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RSE: Edward Freeman «La construcción de un mundo más ético»

El creador de la teoría del Stakeholder de la empresa moderna, profesor Edward Freeman, ha recibido el doctorado honoris causa por la Universidad Pontificia Comillas-ICAI-ICADE, a propuesta de su Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales (ICADE), en un solemne acto académico celebrado esta mañana.

Por su interés reporducimos a continuación su lección doctoral.

Miren a su alrededor. La ética y las cuestiones éticas parecen estar en todas partes. Una búsqueda reciente de titulares ha mostrado asuntos relacionados con la ética en la política, los negocios, la sanidad, la tecnología, el deporte, el mundo del espectáculo y la cultura popular, la religión, los medios de comunicación, la familia y el derecho. Añadamos a esta proliferación de titulares, el hecho de que el mundo de hoy es más pequeño. ¿Cómo vamos a poder encontrarle sentido a esta “confusión floreciente y zumbante”, expresión acuñada por el filósofo William James?.

Muchas personas han afirmado que América del Norte ha perdido su brújula moral, que tenemos lo que podría constituir una crisis de ética en el país. Aseguran que nos hemos convertido o que corremos el peligro de convertirnos en una sociedad egocéntrica, introvertida e indiferente a los problemas del resto del mundo. No estoy seguro sobre el lenguaje de crisis; al fin y al cabo quienes (de los que pertenecen a mi generación) pueden olvidar “la crisis energética” como equivalente moral de la guerra, o la crisis de la droga, o ¿fue la “guerra de la droga”? (Y, espero de veras que el presidente electo Obama empiece a llevar a cabo la transformación que tanto necesitamos).


Lo que sí sé con certeza es que nuestra sociedad se enfrenta a numerosos retos éticos, y la mayoría de los análisis que se han hecho hasta ahora constituyen solamente una verdad a medias. Miren los titulares de un día de julio de este año… y solamente se muestran titulares referentes a los Estados Unidos. El siguiente cuadro muestra los titulares que encontré en un solo día.

Cuestiones éticas publicadas el 27 julio 2008

La mayoría de los americanos están molestos con el estado de la nación.

El cambio de presidente deja a los EE.UU. vulnerables a ser atacados.

La puerta a punto de cerrarse en el acuerdo sobre tropa en Irak.

EE.UU. retira los cargos de crímenes de guerra contra detenido en Guantánamo.

Distribuir la riqueza. EE.UU. ya lo hace.

El primer ministro tailandés derrocado. Thaksin condenado a 2 años de prisión.

Abogados discuten sobre Stevens en el juicio por corrupción.

Cartas amenazantes a Chase aumentan. FBI.

La Reserva Federal ayuda al mercado del dinero. El FMI prepara el rescate.

Los valores bursátiles caen por miedo a una recesión.

El banco alemán Bayern LB será el primero en recibir ayuda estatal.

Google publica el código fuente abierto Android.

Yahoo despide a 1.500 trabajadores.

El acuerdo de GM Chrysler tal vez requiera dinero federal.

Farmacia en Virginia se guía por la fe, no vende métodos anticonceptivos.

Ejecutivo de Merrill Lynch deja la compañía con importante indemnización.

Se insta a que aumenten las comprobaciones de la seguridad de cunas después de ser retiradas del mercado.

El Congreso cancela novedoso programa de satélites.

La seguridad es problema para drogas de nueva generación también.

Tribunal holandés declara culpables a dos acusados de robar artículos virtuales.

Página web para las elecciones en Ohio se cierra tras ser pirateada.

Ebay prohibirá la venta de artículos de marfíl.

AVG señala que Zonealarm es malware.

Sony retrasa videojuego debido a música ofensiva.

Fuente: Yahoo.com, 27 de julio de 2008.

Ahora, tal vez argumenten que algunas de las cuestiones que aparecen aquí no son cuestiones “éticas”, pero yo les instaría a que adoptaran una visión más amplia de la ética. Si ven la ética como la forma en que las decisiones que tomo yo les afectan a Uds. o la forma en que las decisiones que nosotros tomamos afectan a los demás, entonces se puede defender el argumento que la mayoría de estas cuestiones tienen algo que ver con la ética. Mi planteamiento es sencillo.

¿Cómo se puede sacar sentido de todas estas cuestiones? Dichas cuestiones proceden de diversos lugares y no necesariamente están relacionadas. ¿Se pueden imaginar lo que significaría tener un punto de vista cuidadosamente elaborado sobre cada una de ellas? Dejemos de lado la idea que si eso es lo que esperamos de nuestros políticos, es lógico que el sistema se haya roto. Simplemente pensemos en la manera que criamos a nuestros hijos. Es abrumador pensar que tengo que pensar en el SIDA y la educación sexual en la India junto con la guerra, el apartheid y la tecnología. Y no nos olvidemos de cuestiones más usuales sobre cómo debo tratar a los amigos y a los extraños. En un mundo tecnológicamente muy sofisticado, las cosas cotidianas no se han simplificado.

