Son pobres entre los pobres; sin embargo, de las manos de las mujeres mixtecas surgen verdaderas obras de arte llenas de vida, color y esperanza. Metlatónoc y Cochoapa son dos comunidades indígenas enclavadas en el corazón de las montañas de Guerrero.
Los habitantes viven en casas de madera y piso de tierra. Y pese a todo, en medio de tanta miseria, aparece un chispazo de vida, de belleza y color que emboba y fascina. Son los llamativos huipiles de las mujeres que pasan por las calles. Cuando Beatriz Mapelli conoció de cerca este trabajo, no lo podía creer. A su asombro le siguió la indignación. Desde muy joven, su familia la había vinculado con la labor social.
A pesar de lo elevado de su posición económica, en casa siempre hubo la exigencia de compartir y ayudar. Por ello, cuando sus obligaciones de madre se lo permitieron, se incorporó al trabajo de la fundación MAS (Medicina y Asistencia Social) como vicepresidenta.
Han creado comedores donde alimentan gratuitamente a centenares de niños, llevan a cabo constantes jornadas médicas de prevención y curación, proporcionan diversos programas de educación y orientación.
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