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El lado oscuro de la energía limpia: G7 hace un llamado para remediarlo

¿Puede haber el lado oscuro de la energía limpia? La reciente cumbre del G7 reafirmó dos prioridades de las principales naciones democráticas: abordar el cambio climático y combatir el trabajo forzado.

Según un nuevo informe en el que se examinan las pruebas que vinculan la fabricación de paneles solares con el trabajo forzado en China, la consecución de una de ellas puede ir en detrimento de la otra.

Sin embargo, con las inversiones en una economía más ecológica, existe una oportunidad para que los gobiernos aborden las violaciones de los derechos humanos y hagan crecer sus propias economías si consiguen impulsar sus industrias renovables en casa.

El lado oscuro de la energía limpia: trabajo forzado

De acuerdo con Fast Company, un reciente informe de la Universidad de Sheffield Hallam se suma a la creciente presión sobre los gobiernos y las empresas para que actúen contra el trabajo forzado y lo que muchos (incluido el gobierno de Estados Unidos) han calificado de genocidio cultural en la región autónoma uigur de Xinjiang.

El informe afirma que más de 2.6 millones de personas de esta región del oeste de China han sido obligadas a realizar programas de «trabajo forzado».

El lado oscuro de la energía limpia

El informe también explica que la realidad de estos programas es que los individuos son colocados en campos de internamiento o trasladados a nivel nacional (a menudo sin sus familias) a instalaciones de fabricación para realizar trabajos manuales intensivos.

A pesar de sus habilidades y profesiones anteriores (muchos eran médicos, abogados, profesores, etc.), el informe concluye que a estos individuos se les ha quitado la libertad de elección de empleo y se les obliga a trabajar y vivir bajo constante vigilancia.

El informe del SHU se encarga de detallar cómo la creación de instalaciones de materia prima para paneles solares se construyó a sabiendas en las proximidades de los campos de internamiento.

Los campos son similares a una operación de estilo militar, con altos muros, vigilancia, barracones para que los trabajadores duerman, instalaciones de reeducación para inculcar la conformidad, así como carreteras y vías de tren construidas para el transporte.

La existencia de estos campamentos está probada y vigilada desde 2018, pero el informe del SHU muestra ahora la profunda conexión que tienen con la cadena global de suministro de materiales para producir paneles solares. (El gobierno chino niega todas estas afirmaciones y dice que los campamentos son escuelas de formación profesional).

El lado oscuro de la energía limpia

La industria solar ha llegado a este momento porque China ha consolidado estratégicamente su posición como productor principal de los materiales necesarios para los paneles solares, ofreciendo acuerdos ventajosos que eran difíciles de rechazar para las empresas. De este modo, ha desplazado a otros países y a sus empresas en el mercado para permitir a China alcanzar el dominio del mercado.

Más obstáculos para la energía solar

China, que ahora es el principal productor mundial de materiales para la industria solar, ha seguido apostando por su industria de fabricación de energía solar a través de subvenciones gubernamentales, minimizando los requisitos medioambientales y —como indica el reciente informe— explotando a las poblaciones minoritarias en campos de internamiento.

Para las empresas de energía solar, la diversificación de sus adquisiciones fuera de la región uigur de China parece un obstáculo financiero y logístico, y a corto plazo puede serlo.

El informe de SHU señala que casi el 45% del suministro mundial de polisilicio (material necesario para los paneles solares) se encuentra en esta región del oeste de China. Sin embargo, crear instalaciones de producción externas lejos de estos programas de trabajo forzado es tanto una necesidad ética como un buen negocio.

La necesidad de asegurar las redes de la cadena de suministro es especialmente crítica porque China ha amenazado con reducir el acceso a los minerales de «tierras raras» que se utilizan en las nuevas tecnologías anunciadas como necesarias para la acción climática. Esto incluye las baterías, otro producto criticado por su falta de transparencia en la cadena de suministro.

El lado oscuro de la energía limpia

Además, como ha visto recientemente la industria del automóvil con la escasez de chips de procesadores de alta tecnología, está claro que depender de una sola fuente de materiales es un riesgo que puede aumentar considerablemente los costes para las empresas y los consumidores.

Ha llegado el momento de que la industria solar deje de depender del trabajo forzado y, por suerte, hay muchas instalaciones fuera de China que pueden proporcionar materias primas similares.

La utilización de esas instalaciones existentes permitiría el crecimiento de la capacidad de fabricación de energía solar a nivel mundial para las próximas décadas, lo que redunda en el interés de todas las naciones que tratan de cumplir éticamente con sus obligaciones en materia de cambio climático.

Medidas del G7 y el Gobierno

Los requisitos y las subvenciones de los gobiernos también pueden ayudar a allanar el camino para un ecosistema de suministro solar mundial más seguro. Dichos requisitos permitirían a las empresas agilizar el proceso de compra de materiales solares en lugares fuera de China.

Sin embargo, las empresas deberían asegurarse contratos con fabricantes internacionales alternativos antes de que entren en juego los nuevos requisitos para evitar interrupciones en el suministro de su negocio.

A medida que aumenta la presión sobre los gobiernos y las empresas para que limpien las prácticas laborales, ha llegado el momento de tomar estas decisiones necesarias.

Esto incluye a las empresas que invierten en fuentes éticas para los materiales, así como a los gobiernos que apoyan la capacidad de fabricación diversificada para asegurar el suministro futuro, lo cual es de interés nacional y necesario para sus objetivos de lucha contra el cambio climático. Se trata de una situación en la que todos salen ganando.

Los países del G-7 tienen una vía para garantizar que sus ambiciones en materia de cambio climático coinciden con sus principios éticos en la lucha contra el trabajo forzado. En un principio, puede haber costes adicionales asociados a la adopción de estas medidas; sin embargo, el coste de no hacer nada es inconmensurable, porque no existe la «energía limpia» si la fabrican las manos involuntarias de quienes están atrapados en el trabajo forzado.

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