Hay por lo menos cuatro historias incompletas sobre cómo se pueden entender estos fenómenos. En primer lugar, el mundo sencillamente ha sufrido cambios sustanciales. Y, por supuesto, tiene su lógica. El mundo actual subraya el conflicto ético más que nada porque somos más conscientes que nunca de otras culturas y otras formas de vida. Así que nos tenemos que acostumbrar a un mundo distinto, pero sigue estando la cuestión de: ¿cómo? ¿qué hacemos?. Necesitamos un diálogo que tenga en cuenta estas diferencias culturales y éticas.

En segundo lugar, algunos han sugerido que necesitamos una concepción más global de nuestra ética. Necesitamos ver si nuestros principios éticos nos pueden sostener en el mundo de hoy. Una vez más, la manera cómo lo hagamos es muy importante. No podemos simplemente aplicar principios probados en el pasado ya que no siempre funcionan. Por ejemplo, tenemos una idea clara del principio de la propiedad (es mío, y si yo lo tengo, entonces tú no lo tienes); no obstante, en la edad digital, parece bastante difícil aplicarla. Y mientras que es cierto que necesitamos mejor razonamiento ético, puede resultar que en diferentes sociedades se tengan conceptos globales de la ética distintos. Ya hay suficientes diferencias en la religión, no necesitamos más. Lo que necesitamos es el diálogo dentro y entre esos conceptos de la ética.

En tercer lugar, algunos han defendido la idea de que es necesario volver a un espacio cívico donde nos podamos reunir para razonar sobre estas cuestiones y nuestro futuro. Sin embargo, en la mayoría de los casos, lo que hemos visto son reuniones artificialmente construidas por un grupo de políticos de élite con intereses personales. Hay algo de verdad aquí, pero tendremos que crear nuevas maneras de dialogar juntos. Necesitamos reivindicar un espacio cívico para mantener diálogos que puedan cambiar el rumbo actual.

Por último, algunos han dicho que necesitamos más liderazgo moral. Esto es cierto, pero no estoy dispuesto a dejar la estructura de lo que defendemos en manos de los líderes. Una de las mayores ventajas del nuevo mundo en el que vivimos es que el liderazgo puede proceder de varios sitios. Pero, la cuestión es, ¿cómo pueden lograr nuestros líderes entender estos mismos fenómenos? ¿A quién deberíamos seguir?.

Hoy quiero hacer una propuesta diferente. Pienso que necesitamos un diálogo que atraviese generaciones, sociedades, los ejes norte-sur, este-oeste, clases sociales, razas, religiones y demás contingencias de la vida. Este diálogo debe poner la ética y las cuestiones éticas en la palestra. En definitiva, necesitamos re-moralizar nuestras conversaciones acerca de lo que significa vivir la buena vida y crear buenas comunidades.

Quiero ser lo más claro posible acerca de lo que dicha re-moralización significa y no significa. La re-moralización de nuestro diálogo significa:

Articular una serie de principios para cada una de nuestras instituciones que nos ayuden a descubrir sus objetivos.

Construir una conversación continua sobre estos principios y objetivos.

Adoptar una especie de mentalidad de experimentalismo Deweyana alrededor de estos principios y objetivos.

Esperar de forma rutinaria este tipo de conversaciones por parte de nuestros líderes, especialmente los políticos.

Enseñar a nuestros ciudadanos, hijos y adultos, cómo mantener mejores conversaciones acerca de las cosas que más nos importan.

Orientar a nuestras instituciones para que construyan la esperanza y la libertad.

Es conveniente que les haga una advertencia. La re-moralización en este sentido no tiene nada que ver con el fundamentalismo. Cuando el “fundamentalismo” se refiere a la aplicación de soluciones que han funcionado en el pasado sin reflexión ni sentido crítico, pienso que es lo que nos ha metido en el lío en el que nos encontramos. Los “fundamentalistas” pueden adoptar varias formas. Pueden ser cristianos, musulmanes, hindúes, liberales, conservadores, pueden ser profesores universitarios, políticos, obreros o cualquier otra persona que se niegue a dialogar y que piense que no puede aprender de los demás. Yo respeto a casi todas las personas y sus puntos de vista (aunque, si tengo que ser sincero, tengo ciertos límites), pero ustedes y yo necesitamos comprometernos a emplear nuestro tiempo y energía dialogando con los que comparten nuestras inquietudes acerca de nuestra sociedad globalizada, y que quieren involucrarse en el proceso de generar soluciones.

Les invito a reflexionar conmigo durante unos momentos sobre cómo ejercer lo que mi colega, la profesora Patricia Werhane ha llamado nuestra “imaginación moral”. Nuestra habilidad para crear un mundo ético está limitada por las historias que podemos contar. El único límite lo pone nuestra imaginación. Así que reflexionen conmigo mientras les planteo unas cuantas preguntas. No pretendo sugerir que estas preguntas contienen las respuestas a todos nuestros problemas. Lo que sí contienen son algunas sugerencias que rara vez conforman el diálogo que necesitamos. Por ejemplo:

(1) Cómo serían nuestras instituciones políticas en todo el mundo si:

Los gobiernos no usaran el poder coercitivo.

