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Proveedores de “Fondos recomendados por donantes”, son cuestionados por The Economist

Por: Emilio Guerra Díaz

De gran interés para el sector filantrópico resultó la publicación en el periódico The Economist: A philanthropic boom: “donor-advised funds” (marzo 23 de 2017), que traducido al castellano podría significar: “Un auge filantrópico, fondos recomendados por donantes”.

Como señala el artículo, los “fondos recomendados por los donantes” o DAF’s son muy populares en los Estados Unidos, pero se están expandiendo a Canadá y Reino Unido con gran rapidez. La preocupación The Economist es examinar qué tan útiles son estos servicios para dirigir recursos a causas filantrópicas, cómo funcionan y qué inconvenientes podrían presentarse; así como también cual es la regulación a la que están sujetas. El periódico inglés revisó varios casos de organizaciones que en EEUU ofertan el servicio.

Los “fondos recomendados por los donantes”, DAF’s, consisten en convocar a los filántropos, fundaciones e inversionistas sociales a “estacionar” o dirigir fondos que querrán donar en un futuro de corto y mediano plazo a una cartera general de inversionistas de organizaciones especializadas que ofrecen ese servicio para incrementa los recursos. Algunos ejemplos en EEUU son: Fidelity Charitable, Bank of America Charitable Gift Fund, American Endowment Foundation, Schwab y Vanguard, las dos últimas creadas por financieras lucrativas.

De esta manera las organizaciones que ofrecen los DAF’s surgen con el ánimo de reunir considerables volúmenes de dinero y pueden ser mirados como intermediarios y son cuestionados por algunos estudiosos y académicos norteamericanos. Pero ¿Qué características tienen los DAF’s?

Quizá la más importante es que la regulación de estos mecanismos aún no se ha consolidado en EEUU siendo responsabilidad de la ISR, o Internal Revenue Service (el equivalente del Sistema de Administración Tributaria en México). Se dan por mecanismos de buena fe, pero The Economist plantea varios interrogantes. El diario cita que los DAF’s surgieron en EEUU desde la década de los treinta, pero tuvieron gran interés en la década de los sesenta y fueron retomando relevancia en los primeros años de este siglo.

Actualmente las organizaciones proveedoras del servicio DAF’s pueden ofrecer deducibilidad de impuestos a favor del donante porque suponen que el mecanismo acelera la llegada de recursos a causas filantrópicas que les requieren, ventaja que no tienen las fundaciones y éstas en cambio se ven obligadas por ley a otorgar donativos cada año de al menos 5% de su patrimonio, lo que no sucede con las DAF’s. The Economist señala que incluso algunas fundaciones “destinan” el 5% a las DAF’s, de tal manera que reportan el cumplimiento de la regla, pero el dinero permanece como propiedad de la fundación, pero estacionados en los fondos DAF’s. Así “dicen que donan” pero en realidad no lo hacen.

Para el donante hay una ventaja adicional: los recursos donados son deducidos incluso en el mismo año en que fueron otorgados. Adicionalmente los datos de los donantes individuales respecto a cómo destinaron sus donativos no son públicos, lo que supone un espacio de opacidad que pueden aprovechar las organizaciones proveedoras.

La diversificación de inversionistas y aumento del volumen de recursos ha modificado el comportamiento de las organizaciones que ofrecen los DAF’s, pues The Economist señala que diversas firmas financieras están apoyándose en este recurso para incrementar su inversión y existe la posibilidad de que pudieran desviar recursos para situaciones de auto beneficio como el otorgamiento de becas para familiares de los donantes. Parece que están socorriendo más que a causas sociales a los ricos y por otra parte se prestan al abuso y se manejan con gran opacidad. Incluso algunas organizaciones que manejan los DAF’s pueden destinar los recursos a campañas políticas y otros fines alejados de la filantropía.

The Economist refiere un dato curioso. Con la llegada de Donald Trump a la presidencia de EEUU, los fondos dirigidos a las DAF’s han aumentado considerablemente por temor a que el mandatario reduzca los beneficios fiscales de la filantropía.

Por otra parte, las Tecnologías de Información sumadas a los servicios que ofrecen las proveedoras del DAF’s, facilitan al donante “mover” sus recursos a las causas que decidan tan rápido como acceder a cuentas de internet y hacer una transferencia.

