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COVID-19 dejará un “año perdido” para las OSC

En el contexto de la crisis sanitaria por la COVID-19, organizaciones de la sociedad civil (OSC) están registrando impedimentos para concretar sus iniciativas de responsabilidad social en rubros ambientales, educación y alimentación, e incluso consideran que este 2020 será un “año perdido” para su labor.

Esto ha venido a agravar la ya grave emergencia económica que padecían, derivada de la falta de apoyos institucionales de la Federación, lo cual ha provocado parálisis de proyectos sociales que se aplican en comunidades vulnerables.

Gonzalo Taddei, presidente de Central de Fundaciones (CEDEFU), detalló que “la crisis sanitaria actual generará mayor demanda de apoyos para la población más vulnerable, misma que se estima aumente considerablemente de manera estacional debido a la COVID-19 por el proceso de precarización social que vivirá el país”.

Debido a esta realidad, hizo un llamado para que la iniciativa privada a través de sus fundaciones asuma con responsabilidad el problema, pues quienes serán más perjudicados serán los grupos de población más vulnerable.

Álvaro Cedillo Montes, director de la organización Tlalli Kalli, cuya causa es la educación ambiental y el bienestar animal, detalló que “las OSC estamos cruzando por una etapa muy complicada para seguir trabajando en favor de los grupos más vulnerables, en nuestro caso, no contamos con apoyos gubernamentales que han realizado recortes en materia ambiental y muchos proyectos se quedaron sin llevarse a cabo.

Sobre la presencia de la COVID-19, informó que trabajan para orientar a la sociedad sobre el no abandono de animales; “este periodo de pandemia nos dio la razón de prohibir el comercio de fauna silvestre para evitar enfermedades emergentes, sin embargo, en esta labor no se tienen apoyos, esto nos ha colocado en una posición financiera muy débil”.

Ice Guadalupe Argumedo, presidenta de Comunicación y Sustentabilidad, la cual labora en educación ambiental, abundó que la COVID-19 impactó muy duro a sus proyectos educativos en Xochimilco, aunado a que se cancelaron diversas convocatorias de programas oficiales y a que grandes empresas acotaron o cancelaron sus fondos de asistencia a las OSC.

“Al momento se aprecia poca actuación en campo de las OSC, esto se debe a la falta de financiamiento que era recibido a mediados de año. Las OSC debemos ayudarnos entre todos y no cancelar nuestras actividades o proyectos sociales que se aplican en los segmentos más vulnerables de la población”, dijo.

Lamentó que será un año perdido y pasarán sus proyectos al 2021. “Esperamos que las cosas mejoren, que nadie pierda su empleo o sus programas”.

Héctor Einar Bolaños, director de Servicios de Salud de APAC, que da atención a personas con discapacidad, detalló que la COVID-19 afectó sus programas y festivales donde captan donaciones. “Hemos lanzado un nuevo sistema para recibir donaciones en especie y poder destinarlo para las familias de los pacientes”, explicó.

Abundó que “tenemos un sistema de apoyo psicológico para las familias que no pueden llevar a sus pacientes con discapacidad a sus terapias y clases educativas. Debemos reforzar apoyos terapéuticos y mentales para nuestros pacientes con afectaciones mentales y motrices”.

Berenice Rivera, representante de Cultura Erre, que se dedica a la agricultura, declaró que “nosotros nos hemos visto muy afectados en la producción de nuestros insumos, al ser una cooperativa, nos limitamos en la fabricación de productos de campo y la COVID-19 impidió seguir de con los cultivos y labores en campo”.

Explicó que frenaron al 100% sus huertos hidropónicos y polinizadores, los cuales no pudieron ser instalados debido al traslado que tenía que hacer el personal para armar, cuidar y dar mantenimiento de la infraestructura requerida.

“Otro golpe que recibimos fue cancelar nuestra escuela comunitaria para permacultura, debido a las normas sanitarias”, relató.

Ileana Ugalde, directora general de Pro Humanidad, Pro Ambiente, Pro Salud (Pro HAS, A.C.), dijo que la OSC está muy afectada en su plan de trabajo debido a que la COVID-19 le impidió tener un sitio físico para otorgar sus talleres educativos y ecológicos, pues los espacios públicos están cerrados.

“Nuestras actividades son talleres de reciclaje, capacitaciones en cultivos orgánicos y jornadas multidisciplinarias de servicios sociales en zonas vulnerables. Asimismo, pospusimos una convocatoria de un concurso de cartel escolar a nivel metropolitano, debido al cierre de las escuelas. Nos iremos hasta el siguiente calendario escolar”, lamentó.

Para Sergio Roldán González, director general de Earthgonomic México, que labora en el tema de la ecología, la paralización de actividades por la COVID-19 implica una afectación pero también una oportunidad para innovar en los procesos al interior y el exterior de las organizaciones.

“Las OSC han recibido graves impactos en múltiples aspectos de su funcionamiento, e incluso muchas de estas organizaciones corremos el riesgo de desaparecer al dejar de recibir diversas ayudas que cotidianamente se captaban”, abundó.

Sin embargo, en la coyuntura han debido instaurar diversas formas de captación de recursos. Por ejemplo, establecieron un mecanismo de adopción de árboles de manera virtual, donde los voluntarios, al realizar un donativo de 150 pesos, adoptan un árbol durante un año.

WRI México también prefirió asumir el momento como una oportunidad. La vocería de la OSC detalló que al momento no tienen registrado un riesgo latente en sus trabajos ambientales y su financiamiento.

Estimó que la presencia de la COVID-19 puede ser una ventana de oportunidad para México y el mundo, pues la caída en las economías grises permitirá implantar un desarrollo social sustentable para la humanidad.

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