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Piden “responsabilidad moral” a industria de alimentos ante COVID-19

Erika Barón

“La fortificación obligatoria de alimentos básicos con vitaminas y minerales es una medida especial que puede ayudar a la población a obtener los requerimientos diarios de micronutrientes; sin embargo, en el contexto de la inseguridad alimentaria que ha provocado la COVID-19 se ha vuelto más crítico garantizar su cumplimiento”, urgió Doré Castillo, Coordinadora de Vinculación y Políticas Públicas de Salud Crítica.

De acuerdo con un estudio presentado por la Fundación Changing Markets sobre el cumplimiento de la NOM-247 en México, sólo 7% de las marcas más populares de harinas, maíz y productos derivados están fortificadas con hierro, zinc, ácido fólico y vitaminas de complejo B, sustancias necesarias para una buena nutrición y que evitan la aparición de anemia en niños y mujeres embarazadas.

El estudio “Dándole la vuelta a la tortilla ¿Las tortillas y el pan en México están fortificados de manera adecuada?” resalta también que 55% de los hogares tienen algún grado de inseguridad alimentaria, es decir, una incapacidad para satisfacer sus necesidades alimentarias mínimas durante un período prolongado.

Yatziri Zepeda, fundadora de Proyecto Alimente, afirmó que la pandemia por COVID-19 “nos ha mostrado que el sistema alimentario global es vulnerable e inestable”, pues se estima que la pérdida de empleos y baja en la economía que generó la pandemia aumente de 83 a 132 millones de personas con desnutrición en el mundo este año”.

“La emergencia sin precedentes que vivimos requiere la actuación firme del gobierno de México para fortalecer la norma, mejorar el monitoreo y hacer cumplir la ley. Las empresas productoras de harinas, panes y tortillas deben ser inspeccionadas de manera regular, y, en caso de incumplimiento, deben recibir sanciones significativas”, aseveró en entrevista para Expok.

Resaltó la “necesidad de que la industria de alimentos cumpla con la obligación que tiene ante la ley y la responsabilidad moral de abordar los retos nutricionales que sufre la población más vulnerable”.

Sonia Rodríguez, jefa del Departamento de Alimentación, Cultura y Ambiente del Instituto Nacional de Salud Pública (INSP), expresó que “las deficiencias de algunas vitaminas y minerales siguen siendo un problema de salud pública en México, y podrían incrementar debido a la pandemia por COVID-19, afectando principalmente a los niños y mujeres en edad fértil.

La COVID-19 impactará “más que cualquier otra crisis económica que se haya registrado en un incremento de la desnutrición infantil por disminución de ingresos familiares, cambios en la disponibilidad y asequibilidad de alimentos saludables e interrupciones en los servicios de salud y nutrición”, apuntó Anabelle Bonvecchio Arenas, directora de Investigación en Políticas y Programas de Nutrición del INSP.

Por su parte, Ana Larrañaga, directora General de Salud Crítica y Coordinadora de ContraPESO, destacó que “nos encontramos en un panorama de inseguridad alimentaria frente a la pandemia, en ese contexto solicitamos que se abra esta norma oficial, puesto que tiene un potencial enorme para brindar micronutrientes esenciales, como el hierro, a la población que vive con mayor vulnerabilidad”.

La especialista en nutrición citó datos de la encuesta ENCOVID19, realizada por investigadores de la Universidad Iberoamericana, la cual refiere que entre uno y tres hogares mexicanos han tenido una pérdida de 50% en sus ingresos y que la calidad de la dieta habría disminuido alrededor de 27% en calidad y cantidad debido a la falta de recursos económicos.

“A mayor inseguridad alimentaria mayor es el riesgo de deficiencias de todos los nutrientes, en este caso de micronutrientes, de vitaminas y minerales, lo cual es un tema de injusticia social”, apuntó Larrañaga y recordó que la deficiencia en el consumo de hierro es una de las principales causas de anemia.

“Esto trae consigo consecuencias serias de desnutrición crónica que genera a su vez susceptibilidad a infecciones, lo cual es un tema de consideración frente a la pandemia (…) La atención de este problema, cuyas causas subyacentes son la pobreza y desigualdad requieren de un enfoque integral”, acotó Larrañaga.

Cabe mencionar que la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (ENSANUT) asegura que entre 2012 y 2018 ha incrementado 23% el padecimiento de anemia en diversas regiones del país, entre cuyas razones dietéticas se encuentra una ingesta deficiente de nutrientes debido a motivos económicos.

El informe de Naciones Unidas “El impacto de Covid-19 en América Latina y el Caribe” registra que a finales de 2020 México ocupará el cuarto lugar en porcentaje de pobres y en pobreza extrema.

“El número de pobres aumentará en 11 millones y en pobreza extrema en nueve millones. En pobreza extrema pasarán de 10.6 a 18.2% por ciento: el promedio regional es 15.5 por ciento. México será el país con mayor aumento en el porcentaje en pobreza alimentaria”, destaca el informe.

Esta investigación fue realizada en conjunto con la asociación mexicana Proyecto Alimente, y en ella se analizan 69 productos de tortilla y 43 panes de las marcas, de los cuales sólo 1% de las tortillas y 14% de los panes están elaborados con harinas que cumplen con los niveles de hierro y zinc que marca la ley, vigente desde 2000.

Entre las marcas que se analizaron se encuentran: Abarrey, Tirixcom, Gruma, La Comer, Bimbo, Chedraui, La Esperanza, Walmart, Lecaroz, La Espiga, Soriana, El Globo, Wonder, entre otros.

¿Qué pasa con las empresas más grandes?