Los proveedores de DAF’s pueden dirigir la inversión de los donantes a los fondos administrados por ellas lo que les representa tener más activos e invertirlos a su favor, donde se ubicaría “el negocio” de las proveedoras, dirían los más escépticos (algo similar sucede en México con sus debidas proporciones y que merece dirigir investigación consecuente sobre cómo funcionan la mayoría de los sitios de crowdfunding, que pudieran actuar en opacidad respecto al monto que recaudan las campañas contra el recurso que entregan al solicitante. La SHCP no las ha regulado aún y solo una de ellos emite recibos deducibles siguiendo la normatividad para donatarias).

Por otra parte, dice The Economist, que los donativos destinados a DAF’s pudieran retornar a la organización que los otorgó en un principio, los mantiene por un tiempo en un instrumento de inversión del fondo para luego dirigir donativos a la misma organización.

Vaya situación que habrá de definirse en EEUU, mientras Canadá y Reino Unido podrían ser cautelosos.

De este artículo se pueden realizar las siguientes reflexiones:

Al crecimiento del sector filantrópico (en cualquier país) le acompaña el surgimiento o aparición de organizaciones que podemos denominar “intermediarias”, que ofrecen distintos servicios, algunos útiles y otros cuya necesidad es creada artificialmente para este conjunto de organizaciones. Entre las primeras se encuentran las fortalecedoras y quizá algunos los sitios de crowdfunding y servicios de consultorías especializadas. Dentro de las segundas algunas “certificadoras”.

En ciertos casos, personas crean asociaciones, buscando aprovechar las lagunas que hay tanto de legislación como en la fiscalización para obtener un beneficio a través de un negocio o como se dice popularmente “lucrar con el sector filantrópico”, como se pudiera sospechar que es lo que está sucediendo con las DAF’s.

Persiste como una constante que la legislación con frecuencia vaya atrás pero las diferencias culturales marcan respuestas específicas por parte del Estado frente a las organizaciones filantrópicas. En el caso de las DAF’s, el ISR ha apostado a la buena voluntad y quizá haya sido laxa con las proveedoras, mientras que en México hay sobrerregulación. Allá hay confianza en el sector filantrópico, acá gran desconfianza.

Desde el Consejo Directivo

El Presidente del Directorio expresó que es lamentable que prosperen injurias a miembros de organizaciones de la sociedad civil como las que ha sido objeto Juan Pardinas, Director del Instituto Mexicano de la Competitividad, quien ha sobresalido por su trabajo anticorrupción. Quieren manchar su reputación y su trabajo, pero a todas luces Pardinas sale bien librado.

La Secretaria del Consejo felicitó a WWF México por la iniciativa “La Hora del Planeta”, la cual convocó a voluntarios para apoyar el evento. En esta edición más de 170 países se sumaron al apagón que por una hora se hizo por la noche. Obvio, dijo la Secretaria, no se busca ahorrar energía, sino dar visibilidad a la necesidad de tener otra actitud frente al uso de la energía y a desarrollar una cultura medioambiental.

Los políticos luego se preguntan para qué están las organizaciones de la sociedad civil acusando que se sienten superiores y con facultades para señalar al Estado y sus instituciones, dijo el Tesorero. Pues existen para evitar arbitrariedades como la sucedida con el juez veracruzano, Anuar González Hemadi quien en un ridículo dictamen desestimó que el joven “Porky”, Diego Gabriel Alonso Gutiérrez, haya cometido estupro. Unos cuantos billetazos hacen que redacte una liberación ridícula.

Muy activa estuvo la Fundación Carlos Slim en el pasado mes de marzo, dijo el Director de la organización. Además de celebrar un convenio para apoyar a la Secretaría de Salud de Yucatán, también envió ayuda humanitaria a los damnificados en Perú por casi 26 toneladas. Adicionalmente firmó otro convenio con la UNAM y la Comisión Nacional de Derechos Humanos para brindar apoyo a migrantes. Asimismo, participó en el foro “La Vacunación: Prioridad de Salud Pública en México”, que fue organizado por la Cámara de Diputados, en particular por la Comisión de Salud y la Sociedad Mexicana de Salud Pública.


Emilio Guerra Díaz

Emilio Guerra cuenta con amplia experiencia en la Gestión de la RSC, destacando su trabajo en el área de vinculación con la comunidad que potenciar la inversión social empresarial. Ha gerenciado fundaciones empresariales.

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