Durante los próximos años, el mayor crecimiento poblacional se dará en las zonas urbanas, en las que viven más de la mitad de los habitantes del orbe.
Es evidente que esta tendencia es consecuencia del desarrollo; sin embargo, tenemos que ser muy cautelosos al plantear esta problemática.
Las ciudades son grandes demandantes de recursos naturales y también generan muchos desechos y gases. Si no se toman medidas importantes en el mediano plazo, en los siguientes cuatro lustros podríamos afrontar colapsos energéticos, agotamiento extremo de campos acuíferos, deterioro de la atmósfera y menores espacios fértiles para la agricultura.
El Economista, “Perspectiva con HSBC”, Valores y dinero, p. 22
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