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¿Qué tan preparadas están las empresas mexicanas en sustentabilidad?

1preparempreEn 1962 apareció el libro La primavera silenciosa, en el que la bióloga Rachel Carson lanzó una de las primeras llamadas de alerta sobre las posibles consecuencias que sobrevendrían en caso de continuar el proceso de degradación del medioambiente. El uso excesivo del pesticida DDT ya había causado estragos en la emblemática águila calva de Estados Unidos, y ello fue una de las principales causas para la publicación de la obra.

La primavera silenciosa detonó el primer movimiento ambientalista, el cual derivó, en 1970, en la primera agencia gubernamental establecida por el Congreso estadounidense dedicada exclusivamente al cuidado del ambiente: la Environmental Protection Agency (EPA). O sea que hace más de 40 años la comunidad internacional escuchó por primera vez hablar de sustentabilidad.

Hoy el concepto ha evolucionado y se ajusta a los requerimientos y contextos actuales. En nuestro días, lo sustentable no se puede entender sin los tres pilares que lo conforman: social, económico y ambiental; factores que le dan un sentido amplio y que las empresas comienzan a asimilar bajo su propio enfoque corporativo.

De acuerdo con Jesús González, socio a cargo de la práctica de sustentabilidad, gestión de riesgos y gobierno corporativo de la consultora KPMG, la responsabilidad social corporativa ha evolucionado y, por ello, hoy las empresas hablan más de desarrollo sustentable o de sustentabilidad, término más amplio y que se ajusta mejor a las necesidades tanto de los negocios como del desenvolvimiento socioeconómico.

De hecho, cada vez más firmas se suman a esta tendencia, según una encuesta sobre sustentabilidad corporativa que la consultora KPMG realizó a escala internacional e hizo pública en diciembre de 2010. Reveló que 62% de las compañías cuenta con un programa de sustentabilidad; que la inversión en políticas con ese enfoque se incrementó respecto del año previo, y que los beneficios obtenidos por reducciones en consumo de energía eléctrica y la eficiencia en el uso y consumo de recursos como el agua, son relevantes, pero además, generan una mejor relación con clientes y proveedores.

Pero falta hacer mucho más. Bajo la necesidad de mitigar los efectos del cambio climático, tanto gobiernos como corporaciones de todo el mundo diseñan modelos y políticas de desarrollo sustentable, entendido como “la habilidad para lograr una prosperidad económica, sostenida en el tiempo, protegiendo al mismo tiempo los sistemas naturales del planeta y proveyendo de una alta calidad de vida a las personas”.

Según Luis Manuel Guerra, experto en estas temáticas, la humanidad está comenzando a vivir una nueva etapa de desarrollo sustentable en la que se deben satisfacer los requerimientos energéticos del planeta, sin poner en riesgo la estabilidad de los recursos naturales y el de los ecosistemas; se deben aprovechar las fuentes energéticas como el sol, el viento, la biomasa, la geotermia, la fototérmica, la maremotriz, el biodiesel o el etanol.

Obligación de informar

El tema ha cobrado gran relevancia en los últimos años, a tal grado que existen mercados bursátiles que operan índices de sustentabilidad, como los de Nueva York, Londres, Brasil o México. Aquí, la Bolsa Mexicana de Valores ya trabaja en la elaboración de un indicador en el que las empresas den a conocer un reporte sobre sustentabilidad, al igual como lo hacen con los informes financieros.

González, de KPMG, informa que para que una firma se inicie en un proceso de desarrollo sustentable, debe realizar una serie de ajustes y procesos en la cultura y política organizacional, esfuerzos encaminados a propiciar un balance en el desarrollo económico, social y ambiental. Pero tales iniciativas, de no ser comunicadas en forma adecuada y eficiente, tendrán resultados limitados.

Toda una faena por hacer. En el caso de México, se requerirá de los esfuerzos y compromisos tanto del gobierno en sus tres niveles, como de las empresas. Hasta ahora, según el químico Guerra, son las firmas multinacionales que operan en el país las que han mostrado mayor empeño con el tema de la sustentabilidad, mientras que las compañías nacionales todavía muestran algunos rezagos al respecto. No obstante, existen corporaciones mexicanas que se erigen como honrosas excepciones ver listado.

Hay varios indicadores que permiten saber qué tan comprometidas están las instituciones con el cuidado ambiental. La huella de carbono –o huella ecológica como también se le conoce–, es un índice que cuantifica la cantidad de Gases de efecto invernadero (GEI) directas e indirectas, medidas en emisiones de CO2, que son liberadas a la atmósfera debido a todas las actividades humanas. En este sentido, la aplicación de esta herramienta como medición de todo tipo de actividad, ya sea en la industria o en actividades comerciales, permite medir las emisiones generadas en todas las actividades involucradas del ciclo de vida de un producto, desde la adquisición de las materias primas hasta su gestión y disposición como residuo.

Desde luego, la cadena de suministros es una pieza importante en la medición de GEI. Para Rafael Lira, gerente de relaciones gubernamentales de Procter & Gamble (P&G), “las empresas no deben ir solas en los esfuerzos por contribuir a mejorar el medioambiente, sino que deben ir de la mano junto con sus proveedores”. Semejante opinión tiene Juan Andrés Ruiz, gerente de sustentabilidad corporativa de Walmart de México: “Contar con una proveeduría alineada con los intereses de la empresa, es fundamental para aplicar políticas sustentables y así poder alcanzar los objetivos trazados”, dice.

