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¿Cómo se relaciona el cambio climático y el dengue?

Recientemente, la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha alertado en un comunicado sobre el creciente riesgo de aumento en los casos de dengue a nivel mundial, vinculado directamente al fenómeno del calentamiento global. El aumento de las temperaturas medias, las precipitaciones extremas y los períodos de sequía prolongados están propiciando condiciones propicias para la propagación del virus transmitido por mosquitos.

En el artículo de la ONU, el Dr. Raman Velayudhan, Jefe del Programa Mundial de la OMS para el control de Enfermedades Tropicales Desatendidas, señala que aproximadamente la mitad de la población mundial se encuentra en riesgo de contraer dengue, una infección viral transmitida por el mosquito Aedes. Este insecto, que se propaga en climas tropicales y subtropicales, ha encontrado un ambiente propicio en el aumento global de las temperaturas.

Actualmente, con los cambios propiciados por el calentamiento global, las posibilidades de que el virus se extienda a más regiones del mundo han incrementado. Bajo este contexto, ¿Cuál es la situación en Latinoamérica? ¿Existe más riesgo en los países de esta región del mundo?

El dengue en la actualidad:

El dengue, también conocido como fiebre rompehuesos, es la infección viral más común transmitida de mosquitos a humanos. Aunque la mayoría de las personas se recuperan en una o dos semanas, algunas desarrollan formas graves de la enfermedad que pueden resultar mortales, especialmente en casos de infecciones secundarias.

El aumento exponencial de casos es evidente en las cifras proporcionadas por la OMS. En 2000, se registraban alrededor de medio millón de casos, mientras que, en 2022, la cifra ha superado los 4,2 millones, representando un aumento significativo de ocho veces en dos décadas.

cambio climático y el dengue

Asia, que actualmente soporta el 70 por ciento de la carga mundial de morbilidad del dengue, enfrenta perspectivas sombrías. No obstante, la preocupación se extiende a Europa, donde el mosquito Aedes está establecido y se han informado infecciones de dengue y chikungunya desde hace más de una década.

El Dr. Velayudhan subrayó que el cambio climático no es el único factor que impulsa la propagación del dengue; el aumento del movimiento de personas y bienes, la urbanización y la presión sobre el agua y el saneamiento también contribuyen significativamente.

LATAM y la expansión del virus por calentamiento global

La experta en arbovirus de la OMS, Diana Rojas, señaló en una rueda de prensa que el cambio climático está desempeñando un papel crucial en la expansión del hábitat de los mosquitos transmisores del dengue. Por su puesto, esta situación también ha afectado a diversos países de América Latina.

Bajo esta línea, como indica la nota de Aristegui Noticias, Brasil lidera las estadísticas con 2.9 millones de casos, seguido por Perú con 271,000 y México con 235,000. Colombia, por su parte, ha registrado el mayor número de formas severas de la enfermedad, con 1,500 casos, seguido por Brasil con 1,474.

Un aspecto alarmante destacado por Rojas es la detección de transmisiones locales de dengue en países que previamente no eran considerados endémicos, como Italia, Francia y España. Esto mismo ocurre con ciudades de los países de Latinoamérica, es decir, con el fenómeno del calentamiento global, ciudades en las que anteriormente no existían casos de la enfermedad, ahora pueden estar en riesgo de formar parte del hábitat.

cambio climático y el dengue

Medidas urgentes: cambio climático y dengue

La proliferación del dengue en América Latina subraya la interconexión entre la salud pública y el cambio climático. Sin embargo, el dengue no es la única amenaza; sequías, aumento del nivel del mar y alteraciones en los patrones de lluvia son algunas de las consecuencias a mencionar.

Otras manifestaciones del cambio climático incluyen la acidificación de los océanos, la pérdida de biodiversidad y el desplazamiento de comunidades. Estos impactos afectan directamente a la calidad de vida de las personas, generando crisis humanitarias, pérdida de medios de vida y daños irreparables a los ecosistemas.

En este contexto, la lucha contra el dengue no puede separarse de la necesidad de abordar el cambio climático. Por ello, además de implementar medidas preventivas para controlar la propagación de enfermedades transmitidas por mosquitos, es imperativo adoptar prácticas y políticas que mitiguen el cambio climático en su conjunto.

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