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3 mitos sobre bonos verdes

Según Mika Rydman, vicepresidente y tesorero del grupo en Neste, los bonos verdes son una de las formas más comunes en que una empresa puede financiar proyectos sostenibles, ya que «[son] una manera muy efectiva y muy directa de comunicar el compromiso a los inversores”.

En esta búsqueda, instrumentos financieros como los bonos verdes se han vuelto comunes, entendiendo a estos como un tipo de deuda que emiten las organizaciones, tanto públicas como privadas, para financiar proyectos responsables con el medioambiente. Sin embargo, aún existen mitos sobre los bonos verdes que retrasan su relevancia tanto financiera cómo ambiental, de acuerdo con World Economic Forum.

¿Qué son los bonos verdes?

Con el aumento de la importancia en las finanzas sostenibles, es decir, aquellas que toman un papel fundamental en inversiones que aborden los riesgos económicos que trae consigo el cambio climático, se han ido generando una serie de instrumentos financieros para responder a la actual crisis económica y ambiental que enfrenta el planeta. Una de estas respuestas ha sido los bonos verdes.

En concreto, los bonos verdes son instrumentos financieros de renta fija emitidos con el objetivo de abordar el cambio climático y facilitar soluciones medioambientales y sociales. Por lo tanto, son un tipo de deuda que adquieren empresas privadas o públicas para respaldar inversiones enfocadas en los criterios ambientales, sociales y de gobierno corporativo (ESG, por sus siglas en inglés).

Pero, para continuar dando forma a un modelo económico menos agresivo con el planeta, se requiere una nueva visión que permita alinear rendimientos con responsabilidad social. Entonces, parte de este trabajo es conocer los mitos sobre bonos verdes para comprender mejor su impacto y desmentir algunos conceptos erróneos sobre este tipo de inversión.

3 mitos sobre bonos verdes

1. Emitir bonos verdes es una forma de greenwashing

Existen tres razones potenciales para la emisión de bonos verdes corporativos, una de las cuales es el greenwashing definido como «la práctica de hacer afirmaciones engañosas o sin fundamento sobre el compromiso ambiental de la empresa», escribe Caroline Flammer de la Escuela de Negocios Questrom de la Universidad de Boston en su estudio sobre bonos verdes a partir de 2020.

Sin embargo, esta práctica de engaño no esta asociada únicamente a los bonos, sino a las finanzas verdes en su conjunto. Lo que hace que esto siga sucediendo es que aún esté pendiente la cuestión de definir qué se entiende por sostenible o verde. Una forma de mitigar la explotación de los términos es a través de la normalización y la regulación. La Comisión Europea, por ejemplo, ha propuesto un Estándar Europeo de Bonos Verdes para abordar el problema.

Las empresas que emiten bonos verdes también han tomado medidas. Neste, que emitió su primer bono verde en marzo de 2021 para financiar sus soluciones renovables y circulares, ha publicado un marco de financiación verde para monitorear el uso de los ingresos de los bonos verdes.

«La idea detrás de esto es que los inversores puedan invertir de forma segura y con confianza en bonos que se denominan sostenibles».

Mika Rydman, vicepresidente y tesorero del grupo en Neste.

2. Las ganancias y la sostenibilidad no se combinan bien

Los estudios muestran que la emisión de bonos verdes a menudo genera ganancias tanto para la empresa como para sus accionistas. Además de señalar que la emisión de este tipo de instrumentos financieros tiene un impacto positivo en el precio de las acciones, al menos en comparación con la emisión de un bono convencional.

Asimismo, el estudio de Caroline Flammer respalda la hipótesis de que la emisión de bonos verdes aumenta el precio de las acciones, ya que los rendimientos anormales acumulados, utilizados para describir la diferencia entre el rendimiento esperado y el rendimiento real, son mayores para «i) los bonos verdes que están certificados por agencias independientes y ii) emisores por primera vez de bonos verdes».

«Supongo que en algún momento, el financiamiento verde se convertirá en la nueva normalidad. Las cosas cambiarán, por lo que principalmente las empresas apuntan a emitir en formato verde y, si no pueden hacerlo, habrá un aumento en los precios asociado con eso».

Mika Rydman, vicepresidente y tesorero del grupo en Neste.

Reyman también explica que la emisión de bonos verdes puede expandir el mercado de inversores. «Es probable que surjan nuevas bolsas de inversores, o nuevos inversores ecológicos, y esto puede ampliar la base de inversores y el acceso a la financiación para los prestatarios».

3. Invertir dinero en el problema del cambio climático es una solución rápida

A veces, la exageración en torno a las finanzas sostenibles se desborda y las expectativas son demasiado altas. El dinero no lo soluciona todo, al menos no de la noche a la mañana, señala Ioannis Ioannou, profesor de inversión sostenible en London Business School y profesor invitado en Miami Herbert University.

«Alguien tendría que ser ingenuo para pensar que, debido a que los mercados ahora están pensando en inversiones sostenibles, de repente, a la mañana siguiente, el mundo será un lugar mejor».

Ioannis Ioannou, profesor de inversión sostenible en London Business School.
mitos sobre bonos verdes

La industria pesada que depende de los combustibles fósiles, por ejemplo, aún no ha dado los pasos suficientes hacia un futuro verde. «Esos son los grandes contaminadores», dice Ioannou. «Puedes invertir dinero en el problema, pero pasará tiempo hasta que surjan estas tecnologías».

Ioannou también indica que se debe ser consciente de que cambiar el actual sistema económico por uno más responsable no es solo una cuestión de dinero, pero las inversiones como los bonos verdes ayudan a desencadenar la innovación para tecnologías menos contaminantes.

«Es probable que los inversores se vuelvan más selectivos en términos de sus políticas de inversión con el tiempo y comiencen a penalizar o incluso eliminar por completo a ciertas industrias de sus carteras de préstamos».

Mika Rydman, vicepresidente y tesorero del grupo en Neste.

Finalmente, Ioannou está de acuerdo en que en el futuro la sostenibilidad y la financiación estarán aún más entrelazadas. «No tengo ninguna duda de que las nuevas formas de invertir que integran completamente lo financiero y lo no financiero son el camino a seguir». Y, en este camino, será relevante ir aclarando los mitos sobre bonos verdes, además de otros instrumentos para impulsar un desarrollo económico sostenible.

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