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La menstruación en el trabajo: un 35% enfrenta descuentos salariales por su periodo

A las barreras que enfrentan las mujeres en el mundo laboral se suma una condición fisiológica ineludible: la menstruación. Este proceso natural sigue estando rodeado de estigmas que limitan su reconocimiento en el entorno corporativo. Según el estudio Menstruación y productividad laboral y la información proporcionada por El Economista, el 35% de las trabajadoras ha sufrido consecuencias económicas, como descuentos salariales, debido a ausencias por malestares menstruales.

La falta de políticas empresariales sobre el tema impide que las colaboradoras cuenten con medidas de apoyo para mitigar su impacto en la productividad. Solo cuatro estados en México han implementado licencias menstruales: Colima, Hidalgo, Nuevo León y Michoacán. Aun así, solo el 9% de las mujeres en estas entidades han podido acceder a estos permisos, mientras que el 75% ha enfrentado dificultades para obtenerlos. Esto demuestra la falta de infraestructura y regulación que garantice el derecho de las trabajadoras a gestionar su salud menstrual sin repercusiones laborales.

Impacto en la productividad y bienestar laboral

Las molestias menstruales afectan directamente el desempeño laboral. Según el mismo estudio, el 53% de las mujeres sufre dolor durante su periodo, y en el 48% de los casos, este dolor es incapacitante. A pesar de ello, las trabajadoras deben cumplir con sus responsabilidades sin un marco de apoyo adecuado. Esta situación genera un dilema: asistir al trabajo en condiciones adversas o faltar con el riesgo de ser sancionadas.

menstruación en el trabajo

El 91% de las encuestadas percibe una disminución en su productividad durante los días de mayor malestar. Este descenso está relacionado con la falta de medidas de mitigación, como la posibilidad de trabajo remoto o flexibilidad horaria. Las empresas que han implementado estas políticas reportan menores impactos en el rendimiento de sus colaboradoras, demostrando que un enfoque basado en el bienestar es una inversión que beneficia tanto a las empleadas como a la organización.

Los cambios hormonales asociados al ciclo menstrual también influyen en la energía y desempeño de las empleadas. Si bien la menstruación en el trabajo es un tema evitado en muchos entornos corporativos, su consideración podría optimizar el bienestar y la productividad general de las organizaciones. La concientización sobre estos efectos permitiría adaptar la carga laboral de manera estratégica, maximizando la eficiencia sin comprometer la salud de las trabajadoras.

Políticas empresariales y su implementación

En México, hay más de 24 millones de mujeres en la fuerza laboral, representando el 40% de la población trabajadora. A pesar de su presencia, sólo el 5% de las empleadas encuestadas afirma trabajar en empresas con políticas de apoyo ante molestias menstruales. Esta cifra es alarmante, pues evidencia la falta de iniciativas que reconozcan las necesidades de las trabajadoras.

Las estrategias empresariales implementadas incluyen licencias menstruales pagadas, flexibilidad horaria y home office. Sin embargo, solo el 11% de las organizaciones han integrado alguna de estas medidas en sus normativas internas. Estas políticas han sido adoptadas tanto por grandes corporaciones como por pequeñas y medianas empresas, lo que demuestra que no es una cuestión de recursos, sino de voluntad para generar un entorno laboral más equitativo.

menstruación en el trabajo

El incremento en la visibilización de esta problemática podría reducir la brecha de género en el ámbito laboral. Implementar medidas de apoyo no solo mejoraría la salud y bienestar de las trabajadoras, sino que también impulsaría su desempeño y permanencia en el empleo. Las empresas que han optado por incluir licencias menstruales y flexibilización han observado una reducción en el ausentismo y un aumento en el compromiso de su talento femenino.

Pérdida de horas laborales y costos asociados a la menstruación en el trabajo

Las molestias menstruales tienen un impacto directo en la economía de las empresas. Se estima que el 45% de las trabajadoras ha faltado o intentado faltar al trabajo debido a los síntomas menstruales. Esta situación representa una pérdida significativa de horas laborales y afecta la continuidad operativa de las empresas, lo que, a largo plazo, tiene consecuencias económicas tanto para las empleadas como para los empleadores.

El cálculo del número de horas anuales perdidas por molestias menstruales refuerza la necesidad de contar con políticas organizacionales incluyentes. En un entorno laboral competitivo, la pérdida de talento femenino debido a la falta de condiciones adecuadas para su bienestar es un problema que las empresas no pueden permitirse ignorar. El reconocimiento de la menstruación en el trabajo como una variable que influye en la productividad permite diseñar estrategias para reducir el impacto de sus síntomas en las operaciones diarias.

Garantizar diagnósticos adecuados y tratamientos para condiciones como la dismenorrea severa también es fundamental. La trivialización del dolor menstrual perpetúa la desigualdad en el trabajo y limita las oportunidades de desarrollo profesional de las mujeres. Además, normalizar la conversación sobre la salud menstrual en los espacios laborales ayudaría a desestigmatizar el tema y a fomentar una cultura de apoyo y comprensión.

menstruación en el trabajo

Hacia una cultura empresarial más incluyente

La integración de políticas que aborden la menstruación en el trabajo es un paso esencial para la equidad de género en el ámbito laboral. No se trata solo de garantizar permisos, sino de generar espacios donde la salud menstrual sea comprendida y atendida sin estigmas. En este sentido, es fundamental que las empresas establezcan canales de comunicación efectivos para que las trabajadoras puedan expresar sus necesidades sin temor a represalias.

A nivel nacional, es urgente ampliar la licencia menstrual, mejorar su accesibilidad y promover diagnósticos oportunos. Empresas y gobiernos tienen la responsabilidad de construir un entorno donde las mujeres puedan desempeñarse en igualdad de condiciones, sin que un proceso biológico natural sea motivo de penalización laboral. La normalización de estas políticas contribuiría no solo al bienestar de las trabajadoras, sino también al fortalecimiento de la competitividad y sostenibilidad de las organizaciones en el mercado actual.

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