Las aerolíneas del mundo reafirmaron su compromiso de alcanzar cero emisiones netas para 2050, a pesar de los crecientes desafíos técnicos, financieros y logísticos que enfrentan. Según información de Reuters, durante la más reciente cumbre de la Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA), se insistió en que la meta es alcanzable, pero se necesitará una transformación a gran escala en toda la cadena de valor, especialmente en lo relacionado con el uso del combustible verde.
Este esfuerzo, que costará más de 4.7 billones de dólares hasta mediados de siglo, enfrenta crecientes dudas debido a la limitada disponibilidad de combustibles sostenibles, los altos costos del combustible verde, y los retrasos en la entrega de aviones más eficientes. No obstante, las aerolíneas insisten en avanzar con firmeza, apelando a la acción urgente de gobiernos, productores de energía y fabricantes de aeronaves para que el cambio sea viable.
¿Qué es el combustible verde y por qué es crucial?
El combustible verde, conocido técnicamente como combustible de aviación sostenible (SAF, por sus siglas en inglés), se produce a partir de materiales renovables como aceites vegetales, residuos agrícolas o algas. Su principal ventaja es que puede reducir las emisiones de carbono hasta en un 80% respecto al combustible fósil tradicional, sin necesidad de modificar la infraestructura aérea existente.
Actualmente, el problema radica en que el SAF solo cubre una fracción mínima de la demanda total de las aerolíneas. Además, su precio puede ser hasta tres veces mayor que el del queroseno convencional, lo que limita su adopción masiva. Este alto costo está ligado, en gran parte, a los ingredientes utilizados y a la aún incipiente capacidad de producción a escala industrial.
Pese a estos obstáculos, la industria aérea lo considera indispensable para lograr sus metas climáticas. La alternativa —seguir dependiendo del combustible fósil— no es viable si se quiere alcanzar el objetivo de cero emisiones netas. Por ello, las aerolíneas insisten en que el desarrollo y el acceso al combustible verde deben ser prioridad para gobiernos y empresas energéticas.
Obstáculos técnicos y económicos en la carrera por la sostenibilidad
Uno de los principales puntos de tensión durante la cumbre de la IATA fue la falta de colaboración por parte de los proveedores energéticos. Las aerolíneas acusaron a las petroleras de no producir suficiente SAF y de imponer cargos arbitrarios, especialmente en Europa. Mientras tanto, las empresas energéticas sostienen que existe exceso de oferta, y que el verdadero problema es el precio, no la disponibilidad.
Este desencuentro refleja la complejidad del ecosistema aeronáutico: incluso si hay voluntad por parte de las aerolíneas, estas no pueden fabricar su propio combustible verde. Necesitan políticas públicas que estimulen la producción, así como condiciones económicas que hagan rentable la transición. Sin incentivos y sin infraestructura, los compromisos climáticos corren el riesgo de quedarse en papel.
Además, la llegada tardía de nuevos modelos de aviones eficientes ha obligado a muchas aerolíneas a seguir usando aeronaves antiguas, lo que retrasa la descarbonización. Boeing y Airbus han tenido dificultades para cumplir con los cronogramas de entrega, lo que se traduce en una menor capacidad para implementar mejoras tecnológicas en flotas comerciales a corto plazo.

Un entusiasmo que empieza a erosionarse
Aunque la industria reafirma públicamente su compromiso, internamente se percibe un cambio de ánimo. Patrick Healy, presidente de Cathay Pacific, admitió que hay un “entusiasmo disminuyente” en torno a la transición energética, debido a los múltiples desafíos que se han acumulado en los últimos años. Las tensiones geopolíticas, la inflación y las guerras comerciales también han complicado la hoja de ruta.
Sin embargo, algunos expertos instan a no perder el rumbo. Rob McLeod, director en Hartree Partners, señaló que el ahorro reciente en los precios del combustible tradicional podría ser aprovechado por las aerolíneas para invertir en soluciones sostenibles. De este modo, se garantizaría una transición más sólida sin depender únicamente del apoyo externo.
También se espera que los pedidos masivos de nuevos aviones por parte de mercados emergentes, como India, sirvan como un punto de inflexión. Si estas aeronaves incorporan tecnologías limpias desde su fabricación, podrían marcar una diferencia significativa en el largo plazo. Esto demuestra que, más allá del escepticismo, hay oportunidades concretas de avanzar si se actúa con decisión.

Aerolíneas firmes en la meta
El combustible verde representa hoy tanto una promesa como un reto para la aviación comercial. Si bien es la mejor opción disponible para reducir drásticamente las emisiones del sector, su limitada oferta y alto costo amenazan con frenar el progreso. Alcanzar la meta de cero emisiones para 2050 dependerá, en buena medida, de cómo se resuelvan estos desafíos en la próxima década.
Aun con obstáculos, las aerolíneas no están abandonando la lucha. Por el contrario, buscan soluciones colectivas que involucren a todos los actores de la cadena de valor. Si gobiernos, empresas energéticas y fabricantes de aeronaves cumplen con su parte, el combustible verde puede dejar de ser una esperanza lejana y convertirse en el nuevo estándar del transporte aéreo global.