Se estima que el seguimiento de la huella de carbono se constituirá en un futuro cercano en una norma de comercio mundial. Jorge Acosta, gerente de seguridad y sustentabilidad para Unilever de México, refiere que “la tendencia global se encamina precisamente a la creación de normas comerciales con sentido medioambiental”.

Los organismos empresariales y las propias compañías jugarán un papel importante en el desarrollo sustentable, y sus decisiones y políticas al respecto serán determinantes para contribuir a la mitigación de las emisiones de GEI, así como al manejo eficiente de los recursos con los que operan. La disposición del sector privado para mejorar las condiciones ambientales está relacionada con las regulaciones y normas, tanto de los gobiernos como de los movimientos ambientalistas para adecuar su operación a las necesidades de preservación del ambiente.

Y el tema de reglamentación genera discusiones. La aplicación, disposición y etiquetado de productos y procesos con las mediciones de la huella ecológica ha ocasionado inquietud entre los países y, por supuesto, entre las grandes empresas, debido a que las implicaciones no son las mismas para todas las naciones. La Organización Mundial de Comercio y diversos entes multilaterales se encuentran trabajando para adecuar las condiciones y características particulares de cada región a fin de aplicar de modo correcto la etiqueta ecológica en el marco del comercio internacional, para de esa manera evitar que sea utilizada como una medida discriminatoria o proteccionista.

La tendencia planetaria se enfoca a que cada vez un mayor número de consumidores busquen con mayor frecuencia productos y fabricantes que estén comprometidos con el ambiente, y que sus productos cuenten con el sello de la huella ecológica. Un estudio de la Fundación Carbon Trust señala que 65% de los consumidores de la Unión Europea y Estados Unidos prefiere aquellos artículos que cuentan con este sello.

Por otro lado, debido a la urgencia para mitigar las emisiones contaminantes, el Banco Mundial –mediante los programas de eficiencia energética y energía renovable–, ha impulsado proyectos para generar nuevas tecnologías que utilicen recursos renovables que generen energía eléctrica, principalmente.

En la cumbre en Copenhage, y luego en la COP16 de Cancún, se acordó que los países que contribuyeran más a la emisión de GEI dispusieran de recursos económicos del Banco Mundial. Estos fondos se destinarán a las principales economías emergentes como Brasil, China, India, Indonesia y México, debido a que esos países demandarán en un futuro próximo mayores cantidades de energía por el crecimiento de sus economías. Las resoluciones tomadas durante la COP16, establecen un fondo de apoyo para esas cinco naciones por 100,000 millones de dólares por año hasta el 2020.

En México existen ya algunos proyectos apoyados con recursos del Banco Mundial y hasta el momento empresas como Walmart, Iberdrola, Peñoles, Bimbo, Cemex, Acciona, Femsa y la propia Comisión Federal de Electricidad, cuentan cada una con contratos de cogeneración de energía eléctrica, con diversos proveedores que operan los distintos parques eólicos en el estado de Oaxaca. 

Metodología

Para el presente informe de Empresas Verdes realizado por PODER, se seleccionaron 21 empresas que presentaron los datos más consistentes, de un total de 75 cuestionarios recibidos. El listado se ordenó por el año reportado por las compañías en el que iniciaron sus prácticas de sustentabilidad, por lo tanto, NO debe leerse como un ranking.

Listado I: Presenta los esfuerzos internos realizados por las empresas durante 2009 y 2010 para reducir sus impactos ambientales y mejorar sus prácticas de sustentabilidad. En él, el lector atisbará al interior de las compañías y observará los esfuerzos y actividades que éstas realizan día a día para contribuir con el mejoramiento del ambiente; asimismo, se encontrarán con diferentes niveles de reducciones de actividades contaminantes de las empresas.

En algunos casos, las reducciones son considerablemente altas, mientras que en otras llegan a ser mínimas, no obstante, dichos números no significan menores esfuerzos por parte de esas empresas, ya que cada programa de sustentabilidad, responde a las características y necesidades propias de cada firma y sector en el que se desempeña. De hecho, el Global Reporting Iniciative (GRI), considera evaluaciones sectoriales con el fin de medir los impactos en el sector al que pertenecen las compañías.

Listado II: Los beneficios internos resultado de la implementación de prácticas verdes son importantes para que las empresas comiencen a impactar positivamente su medio entorno y el ambiente en general; el segundo listado es complemento del que refiere las medidas y prácticas internas de sustentabilidad. Esta parte se centra en las actividades de las empresas y sus programas enfocados a contribuir con la disminución de emisiones de GEI. Ésta es la parte más visible para la sociedad en cuanto a trabajo y resultados de las empresas en relación con sus prácticas ambientales. El listado está ordenado bajo el mismo criterio que el anterior: año de inicio de prácticas y programas de desarrollo sustentable.

Fuente: Podermagazine.com
Por: Ismael Jiménez Márquez.
Publicada: Octubre de 2011.

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