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El trato mexicano a los migrantes centroamericanos, vergonzoso: Valeria Luiselli

“¿Por qué viniste a los Estados Unidos? Ésa es la primera pregunta del cuestionario de admisión para los niños indocumentados que cruzan solos la frontera”. A partir de su trabajo como traductora para la defensa de niños migrantes en la corte migratoria de Nueva York, Valeria Luiselli pudo conocer de primera mano el enredado proceso legal del que, literalmente, depende el futuro de los miles de niños centroamericanos que arriesgan la vida para cruzar las fronteras de México y Estados Unidos con tal de escapar del infierno cotidiano en sus respectivos países de origen. A partir de ello, la escritora mexicana Valeria Luiselli (Ciudad de México, 1983), escribió el ensayo Los niños perdidos (Sexto Piso), volumen donde cuestiona el funcionamiento de las autoridades migratorias de ambos países. Actualmente, además de su trabajo como traductora, Luiselli fundó la Teenage Inmigrant Integration Asociation (TIIAS, desde la cual da seguimiento a algunos de los casos que conoció en la corte.

Hace una crítica a las autoridades de Estados Unidos, pero se enfoca también a lo que hace México…

Sí, esa capa se añadió mientras lo escribía en español. Su versión en inglés es crítico con el sistema migratorio estadounidense y cuando lo escribí en español me vio obligado a pensar en la participación de México. Digamos que es una reescritura al español y a la vez es más completo porque observa la participación de ambos países.

Lo que sucede en México, en especial con los niños o las mujeres, es peor aún…

En los testimonios de los niños en la Corte rara vez hablamos detenidamente de México. Como mexicana me interesaría saber para generar al menos, un archivo de denuncia, pero no es mi papel. Mi trabajo ahí es traducir sus historias con miras a que Estados Unidos les de asilo político. Indagar sobre las cosas traumáticas que sufren aquí sería irresponsable emocionalmente porque es como abrir una serie de heridas que yo misma no sabría sanar. Ahora, entre enero y marzo empezaré a hacer un entrenamiento formal con mis alumnos para lidiar o abogar por niños que están en custodia del sistema federal y asimismo lidiar con traumas recientes.

A lo largo del ensayo recuerda casos como el de San Fernando y escribe que en muchos casos, la única posibilidad que tienen es la fosa.

Sí, lo doloroso es que pasan los meses y cada vez hay más casos de denuncias, secuestros y desapariciones. México es como un espiral sin fondo porque todavía no hemos logrado entender lo que sucede. El Programa Frontera Sur es asqueroso y supongo que será de los proyectos de cooperación bilateral entre Trump y Peña Nieto, hablaron de ello cuando vino a Estados Unidos. Supongo que Peña Nieto está dispuesto a ofrecer a los migrantes centroamericanos para negociar cualquier otra cosa.

Dentro de su asociación, ¿cómo perciben la llegada de Donald Trump?

La reacción fue muy emotiva. Al día siguiente de la elección me subí al tren y vi gente llorando. Me confronté con un chico que traía una gorra de Make America Great Again. Ahora han salido todos los racistas de clóset, la gente fundamentalista ya cree que puede quemar una Iglesia o que puede gritarle a alguien por sus creencias o preferencias sexuales.

¿Tendríamos que esperar también algún cambio por parte de las autoridades migratorias mexicanos?

