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El ejército

Por Leopoldo Lara

“La irreverencia frente al poder es una actitud vital para ser un ciudadano de cuerpo entero”.

Esa es la fórmula que Denise Dresser plantea para lograr sociedades activas y contestatarias, que logren hacer algo por su comunidad.

Lo ha dicho desde hace años en un ejercicio por construir ciudadanía crítica, activa y funcional.

El viernes lo dijo en Nuevo Laredo, en el marco de la celebración de los noventa años del periódico El Mañana, uno de los pilares de la lucha democrática y ciudadana del noreste del país.

Lo dijo, elocuentemente, ante un público motivado ante sus palabras, lleno de conciencia y coincidencia, ojalá de largo plazo.

En su exposición, la periodista dio su opinión clara y concisa sobre la situación actual del país ante la “peñastroika” y desmitificó las “balas de plata” que nos han “vendido” quienes avalan -sin pudor- las reformas constitucionales considerándolas como la “salvación de México”.

No sólo fueron críticas. Reconoció los avances que algunas de ellas aportarán al país, pero fue muy consistente en señalar que es necesario que estas reformas pasen de la nube constitucional en la que actualmente se encuentran y se ejerzan a través de leyes reglamentarias.

De la reforma fiscal dijo por ejemplo, que le parece “una minirreforma, un parche o una curita”, y que, a través de ella sólo se contempla gastar y gastar y no queda claro en qué. La crítica la centró en la falta de legitimidad del Estado para cobrar más impuestos dada su pésima manera de gastar, lo que llevará a la falta de confianza de los ciudadanos y por ende a la elusión.

En materia de la reforma de telecomunicaciones, para Dresser en efecto significó una reforma importante -ella de hecho ha sido una de las grandes activistas en contra de los monopolios-, sin embargo considera que llegamos tarde y que la suposición de que el gobierno logrará “recobrar el dominio sobre esos espectros públicos concesionados… y que los nuevos cuerpos como el IFETEL podrán tener la fuerza para hacer que sus decisiones se cumplan… y que el interés público va a prevalecer por encima de los intereses de Emilio Azcárraga o Ricardo Salinas Pliego”, no significa que se ganó esta guerra contra el monopolio, de hecho la ley secundaria de esta reforma, promulgada justamente esta semana dijo “carece de dientes para lograr su cometido”.

Para ella, el que las leyes secundarias no cumplan las expectativas de las propias reformas constitucionales contiene un motivo real: la reforma energética. En su opinión, Peña Nieto ha cedido espacios en las reformas fiscal y de telecomunicaciones para lograr una reforma energética amplia. Está completamente de acuerdo con un PEMEX eficiente y moderno, pero no considera que la inversión privada sea de por sí la solución mágica, que más bien sería una “transferencia de rentas del sector público al sector privado”, sino que se requiere un marco regulatorio secundario congruente y eficaz, basado en un consenso público.

Para cerrar su diagnóstico habló de la violencia y de la falta de resultados del gobierno de Peña Nieto, aunque “ya no forme parte de las conversaciones cotidianas”. Celebró la reforma penal, particularmente los juicios orales, pero lamentó que la reforma no se centre en los cuerpos policiales, que es donde radica el problema.

¿Qué podemos hacer para transformar al país?

Dresser tiene muy claro el camino: ciudadanía activa. Considera que las verdaderas soluciones no pueden venir de arriba, llámese reformas o decisiones de los gobernantes. Para ella, la “esperanza real se centra en demandas desde abajo, con el surgimiento de ciudadanos que peleen por sus derechos y no por dádivas del gobierno”.

Ser un buen ciudadano en México, dijo, “requiere compromiso y osadía”.

Después compartió diez acciones ciudadanas para cambiar al país y que ha difundido desde hace años en diversos foros: pelear por los derechos y no aceptar dádivas de los gobernantes que los limiten; entender el valor y defender el voto; informarse y opinar de manera sistemática de lo que pasa en el país; hacerle “marcaje personal” a los diputados, a los gobernantes; impulsar reformas que permitan que los ciudadanos participen en las decisiones públicas, como las candidaturas ciudadanas, la reelección legislativa o la consulta popular y el plebiscito; entender que la guerra contra el narcotráfico no ha producido los resultados deseados y que hay otras opciones como la legalización de las drogas; argumentar a favor de la educación, de la buena educación, más allá de la reforma, el cambio en la actitud; oponerse a cualquier monopolio público o privado que “estrangulan a la economía”; recoger la basura fuera de la casa de manera individual, luego junto a los vecinos y luego exigiendo a los gobiernos que deben hacerlo, construyendo “círculos virtuosos de exigencia, participación y rendición de cuentas”; conectarse con otros ciudadanos a través de redes sociales para fortalecer la democracia; y finalmente, comprometerse a participar en causas ciudadanas a través de organizaciones de la sociedad civil.

Cuando eso ocurra, dijo, y cuando a esas diez acciones, los ciudadanos de esta comunidad sumemos otras diez para fortalecer la “coalición ciudadana” entonces vendré de nuevo y espero “me abran la puerta para juntos defender los derechos ciudadanos”.

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