente y lucha contra la corrupción con el fin de lograr una economía mundial más sostenible e inclusiva.

A un año de haberse lanzado la propuesta, en el 2000, surgió una respuesta de los mercados bursátiles a este llamado: la aparición de dos de los más reconocidos índices de sustentabilidad en el mundo: Dow Jones Sustainaibility en Estados Unidos (EU) y FTSE4Good de Inglaterra.

A casi 10 años de haber aparecido los primeros índices de este tipo, en diciembre del año pasado, la BMV lanzó el IPC Sustentable en el cual figuran 23 emisoras que fueron seleccionadas dentro de 70 empresas que se sometieron a un análisis que tomó en cuenta más de 300 variables.

Pero la historia del índice mexicano no fue sencilla de construir…

Detrás del lanzamiento de la propuesta sustentable en el mercado de valores mexicano, existieron cuatro años de trabajo previo a la convocatoria que se dio a conocer a las emisoras. Fue el tiempo que tardó el diseño y planeación del nuevo índice, cuenta Catalina Clavé Almeida, directora de Productos de Información y Estadística de la BMV.

Dentro de la planeación para dar vida al índice sustentable, decidieron contratar a dos calificadoras especializadas en temas de gobierno corporativo y de sustentabilidad. Fue así que se unieron al proyecto la empresa inglesa Empowering Responsible Investment (EIRIS), que participó en la calificación de las emisoras a través de su filial en México Ecovalores, y la Universidad Anáhuac del Sur.

Ejes rectores

Jorge Fabre es director de la Facultad de Negocios de la Universidad Anáhuac del Sur. Desde su posición como académico, Jorge siempre fue uno de los principales impulsores de la participación integral de las empresas en la sociedad. En el 2008, cumplía 2 años trabajando en el proyecto para crear un índice de sustentabilidad dentro del mercado de valores mexicano.

Acompañado de dos recién egresados, que contrató como asistentes, Jorge llegó por la mañana a las oficinas centrales de HSBC México, en avenida Reforma, en pleno corazón de la Ciudad de México. El motivo era solicitar recursos para financiar el proyecto. Sólo pasaron unos cuantos minutos y Jorge y sus acompañantes ya estaban afuera con el financiamiento aprobado en sus manos.

La buena estrella de ese día los animó para su segunda cita en la BMV, donde propondrían la creación del IPC Sustentable. Para su sorpresa, sólo bastaron unas horas y tenían el contrato que daba nacimiento al nuevo índice en las manos.

Acababan de firmar el contrato que daba vida al IPC Sustentable y los dos muchachos no cabían de alegría. “Decían qué barbaridad en un día ya quedó hecho todo”, recuerda Fabre, quien de inmediato los regresó a la realidad: “Miren, yo ya tengo algo de experiencia y nada es tan fácil. Hay algo sospechoso en todo porque nada en toda mi vida –y tengo 40 años–, nunca nada ha sido tan sencillo”.

Y efectivamente, no sería fácil concretar el proyecto en poco tiempo, dos años fueron necesarios para seleccionar a las 23 emisoras entre una muestra de 70 empresas que fueron analizadas tomando en cuenta 300 variables que giraron en torno a tres ejes rectores en que las compañías debían de mejorar:

1. Responsabilidad ambiental (50% del porcentaje calificado)
2. Responsabilidad social (40%)
3. Gobierno corporativo (10%)

“Son tres elementos de riesgo que el inversionista institucional toma en cuenta dentro de muchos otros factores para tomar una decisión de inversión en una empresa”, dice el directivo de la Anáhuac.

Ante la propuesta, las emisoras que fueron invitadas a ser analizadas para conformar el índice de sustentabilidad y responsabilidad social al principio no se mostraban convencidas, ya que uno de los requisitos fue reportar los avances en cada rubro analizado.

En México el tema de la sustentabilidad no había sido tratado en el mercado de valores, por lo que la responsabilidad social no era un elemento de gran importancia en los temas de desempeño empresarial, y la vista sólo se encontraba puesta en los reportes financieros.

A pesar de que muchas de las compañías de la BMV ya llevaban a cabo acciones en favor del medio ambiente, así como en temas de gobierno corporativo, no existía una forma de reportar de acuerdo a los estándares internacionales.

Sin embargo, las empresas descubrieron que el índice de sustentabilidad no era sólo la oportunidad para mejorar las condiciones ambientales del mundo como antes se pensaba, sino que también se ha vuelto, en la actualidad, un requisito indispensable en la búsqueda de nuevas inversiones provenientes de fondos socialmente responsables, una tendencia que cada vez se amplía más en el mundo. Una razón que podría convencer a los empresarios de que la sustentabilidad es un negocio.

Negocio billonario

Desastres naturales como sequías, huracanes, tsunamis, son algunos de los fenómenos del cambio climático que cada vez han profundizado sus terribles consecuencias en la humanidad y han constituido un factor para proponer soluciones que aminoren los efectos nocivos en el mundo.

Propuestas de organismos como las Naciones Unidas fueron decisivas para mirar el tema de la sustentabilidad como un nuevo paradigma que las empresas debían tomar en cuenta para mejorar su relación con el medio ambiente y la sociedad. Y es así se institucionalizaron los índices como instrumentos para mejorar el desempeño económico y social.

“Está cambiando la visión y la responsabilidad social, porque no sólo es la sustentabilidad, sino es la inversión socialmente responsable o inversión ética lo que está cambiando y está llegando a los inversionistas. Y no es una preocupación de los ambientalistas, sino es la comunidad financiera la que está viviendo este tipo de herramientas”, dice Javier Romero, socio director nacional de Clientes y Mercados de Deloitte.

