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Entendiendo la Responsabilidad SocialAcoso sexual en 2017: ¿Por qué ya no es noticia?

Acoso sexual en 2017: ¿Por qué ya no es noticia?

El 2017 será recordado como el año en que mujeres y hombres víctimas de acoso sexual encontraron el valor de alzar la voz y consiguieron el derecho a ser escuchados. Verán, todo comenzó con Harvey Weinstein. Sí, ese productor de Hollywood al que múltiples estrellas acusaron de acoso sexual en los últimos meses.

Resulta que durante varios años de carrera Weinstein acumuló tantos actos de acoso sexual contra tantas víctimas, que pudo fabricar su propia bomba de tiempo personal. Una vez que la primera hizo público el abuso, no tardarón en aparecer casos uno detrás de otro.

Una de las primeras mujeres en denunciar la conducta de Weinstein fue Ashley Judd. Ella contó a The New York Times cómo fue que el productor la invitó al hotel Peninsula Beverly Hills para una reunión en 1997. Esperando que se tratara de una reunión de negocios, asistió a la cita. Ahí, en cambio, él la envió a su habitación, donde apareció en bata de baño y le preguntó si podría darle un masaje o verlo ducharse.

Judd narró que lo único que pasó por su cabeza en aquel momento fue cómo podría salir de la habitación cuanto antes, sin despertar la furia de uno de los más importantes productores en la industria.

Acoso sexual 2017

Acoso sexual en 2017

Veinte años pasaron antes de que las mujeres alzaran la voz para que la conducta de acoso sexual y abuso de poder por parte de Harvey Weinstein saliera a la luz. Entonces el productor vio su reputación desplomarse, y con ella gran parte de su carrera.

Aquí vale la pena destacar que fueron las acciones de Weinstein las que desencadenaron su salida de The Weinstein Company, y no las mujeres, como afirmó este medio de comunicación español.

Acoso sexual en 2017

El número de mujeres que fueron víctimas del comportamiento de Weinstein aumentó durante semanas. Una vez destapado el escándalo se vieron alzar manos tan populares como las de Gwyneth Paltrow, Angelina Jolie, Cara Delevingne, Rosanna Arquette, Rose McGowan, Liza Campbell y, más recientemente, hasta la de Salma Hayek, que afirmó que durante años, él fue su monstruo.

Al creciente número de víctimas se sumó una lista cada vez más larga de acusados. A Harvey le siguió Kevin Spacey; y a ellos James Tobak, Jeffrey Tambor y Dustin Hoffman.

Acoso sexual 2017

Pronto no era solo Hollywood. Las acusaciones alcanzaron a Roy Price, jefe de Amazon Studios, y también a Al Franken, el senador demócrata norteamericano.

Supimos entonces que el problema no era la industria cinematográfica, era la política, el sector corporativo, las universidades. El acoso sexual está presente en múltiples entornos. Está ahí amenazando a nuestras mujeres, asechando a nuestras hijas, dañando profundamente a nuestras hermanas.

El acoso sexual en 2017 ya no es noticia. Ha dejado de sorprendernos conocer la historia de una chica que fuer acosada por su profesor en la universidad, en secundaria incluso. No es extraño que la víctima sea una amiga, una vecina o nosotras mismas. Se ha normalizado, pero lo vivimos a diario.

Movimientos como #MeToo, utilizado por las mujeres de habla hispana como #YoTambien, ponen de manifiesto la magnitud de un problema que ha sido ignorado por décadas. Porque yo también, igual que tú y muchas mujeres en el mundo, he pensado dos veces antes de ponerme escote o minifalda si sé que viajaré en transporte público; yo también he cuidado que mi ropa no parezca demasiado escotada, ajustada o provocativa.

Yo también he recibido miras y comentarios no deseados, yo también he tenido que escapar de una situación incómoda, fingir una llamada o, como Judd, idear un comentario que me permita escabullirme sin despertar la furia de mi interlocutor.

Yo también, como muchas mujeres en México, conozco a una de las víctimas de los 600 mil delitos sexuales que se denuncian cada año en nuestro país. El acoso sexual en 2017 ya no es noticia.

Y entonces… ¿Qué es noticia?

Mujeres y hombres estamos cansados de escuchar historias de acoso sexual. No es que exista una sola de ellas que no merezca ser contada o escuchada. Las víctimas merecen tener una voz, pero también merecen más. Las historias de acoso sexual en 2017 deben ser más de letra muerta.

Necesitamos recordar que por cada víctima de acoso sexual hay un perpetrador, pero también un sistema que normaliza la violencia. Hay personas que han guardado silencio, entornos que promueven la cosificación de la mujer, empresas sin mecanismos adecuados de prevención y denuncia.

Ya me cansé de leer en los medios de comunicación una y otra vez historias de mujeres que han sido abusadas y humilladas y se han sentido obligadas a callar por cinco, diez o veinte años. Quiero saber qué estamos haciendo al respecto.

Hoy sabemos que hay miles de muejres allá afuera que han sido víctimas de acoso sexual. Cada víctima sabe que no está sola en su dolor. Se trata de un problema que conocemos. El acoso sexual en 2017 ha dejado de ser un problema sin nombre, ha trascendido los murmullos. ¿Y ahora qué?

Quiero saber cuántas empresas están dispuestas a establecer mecanismos adecuados de identificación y denuncia. Cuántas organizacioones están estableciendo políticas de tolerancia cero, cuántos medios de comunicación están capacitando a redactores y editores para evitar la revictimización.

Quiero que los titulares dejen de señalar a la víctima y empiecen a apuntar hacia los agresores; o mejor aún, que destaquen lo que la sociedad está haciendo por erradicar el problema.

Me he cansado de leer contenido acerca de cómo las mujeres se defienden del acoso sexual en 2017. ¡En 2017! Décadas después de ganar el derecho al voto y reclamar un lugar en la vida política, luego de tantos esfuerzos globales y de feminismo; aún creemos que las mujeres tenemos la responsabilidad de evitar ser provocativas, de no buscar una violación.

Quiero dejar de leer cómo debemos cuidarnos entre nosotras y empezar a leer con qué mecanismos contamos en una sociedad que nos protege.

Que empresas como Uber o Cabify garanticen un espacio seguro en lugar de lavarse las manos en medio de políticas irresponsables, como la publicada el 13 de noviembre de 2017, en la que Uber señala que los usuarios aceptan que la plataforma no ofrece un servicio de transporte, sino de vinculación con proveedores privados, por lo que asumen los riesgos derivados del uso del servicio.

Este 2017 hemos devuelto a las víctimas su voz, pero… ¿y ahora qué?

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