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Prácticas responsablesCómo motivar la educación para adultos

Cómo motivar la educación para adultos

Todos tenemos algún familiar o conocido adulto, el cual, a pesar de no haber concluido sus estudios tiene en mente la idea de hacerlo, pero no encuentra el tiempo o no tiene la suficiente motivación para llevarlo a cabo, la pregunta aquí es ¿Cómo motivar la educación para adultos en un contexto donde parece que es más difícil aprender a medida que pasan los años?

La educación para adultos suele ser un esfuerzo mayor debido a que es una práctica voluntaria que exige tiempo extra a las actividades cotidianas, pero principalmente debido al miedo o inseguridad que generan la falta de práctica y la posibilidad de no cumplir con el objetivo.

Muchos de los adultos que deciden retomar o iniciar sus estudios se ven motivados por sus familiares, particularmente por sus hijos, para poder ser un ejemplo de superación u ofrecerles una mejor calidad de vida.

De acuerdo con la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) los adultos con niveles educativos más altos y mayores habilidades técnicas tienen más probabilidades de conseguir un empleo que los de menor educación académica. Aunado a esto, los ingresos, en su mayoría, son relativos al nivel educativo; cabe resaltar que esto sucede en México aún más que en la mayoría de los países miembros de esta organización.

¿Cómo motivar la educación para adultos?

La principal motivación son los objetivos y los resultados. Contrario a los niños, los adultos exigen resultados y una justificación de qué les va a aportar ese esfuerzo y conocimiento.

Lo ideal es ir paso a paso, fijando objetivos y cumplirlos de uno en uno para que no se vuelva una tarea abrumadora que pudiera parecer en momentos inalcanzable. En este sentido, la tolerancia a la frustración es fundamental, para intentar cuantas veces sea necesario y lograr cada una de las metas propuestas.

Más allá de la teoría o la información no aplicada, el aprendizaje con adultos se vuelve más efectivo cuando es un proceso activo y práctico. La conexión de los temas con su vida y lo relevante que estos puedan llegar a ser para ellos, hará que se vuelvan atractivos y más sencillos de aprender y retener.

Tener un incentivo final es el mejor de los alicientes, este puede ser un certificado, un reconocimiento, un puesto de trabajo o la satisfacción de haber cumplido una meta y demostrar sus capacidades.

A continuación te compartimos el ejemplo de una empresa que como parte de su responsabilidad social facilita los medios para que sus colaboradores puedan continuar o iniciar con sus estudios. Así es como Grupo Gigante motiva la educación para adultos.

Grupo Gigante, motivando la educación para adultos

Grupo Gigante, a través de su Fundación y en alianza con Construyendo y Creciendo, A.C. instalaron en los desarrollos inmobiliarios Miyana Polanco y Gran Terraza Coapa, aulas educativas equipadas con computadoras, escritorios, acceso a internet y facilitadores educativos con el objetivo de impulsar el desarrollo integral de sus trabajadores.

Estas aulas permiten que los empleados que trabajan en la construcción aprovechen las instalaciones y el personal, para terminar su primaria, secundaria, preparatoria o algún curso adicional de computación o alfabetización.

Dicha iniciativa ofrece a los colaboradores continuar con su desarrollo académico, superarse a sí mismos y ampliar sus oportunidades para eventualmente ofrecer una mejor calidad de vida a sus familias.

Jorge Arturo Arroyo es un topógrafo que trabaja en la construcción y decidió estudiar el curso de computación, al respecto afirma: “En muchas obras en las que he estado en Ciudad de México nunca había encontrado ningún aula y fue aquí que encontré la oportunidad y dije ‘ahora es cuando’ ”.

Con el propósito de motivar la educación para adultos, lograr que más personas se inscriban a los cursos y reconocer el esfuerzo de los que lograron obtener un certificado, Fundación Gigante los premió recientemente con bicicletas.

Aprovechando una plática mensual que se realiza con todos los trabajadores de la construcción para abordar temas específicos de seguridad e higiene, Fundación Gigante hizo el reconocimiento público al esfuerzo de los estudiantes adultos que lograron obtener su certificado.

“No es difícil, querer es poder. Hay que vencer un poquito la apatía y el miedo sobre todo, que es lo que generalmente le da a la gente y sí se puede, si tú quieres, sí se puede” Afirmó Araceli Velázquez Mora, quien trabaja en limpieza de oficinas y obtuvo su certificado.

Los colaboradores que fueron reconocidos con bicicletas por su esfuerzo se mostraron muy sorprendidos y agradecidos, varios coincidieron en que para ellos el certificado y las facilidades que les daba la empresa eran más que suficientes.

“Es difícil y pesado salir del trabajo para tomar las clases, pero sí vale la pena. (…) Qué padre que nos apoyen de esta manera, nos dan más ánimos para seguir adelante”. Afirmó Emilia Martínez, quien terminó a través del aula su secundaria en 3 meses.

De esta forma Fundación Gigante busca motivar la educación para adultos y se preocupa por la superación personal y profesional de sus colaboradores, ofreciéndoles las herramientas y premiando su voluntad.

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