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Cadenas Hibridas de Valor Rurales, empresas y organizaciones civiles interactuando para beneficio comunitario

Por: Emilio Guerra Díaz

Un excelente ejemplo de innovación dentro del sector filantrópico es la iniciativa “Cadenas Híbridas de Valor” que promueve la asociación civil Ashoka. Este programa genera ideas, acciones y alternativas para vincular a la empresa lucrativa con la sociedad civil y los muy diversos actores que la conforman, para encontrar áreas de oportunidad para potenciar a cada una de las partes que se involucran.

Ayer en las instalaciones del IPADE se llevó a cabo el segundo taller, en esta ocasión se puso énfasis en las cadenas de valor rurales y tuvo como propósito compartir innovaciones de empresa y organizaciones de sociedad civil que incluyen al pequeño productor en los mercados formales, asimismo proponer el marco de Cadenas Híbridas de Valor para impulsar la acción conjunta empresa-organizaciones productivas (en sus diversas modalidades: sociedad cooperativa, asociación de pequeños productores, instituciones filantrópicas, financiadores alternos, etc.).

Las cadenas híbridas de valor forman un modelo que pretende, según Ashoka, acelerar el desarrollo de soluciones de gran escapa que acerca a las empresas y a las organizaciones de la sociedad civil para generar nuevos negocios que generan al mimos tiempo de un beneficio para todas las partes un sustancial cambio social cuyas acciones disminuyen.

Para adentrar al auditorio al tema el taller presentó un panel con las experiencias de Eduardo Pérez Haro de la Red de Sociedades de Gestión del Desarrollo Sustentable; Guadalupe Latapí, de Aires del Campo; Adalberto Méndez de Fondo Acción Banamex, Yael Schwartzman de Frog Tek; Arturo García de RASA y; Eduardo Bohórquez de Transparencia Mexicana.

En este panel se plantearon diversos problemas y retos que enfrentan los pequeños productores tanto en su relación con la macro economía para integrar su trabajo, como también la política de subsidios al campo, acceso a crédito por instituciones bancarias formales; el papel que juega el consumidor en la elección de productos para su familia; etc. Asimismo se presentaron proyectos que están dando servicios a pequeños productores y el caso concreto de la Fundación Nutrición y Vida, A. C. (con sede en Celaya, Guanajuato), que ha hecho un ejemplar trabajo con la empresa social “Cuadritos” para combatir la desnutrición infantil al generar productos de soya con un alto contenido proteico.

De las reflexiones de este panel destaca un hecho que es una constante en México, el problema de aprender a trabajar en equipo y comprender además que en esta interacción deben co-exisitir el interés particular pero también uno general, que superior permitirá alcanzar también los individuales.

El acceso al financiamiento es otra gran necesidad de los grupos de pequeños productores, a menudo que viven en las zonas de alta marginación y pobreza de este país. Se presentó una experiencia que permite ver cómo se sigue trabajando solamente con los que pueden: Se tiene acceso a crédito en una institución bancaria siempre y cuando se reúnan ciertos requisitos: tener una figura legal y presentar un proyecto con viabilidad económica y que los productores tengan también las bases para garantizar la recuperación del crédito.

Aún cuando ese apoyo es invaluable y permite que muchos productores salgan adelante, lo cierto es que esta vía de financiamiento no es suficiente por no abarcar a grupos que empiezan a trabajar en lo que se conoce como desarrollo de base. En ese sentido las fundaciones empresariales modernas, de las cuales México cuenta ya afortunadamente con algunas importantes, están dirigiendo recursos a proyectos de generación de ingreso y son los financiadores primarios de estas iniciativas.

Al concluir el panel Ashoka a través de Fernanda Ibarra, condujo en forma igualmente entusiasta como profesional, una dinámica de trabajo en equipo para que los asistentes (empresarios, altos directivos de empresas, directores de fundaciones, académicos y miembros organizaciones de sociedad civil; en su mayoría mexicanos pero se contó también con un entusiasta delegación española), pudieran interactuar para proponer que acciones, productos y servicios son prioridad para generar nuevas oportunidades económicas para las poblaciones rurales, cuáles son las fortalezas de las empresas , de las OSC y de las comunidades para llevar nuevos productos y servicios a zonas rurales y sí estas acciones pudieran tener un favorable impacto ambiental. Finalmente el grupo trabajo sobre obtener ideas para alentar alianzas socio-empresariales.

