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La obligatoriedad de la futura Norma ISO 26000

Con la distribución del último borrador de la Norma ISO 26000 sobre Responsabilidad Social para su revisión, con miras para aprobarse y entrar en vigor en el ya cercano 2010, vale la pena reconsiderar su obligatoriedad en función del tremendo cambio del entorno que se ha dado en estos dos últimos dos años a raíz de la crisis financiera internacional.

Desde el anuncio de la quiebra de Lehman Brothers el 15 de septiembre del 2008, se abrió la “Caja de Pandora” de todas las corruptelas y comportamientos poco o nada éticos y faltos totalmente de responsabilidad, dentro de un marco de visión plenamente cortoplacista, menospreciando o desdeñando los riesgos y las potenciales consecuencias que tuvieron por parte de todos quienes participaron en mayor o menor grado en las complicadas operaciones financieras, las cuales han provocado la profunda recesión en este 2009, y los elevados índices de desempleo en prácticamente todo el mundo.

Consecuencias que están provocando un déficit de prácticamente un diez por ciento en las cuentas de Estados Unidos, y una reducción en el Producto Interno Bruto de México en el 2009 estimado en alrededor del siete y medio por ciento, el más grande desde 1932 cuando la gran depresión.

Ante este entorno severamente complicado que si bien es cuantificable en su pérdida en términos económicos; la falta de ética y de un comportamiento irresponsable son conceptos que no pueden medirse en cuanto a su repercusión en términos de confianza.

Es en este último aspecto de la confianza donde la Norma 26000 puede tomar una dimensión importante, y puede ser un elemento clave para generar un nuevo entorno que propicie un desarrollo ético y sustentable tanto en la parte económica como ecológica.

Tal vez suene exagerado pero hay que dimensionar en toda su magnitud lo que implicó la crisis para todo el mundo, e igual o inclusivamente más importante es el considerar que la forma de operar los negocios en el mundo no puede ser como fue antes de la crisis; esto debe manejarse como un cambio de paradigma para no crear condiciones similares a las que provocaron la gran crisis.

Y si bien ahora los gobiernos han apoyado con inmensas cantidades de dinero tanto a los sectores bancarios, manufactureros como a la población afectada, esto no será suficiente ni sustentable; por lo tanto lo que se requiere es crear un entorno ético y responsable, y en esto puede ayudar enormemente la Norma 26000.

Aunque se ha dicho repetidamente que su aplicación será totalmente voluntaria, pues que mejor que las empresas hagan lo necesario para aplicarlas en ellas, con el ánimo de generar esa confianza que tanto hace falta en estos momentos.

Hasta ahora la Responsabilidad Social ha sido adoptada en forma voluntaria, pero con un sinfín de enfoques que si bien todos son válidos y loables, ha faltado un punto de referencia universal aplicable en cualquier latitud, y en eso puede ayudar plenamente la Norma, algo que sea válido y confiable para cualquiera.

En este sentido la obligatoriedad en la adopción de la ISO 26000 no necesariamente debe ser implantada por alguna institución específica, sino por voluntad propia de las empresas, de ellas mismas depende el poder salir de las secuelas de la crisis buscando una nueva forma de operar, y no esperar a que los gobiernos o una tercera identidad indique el camino a seguir.

Tal vez suene quimérico lo mencionado, pero es necesario tomar conciencia que ni la globalización y todos los avances en las TIC, no serán suficientes para una recuperación y avance real de la economía, si no existe un comportamiento sustentable de todos los agentes económicos y de los gobiernos.

Hay que recordar que al fondo de la Caja de Pandora se encuentra la esperanza, y a ella acudo en busca de una sociedad con Responsabilidad Social.

Seguiremos platicando …

Blog: http://atamayon.blogspot.com/



Antonio Rey Tamayo Neyra

Licenciado en Administración por el Instituto Tecnológico Autónomo de México, y actualmente estudiando la Maestría en Sociedad de la Información y el Conocimiento en la Universidad Abierta de Cataluña. Dedicado al periodismo de investigación desde 1987 especializado en temas socioeconómicos. En los pasados 19 años hasta la fecha, colaborando en el periódico El Financiero como Coordinador Editorial y Redactor de Proyectos Especiales, además de haber escritor para otros medios durante este mismo tiempo. Adicionalmente se ha dedicado también a la consultoría y capacitación en relacionales laborales desde hace 18 años, trabajando para diferentes empresas en todo México. De siete años a la fecha, involucrado en el tema de Responsabilidad Social, realizando varios proyectos editoriales, y estudiado un diplomado al respecto coordinado por el Tecnológico de Monterrey, Cemex y el Banco Mundial, y un curso del mismo tema en la Universidad Abierta de Cataluña.

1 COMENTARIO

  1. Me parece harto difícil que ello pueda ser así. Primero porqué la ISO 26000 no es una norma, sino una guía con descripción de buenas prácticas, no incluye pues ‘requisitos’ que puedan ser de obligado cumplimiento. Por otro lado, dado que la RSC es todo aquello más allá de los mínimos legales o consuetudinarios, no tiene mucho sentido hablar de obligatoriedad o regulación, pues es un círculo vicioso. Por el contrario, sí se puede hacer mucho en promover el consumo responsable, porqué la gente se queja mucho, pero nada hace a la hora de rascarse los bolsillos. Ahí debería haber obligatoriedad, en consumir de forma responsable según los criterios de cada quien.

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