Se calcula que entre 10 y 12% los inversionistas en EU son socialmente responsables, mientras que en Europa el porcentaje alcanza 14%, debido en gran medida a las regulaciones que en los países desarrollados obligan a los fondos a invertir en empresas socialmente responsables, considera Luisa Contreras, de Ecovalores.

En este sentido, México podría encontrar una oportunidad para que los fondos verdes crezcan por medio de la inversión de las Administradoras de Fondos de Ahorro para el Retiro (Afores) en emisoras sustentables.

En México la inversión por parte de las afores alcanza los 260,000 millones de dólares, mientras que las sociedades de inversión suman 250,000 millones de dólares, que en un futuro podrían ser invertidos tomando en cuenta principios de inversión sustentable.

“La idea es que los fondos de pensiones, los fondos grandes que tienen que analizar estas áreas de su inversión ambiental, social y de gobierno corporativo tengan información sobre las empresas que están cumpliendo con ciertos requisitos”, dice Luisa Contreras.

Otra de las apuestas que tiene el IPC Sustentable es el de proyectar a las emisoras de la BMV a otros índices que ya funcionan en los mercados de valores internacionales, ya que actualmente ninguna empresa nacional cotiza en otro indicador sustentable en el mundo, lo que puede significar para las emisoras la oportunidad de obtener más fondos alrededor del mundo.

La inversión socialmente responsable puede alcanzar los 26.5 billones de dólares (trillones en EU) en activos para 2015, lo que representaría 15% de la inversión global, según un estudio realizado por Robeco and Booz & Company llamado ‘From Niche to Mainstream’.

A pesar de que en un principio “fue difícil” que las empresas aceptarán participar en el índice, puede apreciarse un panorama alentador para la próxima convocatoria, que se dará a conocer entre las empresas en marzo, ya que dentro del proceso de conformación del índice de sustentabilidad se ha dado un incremento de 37% de las emisoras que en sus reportes financieros incluyeron los de sustentabilidad.

Abrir el juego

Mientras el futuro parece ser prometedor para el nuevo índice, factores como la falta de obligaciones para que las empresas que conforman la cadena de valor de las emisoras seleccionadas cumplan con transparentar su información por medio de reportes sustentables, podrían ocasionar la caída del IPC Sustentable en sus primeros pasos rumbo a un compromiso social y ambiental.

“Las empresas que conforman la cadena de valor de las emisoras seleccionadas por el índice deben también de cumplir con las legislaciones y obligaciones que pone el marco legal mexicano en materia ambiental, así como también presentar los reportes de sustentabilidad que exige la BMV”, dice Rolando Ramos, director del Instituto Nacional de Sustentabilidad.

En este sentido, sugiere que la propuesta hecha por el mercado de valores nacional debe de incluir obligaciones para las empresas que proveen a las 23 seleccionadas por el IPC sustentable, para que se logre un proyecto que impacte “positivamente” en los rubros de cuidado al medio ambiente de manera profunda.

Asimismo, sugiere que los estándares internacionales se adapten con el tiempo a las condiciones actuales del sector empresarial en México, mediante una flexibilidad en los requisitos para pertenecer al índice, ya que en este momento la BMV pide dentro un nivel de bursatilización mínimo, que deja a algunas empresas fuera de la posibilidad de estar dentro del índice de sustentabilidad a pesar de que sí lleven a cabo acciones en los rubros que solicita.

La BMV pide a las emisoras como requisito que el Float (número de acciones emitidas por una empresa) reportado sea mayor a 30% o que el valor de capitalización flotado sea mayor a 10,000 millones de pesos. “Hay que tropicalizar los índices para que se adapten a la realidad mexicana”, insiste Rolando Ramos.

Y mientras el IPC Sustentable de la BMV experimenta su primer año de vida, uno de sus primeros pasos será “analizar los efectos” que tengan en las empresas las acciones para hacer eficientes sus actividades a la vez que atiende elementos corporativos, éticos y ambientales en la búsqueda de lograr el Pacto Mundial propuesto hace 11 años por el secretario general de la ONU y acrecentar las posibilidades de hacer negocios en el mundo.

“Las empresas y los índices de sustentabilidad, me parecen un esfuerzo muy importante, sin embargo, me parece que estos esfuerzos tendrán todavía que redoblarse pues no son suficientes”, opina César Daniel González Madruga, diputado integrante de la Comisión Sobre Cambio Climático de LXI Legislatura del Congreso de la Unión. El nuevo bebé de la BMV, el IPC Sustentable, ha nacido con grandes augurios de éxito, pero aún le falta mucho por madurar.

Empresas que pertenecen al IPC Sustentable:

• Alfa
• Arca Continental
• Coca-Cola FEMSA
• Controladora Comercial Mexicana
• Corporación GEO
• Fomento Económico Mexicano
• Grupo Aeroportuario del Sureste
• Grupo Financiero Banorte
• Grupo Modelo
• Kimberly Clark de México
• Urbi Desarrollos Urbanos
• Walmart de México
• América Móvil
• Cemex
• Compartamos Banco
• Empresas ICA
• Grupo Aeroportuario del Centro Norte
• Grupo Bimbo
• Grupo México
• Peñoles
• Desarrolladora Homex
• TV Azteca
• Mexichem

Fuente: ElFinanciero.com.mx
Por: Roberto Arteaga.
Publicada: 13 de febrero de 2012.

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