La inteligencia artificial (IA) ha irrumpido con fuerza en sectores creativos, editoriales, musicales y audiovisuales, pero no sin controversias. En el centro del conflicto está la creciente tensión entre el uso masivo de obras protegidas y la defensa de los derechos intelectuales. La industria tecnológica asegura estar transformando el conocimiento, mientras que los autores temen que su trabajo sea usado sin consentimiento ni compensación.
De hecho, según información de The Guardian, durante la última semana, varios fallos judiciales en Estados Unidos han favorecido a empresas tecnológicas como Anthropic y Meta, marcando un punto de inflexión en la batalla legal por el uso de obras con copyright para entrenar modelos de IA. Estos precedentes han reavivado el debate sobre los derechos de autor vs la IA, planteando interrogantes sobre los límites del “uso legítimo” y la equidad para creadores y titulares de derechos.
Derechos de autor vs la IA, ¿quién está ganando?
La tensión entre el uso de obras protegidas por copyright y el entrenamiento de modelos de IA se está resolviendo, al menos por ahora, a favor de las empresas tecnológicas, pues, en las últimas semanas, tanto Anthropic como Meta obtuvieron fallos favorables en tribunales estadounidenses.
El de Anthropic fue especialmente polémico porque el juez, William Alsup, dictaminó que usar libros sin permiso para entrenar su chatbot Claude no constituía infracción. Para justificarlo, comparó al modelo con un “lector que aspira a ser escritor”. Esta analogía fue criticada por minimizar el valor creativo original y los derechos de los autores.

Un día después, Meta obtuvo un fallo similar. El juez Vince Chhabria consideró que los demandantes no habían demostrado que la IA de la empresa perjudicaría el mercado de sus obras. Según esta lógica, el entrenamiento con obras protegidas no infringe la ley mientras no se pruebe una afectación directa a la economía de los autores.
Ambas decisiones favorecen un marco flexible en la disputa entre derechos de autor vs la IA, pero han sido señaladas por expertos como un precedente riesgoso. La línea entre inspiración y explotación de contenido es cada vez más borrosa, sobre todo cuando se generan productos a escala que pueden desplazar a los creadores originales.
La batalla continúa: nuevos frentes legales
El mismo día del fallo favorable a Meta, un grupo de escritores presentó una demanda contra Microsoft por presunta infracción en el desarrollo de su IA Megatron. Aunque el resultado aún es incierto, la acumulación de fallos a favor de las tecnológicas plantea un panorama desafiante para los autores.
En paralelo, Disney y NBCUniversal demandaron a Midjourney por el uso indebido de personajes como Darth Vader o la familia Simpson. La industria musical también ha reaccionado: Sony, Universal y Warner denunciaron a Suno y Udio, acusándolos de utilizar repertorios protegidos para entrenar generadores de música.
Estos casos reflejan cómo la controversia de los derechos de autor vs la IA se está ramificando a todos los medios: texto, imagen, video y sonido. La jurisprudencia aún está en formación, y lo que se determine en un ámbito podría influir en los demás, generando precedentes con impactos de largo plazo.

Uso legítimo, impacto de mercado y nuevas definiciones
Uno de los puntos clave que ha emergido es el análisis del “uso legítimo” (fair use). Según John Strand, abogado de propiedad intelectual, el medio específico —libros, imágenes, música— cambia radicalmente la evaluación legal. Por ejemplo, en el caso de las imágenes, la IA puede replicar visualmente obras protegidas, lo que hace más clara la infracción.
En textos, como los libros, el argumento de las tecnológicas se sostiene más fácilmente bajo el paraguas de transformación o aprendizaje. Sin embargo, el debate sobre derechos de autor vs la IA está empezando a considerar seriamente el “impacto en el mercado”, lo que podría inclinar futuras decisiones en favor de los autores.
La gran incógnita es si los criterios establecidos para textos aplicarán de igual manera a otros formatos. La ley actual no fue diseñada para este tipo de escenarios, y esto deja zonas grises que empresas y demandantes intentan explotar o aclarar en cada nuevo caso.
Antropoceno digital: millones de libros destruidos
Uno de los hechos más simbólicos del caso Anthropic fue la destrucción de unos 7 millones de libros físicos que la empresa adquirió, troceó, escaneó y luego desechó tras digitalizar su contenido para entrenar a su IA. Aunque legalmente compraron los ejemplares, la acción ha sido interpretada como una metáfora cruda del apetito extractivista de la industria tecnológica.
Más allá de la legalidad, el hecho revela la lógica de “disrupción” con la que operan muchas compañías del sector: avanzar rápido, romper estructuras y buscar regular después. Para muchos autores y defensores del conocimiento, esta práctica representa una falta de respeto por el contenido original y por el proceso creativo.

En el contexto de los derechos de autor vs la IA, este episodio muestra que el problema no es sólo jurídico, sino también ético. ¿Puede una tecnología que se alimenta de millones de obras ajenas sin consentimiento ser realmente responsable? ¿Dónde está el equilibrio entre innovación y justicia?
Redefinir el valor de la creatividad en la era IA
El conflicto legal por los derechos de autor vs la IA está lejos de resolverse, pero los recientes fallos en favor de las tecnológicas están trazando el rumbo. La creatividad humana se enfrenta ahora a una lógica algorítmica que reproduce, mezcla y reinventa sin necesidad de pedir permiso ni pagar por el insumo original.
Frente a este panorama, urge repensar el marco legal y ético que rige la inteligencia artificial. Proteger a los creadores no significa frenar la innovación, sino garantizar que el desarrollo tecnológico se sostenga en la equidad, la transparencia y el respeto por el trabajo ajeno. La IA puede ser una herramienta poderosa, pero su responsabilidad apenas está comenzando a definirse.