En México somos muy buenos para quejarnos del trato que le dan a los migrantes allá, pero somos el peor ejemplo. El trato que se les da a los migrantes centroamericanos es vergonzoso. Me siento con un chavo catracho para revisar su caso y me da pena decirle que soy mexicana. Sus historias son exageradas que llevadas a la ficción parecerían mala ficción. Quizá esperaría que México tuviera una política más activa de asilo político a quienes no pueden pasar la frontera, ya tenemos la ley pero no se aplica. Me gustaría que grandes instituciones como la UNAM o universidades privadas, se declararan como santuario y ofrecieran becas a indocumentados. Eso está pasando en Estados Unidos y es fácil hacerlo, no es heroico, se necesita que un grupo de chavos universitarios se organicen para buscar jóvenes centroamericanos que se quedaron aquí para ayudarlos a integrarse a la comunidad. La idea del libro es generar un documento que circule y aporte datos para generar conciencia y tomar acción.“¿Por qué viniste a los Estados Unidos? Ésa es la primera pregunta del cuestionario de admisión para los niños indocumentados que cruzan solos la frontera”. A partir de su trabajo como traductora para la defensa de niños migrantes en la corte migratoria de Nueva York, Valeria Luiselli pudo conocer de primera mano el enredado proceso legal del que, literalmente, depende el futuro de los miles de niños centroamericanos que arriesgan la vida para cruzar las fronteras de México y Estados Unidos con tal de escapar del infierno cotidiano en sus respectivos países de origen. A partir de ello, la escritora mexicana Valeria Luiselli (Ciudad de México, 1983), escribió el ensayo Los niños perdidos (Sexto Piso), volumen donde cuestiona el funcionamiento de las autoridades migratorias de ambos países. Actualmente, además de su trabajo como traductora, Luiselli fundó la Teenage Inmigrant Integration Asociation (TIIAS, desde la cual da seguimiento a algunos de los casos que conoció en la corte.

Hace una crítica a las autoridades de Estados Unidos, pero se enfoca también a lo que hace México…

Sí, esa capa se añadió mientras lo escribía en español. Su versión en inglés es crítico con el sistema migratorio estadounidense y cuando lo escribí en español me vio obligado a pensar en la participación de México. Digamos que es una reescritura al español y a la vez es más completo porque observa la participación de ambos países.

Lo que sucede en México, en especial con los niños o las mujeres, es peor aún…

En los testimonios de los niños en la Corte rara vez hablamos detenidamente de México. Como mexicana me interesaría saber para generar al menos, un archivo de denuncia, pero no es mi papel. Mi trabajo ahí es traducir sus historias con miras a que Estados Unidos les de asilo político. Indagar sobre las cosas traumáticas que sufren aquí sería irresponsable emocionalmente porque es como abrir una serie de heridas que yo misma no sabría sanar. Ahora, entre enero y marzo empezaré a hacer un entrenamiento formal con mis alumnos para lidiar o abogar por niños que están en custodia del sistema federal y asimismo lidiar con traumas recientes.

A lo largo del ensayo recuerda casos como el de San Fernando y escribe que en muchos casos, la única posibilidad que tienen es la fosa.

Sí, lo doloroso es que pasan los meses y cada vez hay más casos de denuncias, secuestros y desapariciones. México es como un espiral sin fondo porque todavía no hemos logrado entender lo que sucede. El Programa Frontera Sur es asqueroso y supongo que será de los proyectos de cooperación bilateral entre Trump y Peña Nieto, hablaron de ello cuando vino a Estados Unidos. Supongo que Peña Nieto está dispuesto a ofrecer a los migrantes centroamericanos para negociar cualquier otra cosa.

Dentro de su asociación, ¿cómo perciben la llegada de Donald Trump?

La reacción fue muy emotiva. Al día siguiente de la elección me subí al tren y vi gente llorando. Me confronté con un chico que traía una gorra de Make America Great Again. Ahora han salido todos los racistas de clóset, la gente fundamentalista ya cree que puede quemar una Iglesia o que puede gritarle a alguien por sus creencias o preferencias sexuales.

¿Tendríamos que esperar también algún cambio por parte de las autoridades migratorias mexicanos?

En México somos muy buenos para quejarnos del trato que le dan a los migrantes allá, pero somos el peor ejemplo. El trato que se les da a los migrantes centroamericanos es vergonzoso. Me siento con un chavo catracho para revisar su caso y me da pena decirle que soy mexicana. Sus historias son exageradas que llevadas a la ficción parecerían mala ficción. Quizá esperaría que México tuviera una política más activa de asilo político a quienes no pueden pasar la frontera, ya tenemos la ley pero no se aplica. Me gustaría que grandes instituciones como la UNAM o universidades privadas, se declararan como santuario y ofrecieran becas a indocumentados. Eso está pasando en Estados Unidos y es fácil hacerlo, no es heroico, se necesita que un grupo de chavos universitarios se organicen para buscar jóvenes centroamericanos que se quedaron aquí para ayudarlos a integrarse a la comunidad. La idea del libro es generar un documento que circule y aporte datos para generar conciencia y tomar acción.

Fuente: Aristegui

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