De acuerdo con su sitio web, Grupo Bimbo afirma que el 99% de sus productos proporcionan información nutricional y cumplen al 100% con la normativa, menciona la importancia de los micronutrientes en su sitio web y afirma que sus productos (incluidos los panes) están fortificados con nutrientes y minerales.

No obstante, el estudio resalta que, de los 12 productos de tortilla probados, sólo uno contenía niveles adecuados de hierro y zinc, la mayoría de las tortillas a base de harina de trigo tenían niveles mucho más bajos de hierro y zinc que los niveles exigidos por la ley de fortificación de la harina y más de la mitad de los productos de tortilla parecen contener hierro elemental, el cual que no se recomienda en los reglamentos de fortificación de la harina.

Mientras que dentro de la gama de panes sólo un producto de los 11 probados contiene cantidades suficientes de hierro y zinc (el Pan Blanco Sin Orillas de Bimbo), aunque contiene hierro elemental; nueve productos no cumplieron con los niveles requeridos de hierro y zinc, y un producto no cumplía con los niveles requeridos de hierro mientras que más de la mitad de los productos panificados de Bimbo parecen contener hierro elemental.

En el informe anual de Gruma no se hace mención de las políticas de nutrición o de enriquecimiento, a pesar de que en el sitio web de Gruma se afirma que la nutrición es uno de los pilares fundamentales de la sostenibilidad social: “producimos un alimento básico con un alto valor nutricional para la salud y el bienestar general de nuestros consumidores».

El reporte destaca que ninguno de los siete productos alcanzó niveles adecuados de hierro y zinc, las cantidades eran muy inferiores a las de muchas otras empresas y muchos productos no alcanzan la mitad de las cantidades indicadas en el reglamento de la harina.

El sitio web de Walmart asegura que la empresa está comprometida “a cumplir con las leyes, regulaciones y estándares internacionales con el fin de proveer productos alimenticios inocuos, de calidad e íntegros en su composición, contribuyendo así a mejorar la calidad de vida de las familias mexicanas”.

Sin embargo, las organizaciones civiles encontraron en el análisis que cuatro productos de los ocho probados tenían niveles adecuados de hierro, pero contenían niveles más bajos de zinc que los exigidos por el reglamento y más de la mitad de los productos parecen contener hierro elemental.

En los cinco productos panificados aprobados, dos de ellos alcanzaron los niveles requeridos de zinc; sin embargo, ninguno contiene los niveles necesarios de hierro y todos los productos parecen contener el hierro elemental que menos absorbe el cuerpo y transforma en nutriente.

Industria alimentaria incumple NORMA-247

La NOM-247 SSA1-2008 indica que las harinas fortificadas con hierro requieren de 40 mililitros por cada kilogramo, pero según el estudio “Dándole la vuelta a la tortilla ¿Las tortillas y el pan en México están fortificados de manera adecuada?”, en México no se cumple con estos requerimientos.

Yatziri Zepeda, fundadora de Proyecto Alimente, apuntó que otro de los resultados que arroja el estudio es que las empresas utilizan hierro elemental, el cual es de baja calidad ya que tiene menos biodisponibilidad, es decir, que el organismo lo absorbe de manera más lenta.

El análisis destaca que uno de cada cuatro niños en México sufre de anemia, y al menos la mitad de estos casos se pueden atribuir a la carencia de hierro, lo que en niños ocasiona retraso en el crecimiento físico y mental y en los adultos puede provocar depresión, fatiga, pérdida de productividad y discapacidad.

“Desde el tema de salud pública se debe partir del acceso a alimentos saludables, ese es el estándar de oro y meta que debemos alcanzar, aunque no es una realidad general; adicionalmente se requiere de incrementar la lactancia materna y fortificar adecuadamente alimentos básicos”.

Asimismo apunta que las empresas de este sector no utilizan el mejor hierro para cumplir dicha fortificación, por lo que mejorar la NOM-247 puede revertirlo.

Doré Castillo, coordinadora de Vinculación y Políticas Públicas de Salud Crítica, adelantó que se enviará a las autoridades una petición formal para solicitar la revisión y actualización de esta norma, pues señaló “es urgente que se encuentre a la altura de las necesidades de las personas y sirva de manera efectiva para proteger la salud de los más vulnerables.

Añadió que en la solicitud se enfatizará que la norma especifique cuáles son las fuentes de hierro permitidas y no para fortificar estas harinas, así como la especificación de qué agencia gubernamental supervisará su cumplimento, la frecuencia y métodos de prueba para llevar a cabo su monitoreo, así como una especificación de cuáles serán las sanciones para los fabricantes cuando no se cumpla con la norma.

El estudio concluye que la mejor manera de prevenir y superar el problema de las carencias de micronutrientes es garantizar el acceso a una amplia gama de alimentos tradicionales y nutritivos, de alta calidad y limitar el consumo de alimentos ultraprocesados.

Sin embargo, a menudo se requieren medidas complementarias dado que muchas personas no tienen acceso, o no pueden costear, una gama diversa de alimentos ricos en nutrientes. Además, a menudo resulta difícil para las mujeres embarazadas obtener la cantidad diaria recomendada de ácido fólico únicamente a través de la alimentación.

1 COMENTARIO

  1. Interesante la facilidad con la que se obliga a una población entera a consumir alimentos «fortificados» (industrialmente procesados) dejando a un lado la sabiduria con la que la naturaleza ha proveido de alimento al pueblo habitante de este tierra por miles de años. Me surge una duda autentica: Obligar mediante leyes y restricciones a procesar alimento industrialmente para agregarles «nutrientes» es una manera sostenible de proveer seguridad alimentaria?

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