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132

Por: Leopoldo Lara Puente

«En 1941 existía el campo de concentración de Auschwitz. Hoy México se está convirtiendo en un campo de exterminio. Si aceptamos lo intolerable, seguiremos viviendo en el terror».
Palabras de Javier Sicilia en su reciente entrega: «El fondo de la noche», una novela que parece una premonición sobre nuestra realidad.

Lo más conmovedor de esta historia real, es el planteamiento que se hace sobre la vergüenza que invade a quienes conservamos la vida, en este escenario en donde muchos seres queridos e inocentes la han perdido.

¿Qué haremos al respecto? Esa es la pregunta que nos hacemos a diario.

Yo me la hago a diario.

Lo acaba de decir Andrés Manuel: «Hay un despertar ciudadano en todo el país; la levadura del movimiento son los jóvenes, son la vanguardia, son el motor del cambio, pero es general, es toda la población. Esa es la realidad». O sea, apuesta por el factor de la participación ciudadana como ingrediente fundamental de la democracia y el ejercicio del poder.

Josefina por su parte lo ha presentado desde un principio como una alternativa: «Es con los ciudadanos con quien se construye el país».

Quadri se describe a sí mismo como un ciudadano que está «hasta la madre» de los políticos y que por eso le entró.

Peña Nieto quizá sea el más cauto en el tema, no tiene una línea formal en la materia, pero en su «Manifiesto» lo incorpora de manera transversal en todas sus propuestas.

Los verdaderos movimientos ciudadanos, sin embargo, van mucho más adelante que esos discursos, proclamas y manifestaciones de los candidatos.

Yo soy 132 o la primavera mexicana, es quizá el más sorpresivo e interesante. Surgido como consecuencia de la manifestación antipeñista en la Ibero, justo cuando los medios afines a ese candidato manifestaban que los jóvenes que participaron en ella no eran alumnos de esa universidad y que era un boicot político, lo que generó que 131 jóvenes grabaran un video con sus credenciales de alumno demostrando lo contrario. De ahí que todos los seguidores sean ahora el 132, el que sigue.

Las propuestas de este creciente grupo ya no sólo estudiantil son variadas y centradas. Bajo el lema «por una democracia auténtica» se generan una serie de propuestas en las que se impulsa la participación ciudadana permanente y sistemática como vía para la democracia. Por supuesto que su principal propuesta va dirigida a democratizar los medios televisivos, sus primeros detractores al nacer.

Parece que este movimiento, dado el contexto en el que se desarrolla y con las redes sociales que lo difunde en segundos, será toda un referente para nuestro país. No por nada se la ha dado en llamar «la segunda revolución».

El movimiento de las víctimas de la violencia cada vez avanza más (lamentablemente), apenas la semana pasada Sicilia dijo a todos los candidatos lo que opinaba de ellos. Los desnudó sobre la mesa, lo hizo desde que llegaron a la sede del encuentro, nadie salió ileso, todos reaccionaron en ese momento. La clave para ganar votos consistirá en su reacción sostenida.

Ese movimiento es una bomba de tiempo, porque cada vez crece más, porque el dolor de las víctimas nadie lo puede frenar, porque no existen respuestas para ellos, para nadie.

Los ciudadanos que tenemos poco tiempo para manifestarnos, pero que lo hacemos cada vez más, también aportamos lo nuestro. Desde nuestras acciones cotidianas, hasta verdaderos ejercicios de transformación de la realidad, a través de los compromisos con la honestidad, con la ética y con la responsabilidad social mediante metodologías que nos comprometen en nuestros dichos ante los demás.

A pesar de estar en medio de tantas campañas y tanta inseguridad, cada vez son más las empresas y organizaciones que apuestan por esos valores y que incorporan prácticas sostenibles en sus actividades. No sólo como organizaciones en lo individual, también buscando aliarse con otras más para formar redes que desde su trinchera hagan algo para salir de esto. Lo sé, porque ahora en nuestra ciudad lo estamos realizando.

Lograr que nuestra comunidad, que México se convierta en un lugar digno y armónico para vivir, no es tarea sencilla.

Si los gobiernos suponen que solamente con su ejercitó lo conseguirán, están completamente equivocados.

La expresión de estos movimientos ciudadanos es una referencia clara de que el gobierno y los partidos han sido rebasados desde hace mucho tiempo y que no pueden seguir adelante sin que la ciudadanía lo haga con ellos.

Los jóvenes han logrado permear a todos a través de las redes. Sicilia lo ha logrado por su elocuencia, por su poesía. Ambas son realidades perfectamente expresadas.

Yo no soy poeta.
Yo soy 132.

Leopoldo Lara Puente
[email protected]
FB: Esta Boca es Mía
TW: @leopoldolara

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