Tuviéramos una mancomunidad de naciones unidas para la creación de valor y comercio.

Las personas tuvieran libertad de movimiento a través de las fronteras.

Hubiera impuestos más bajos en todo el mundo.

Convirtiéramos la “guerra contra la droga” en la “guerra contra la ignorancia”.

Todos los puestos políticos fueran ocupados por mujeres durante los próximos 100 años.

Los generales tuvieran que ser madres.

Los políticos dejaran de echarse los trastos a la cabeza.

Las personas votaran.

(2) Cómo serían nuestras empresas si:

Las empresas se consideraran como parte de las comunidades y se dedicaran a mejorarlas.

Los ejecutivos y todos los empleados vieran su trabajo como la creación de valor para las partes interesadas – para mejorar su situación económica.

La empresas fueran lo más claras y transparentes posibles acerca de su política.

Los ejecutivos entendieran los efectos de sus propias “teorías acerca de lo que mueve a las personas”.

Las empresas permitieran que sus empleados pudieran llevar a cabo “la autorrealización y la búsqueda de la autenticidad”.

Los lugares de trabajo fueran comunidades en las que las personas quisieran vivir.

Las personas creyeran a Mohamed Yunus cuando dice que la pobreza debería estar en un museo.

(3) Cómo serían nuestras escuelas y universidades si:

Cada escuela tuviera un propósito claro y comprometido.

La educación fuera para toda la vida.

Cualquiera pudiera ir a la escuela en cualquier momento de su vida.

Cualquiera pudiera impartir un curso a los demás en las escuelas.

Las escuelas estuvieran abiertas 24 horas al día, 7 días a la semana, 365 días al año.

Las escuelas fueran tecnológicamente sofisticadas.

Las escuelas no dependieran de una ubicación geográfica, es decir, si hubiera escuelas virtuales.

La asistencia no fuera obligatoria.

Tuvieras que estar comprometido con aprender; si no, tendrías que dejarlo.

Hubiera guarderías que no estuvieran mezcladas con el sistema escolar.

Elimináramos la competencia con los demás e instauráramos la competencia con nosotros mismos para mejorar y aprender más.

Valores como la amabilidad, integridad, perseverancia y responsabilidad cobraran protagonismo.

Valoráramos a nuestros profesores tanto como valoramos a nuestros héroes deportivos y a las estrellas del rock.

Nos dedicáramos a inspirar a las personas para que aprendan y se responsabilicen de su propio aprendizaje.

(4) Cómo serían la ciencia y la tecnología si:

Nos viéramos como pioneros – que tuviéramos que explorar tanto nuestro propio mundo como el próximo, el de nuestros hijos.

Pudiéramos inventar artilugios ingeniosos que mejoraran el medio ambiente, ayudaran a mejorar la vida de las personas y produjeran beneficios económicos.

Pudiéramos colocar la exploración del conocimiento humano al mismo nivel de importancia que la “guerra contra el terrorismo o las drogas”.

Todo el mundo estuviera conectado:

A los demás.

Al conocimiento humano.

A la historia del hombre.

Por menos de 100 dólares (80 euros) al año.

Viéramos tanto a la literatura como a la ciencia como dos maneras similares de intentar mejorar nuestras vidas y crear mejores comunidades.

(5) Cómo serían nuestras instituciones religiosas si:

Todas las religiones renunciaran a la violencia.

Todos los líderes religiosos firmaran un documento denunciando categóricamente sin excepciones el uso de la violencia para alcanzar cualquier objetivo religioso o acabar con una vida… y qué pasaría si los políticos firmaran un documento similar…

Cada religión reconociera a las demás y su legitimidad.

Ha llegado el momento para que elevemos el nivel de nuestro diálogo público en todas nuestras instituciones. Necesitamos anteponer la ética, los valores y los principios, pero a la vez saber mantener un diálogo abierto que evita los moralismos. Necesitamos aplicar lo que he llegado a llamar la Regla de Ben, Emma y Molly (Ben, Emma y Molly son los nombres de mis tres hijos.). La regla es la siguiente: al final del día debo poder ir a casa y decirles a Ben, Emma y Molly – dejadme que os cuente lo que hice hoy, de lo cual me siento orgulloso – de lo que quiero que aprendáis. Si no estamos intentando que nuestras instituciones sean lugares donde puedan vivir nuestros hijos, hemos colocado la vara de medir demasiado baja. Necesitamos rehacer nuestro mundo, para convertirlo en un mundo mejor. El futuro de nuestros hijos depende de ello.

R. Edward Freeman

University of Virginia

Fuente: Diario Responsable

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