Sin duda, este fue un ejercicio enriquecedor por el aporte desde todos los puntos de vista. Algunas de las reflexiones de quien escribe estas líneas, sobre esta experiencia son:

· En México falta comprender la dinámica del sector social (que incluye al filantrópico, pero no se agota con él) y que reúne mucho talento que ha desembocado en iniciativas valiosas y que el papel que están jugando nuevos financiadores, como fundaciones empresariales o programas de responsabilidad social corporativa, dirigen recursos adicionales a proyectos productivos, lo que a la larga constituye un extraordinario recurso de inversión social con beneficios para todos. Desde luego no sustituye a los otros actores, pero complementa su quehacer.

· Para lograr un cambio profundo respecto a la observancia del cuidado y preservación del medio ambiente es necesario educar al consumidor, pues en él, con su poder de elección, reside un extraordinario recurso para orientar a las empresas lucrativas sobre los productos que desea consumir y que escapan de la lógica puramente económica.

· Es necesario contener el romanticismo de algunos miembros de OSC que estiman que el mercado debe cambiar bajo la lógica de la solidaridad y los buenos deseos. Más bien es necesario realizar proyectos y acciones como la que encabeza Pablo Muñoz Ledo de Vía Coop, que entran a la lógica del mercado y que con sus propias reglas juega para ofrecer productos atractivos a un menor precio. El trabajo de Pablo y sus socios es excelente: abarcan la esfera de la producción, evitan el intermediarismo porque los mismos productores colocan el producto final en centros de distribución y venta con precios más económicos a los de un mercado formal y además alientan el cooperativismo con otros productores y fomentan el intercambio de productos con lo que todos ganan y se benefician, aquí el consumidor tiene acceso a productos orgánicos de gran calidad.

· Al la economía no lucrativa, no se le percibe como un recurso valioso para generar riqueza, lo que los teóricos le denominan, Capital Social; pues a menudo los esfuerzos de interacción como el que propone Ashoka con Cadenas Hibridas de Valor, se percibe que todos deben dirigirse a la economía lucrativa. En la primera el remanente permanece en la organización para garantizar sus sustentabilidad, este hecho alienta una forma distinta de propiedad que no es pública ni privada, sino social cuyo rasgo principal es ser administrada por privados pero con una finalidad pública. En países consolidados coexisten estas 2 economías pero la no lucrativa tiene ciertamente otro grado superior de desarrollo.

· Es importante valorar el papel que el micro-crédito tiene en zonas rurales pues a menudo vemos una realidad económica sólo desde nuestra perspectiva y no se aprecia la trascendencia de su impacto en redimensionar a la mujer como jefa de familia, administradora y excelente pagadora; de la dotación de un recurso económico que además incide en la autoestima y en dar certidumbre a la acción familiar y activar una económica local con pequeños pasos que son la base para un mejor futuro.

Para obtener mayor detalles de las actividades de la iniciativa Cadenas Híbridas de Valor, visite la página d Ashoka: www.mexico.ashoka.org


Emilio Guerra Díaz

Sociólogo, articulista en diversos medios impresos desde 1988. Ha colaborado en el sector filantrópico por más de 20 años. Es Voluntario desde 1989. Autor del libro “La política de planificación familiar del estado mexicano”, UAM-Xochimilco, 1991. Consultor en Desarrollo Institucional para OSC. Fue subdirector de la Fundación Cultural Bancomer y Director de Información y Servicios del Cemefi. Actualmente es Gerente de la Fundación ADO.

2 COMENTARIOS

  1. La reunión me pareció todo un éxito y una excelente esfuerzo para vincular esfuerzos.
    La lógica de los mercados no la vamos a cambiar y me parece muy buena la propuesta de Emilio de entrar en los mercados con propuestas de una economía no lucrativa donde el desarrollo social sea la evaluación final de la organización.

    Donde el valor agregado no solo sea el famoso «EVA Economic Value Added» que se usa en finanzas para ver si una empresa es exitosa, sino también manejemos un «SVA Social Value Added».

    Gracias Emilio por este buen resumen de la reunión.

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