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una maleza terminológica

La RSE, empantanada bajo 
una maleza terminológica

La RSE, empantanada bajo 
una maleza terminológica
Estrategia vía Shutterstock

El agotamiento de la responsabilidad social se debe a que ésta no se ha podido desprender por completo de la filantropía, asegura el especialista Fernando Solari.

Fernando Solari, creador de la metodología Lazos Comunicantes (publicada en el libro Lazos Comunicantes), donde se demuestra que el mejor negocio es que todos ganen, pues muestra el rumbo, estrategia y las herramientas necesarias para que todos los actores de una comunidad produzcan y obtengan beneficios compartidos sobre la base de una auténtica RSE, asegura que “la responsabilidad social se ha quedado empantanada bajo una maleza terminológica que la desgastó antes de ser capaz de aportar el contenido de valor que muchos imaginamos, y esperamos”.

“Este agotamiento se da por no desprenderse de la filantropía. Yo la llamo ‘filantropía tuneada’ con mucho cariño y respeto, pero creo que es una trampa muy costosa para las empresas porque genera gastos irrecuperables con resultados que no se sostienen y, por lo tanto, son frustrantes para la comunidad”, dice.

El también docente indica que unos cuantos se ofenden por esto al considerar que ataca su decisión humana de ayudar al prójimo y en realidad está muy lejos de ser así. “Como personas, en forma individual, tenemos que ayudar tanto como esté a nuestro alcance y disfrutar de la gratificación que estas acciones generan, ya que se trata de una profunda expresión de humanidad que debe ser cultivada y estimulada, pero no podemos perder de vista que la razón de ser de las empresas es la ganancia obtenida de la mejor forma posible, esto es sin abusos de ninguna especie y generando -como consecuencia- enriquecimiento para la comunidad”, acota el autor.

Esa esencia es la que define a una empresa como responsable. Lo que ocurre es que las empresas que no cumplen con esto deben ser denunciadas, indica, sin ninguna clase de vergüenza ni prejuicio, para perder, si se confirma la denuncia, su condición de empresa.

El mejor indicador

El especialista advierte que el mejor indicador para medir la RSE es el que mejor demuestre, y ponga en evidencia, su eficacia. “No hay indicadores universales, pero sí hay algunos conceptuales que deben estar presentes de la forma en que mejor resulten para cada caso; el indicador que mejor muestre el cambio en nuestra reputación empresarial, el indicador que ponga en evidencia el incremento de valor en cada grupo de los que conforman nuestra comunidad. El que permita señalarnos con anticipación si avanzamos hacia donde nos proponemos o debemos corregir el rumbo antes de generar una crisis innecesaria y costosa. México es un país muy avanzado en relación con estos temas, como en la mayoría de los relacionados con el progreso y la vanguardia tanto en el ámbito empresarial como en sus vínculos comunitarios. Creo que donde es pertinente poner el foco es en la selección de estrategias y acciones (que luego serán medidas según su desempeño, por supuesto)”, aclara.

Pruebas para las empresas

El investigador comparte dos pruebas muy simples que utilizan en Argentina con éxito porque permiten hacer el primer descarte frente a cada una de las iniciativas que merecen la consideración de una empresa, para luego concentrarse en avanzar y corregir, cuando los indicadores pongan en evidencia su necesidad. Estas pruebas son:

“La prueba del LiquidPaper es donde se listan las acciones estratégicas que se planea implementar. Tapamos nuestro nombre (o marca) con liquid paper para colocar el nombre de otra empresa (competitiva o no) en su lugar. Si el resultado es el mismo, debemos cambiar de acción y, si fuera necesario, de estrategia, hasta encontrar la que genere un vínculo que funcione con naturalidad. Por ejemplo: mi empresa produce pinturas y decido donar computadoras a las escuelas de las zonas de influencia donde opero mi negocio. Esta prueba pondrá en evidencia que lo que estoy por hacer sólo le serviría a una empresa vinculada con el negocio relacionado con computadoras)”, explica.

“La prueba de la sostenibilidad. Si lo que hacemos puede sostenerse con recursos genuinos, si de hecho nos permite obtener -en forma directa o indirecta- esos recursos genuinos, para que lo que hacemos pueda desarrollarse y avanzar como resultado de los beneficios que ayuda a generar, podemos considerar que lo que estamos haciendo está bien orientado y el progreso para todos los involucrados será una consecuencia natural”, asegura Fernando Solari.

En esta primera entrega, el líder de la consultora argentina solariScope establece que la forma de actuar natural de las empresas -vinculada con la transparencia- debería ser: “Si descubrimos que estábamos haciendo algo incorrecto, debemos dejar de hacerlo inmediatamente y reparar los daños causados. Si hacemos lo correcto, deberemos comunicarlo para que se ponga en evidencia y funcione como diferencial competitivo, porque de esa forma nos estimulará a mejorarlo y, fundamentalmente, evitará que se malinterprete -con o sin intervención de terceros intencionados. Lo cierto es que siempre la transparencia juega a nuestro favor”.

Fuente: El Economista

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