Una nueva polémica pone en duda la integridad de la cadena de comida rápida. La responsabilidad social de las empresas no solo se mide por sus acciones ambientales o comunitarias, sino también por la ética de sus prácticas comerciales. En este sentido, Burger King enfrenta demanda colectiva en Estados Unidos por supuestamente engañar a sus consumidores con anuncios que exageran el tamaño de sus productos, particularmente su icónica Whopper, según un artículo de Reuters.
De acuerdo con una reciente resolución del juez Roy Altman, de la Corte de Distrito en Miami, las acusaciones contra la compañía resultan “plausibles” y merecen ser juzgadas. La demanda ha sido presentada por 19 personas de 13 estados, quienes argumentan que las hamburguesas retratadas en los anuncios distan significativamente de lo que reciben en sus bandejas.
Burger King enfrenta demanda: ¿hasta dónde puede llegar la publicidad?
La acusación central es que las imágenes promocionales presentan hamburguesas que sobresalen de los panes, con un Whopper que luce un 35% más grande de lo que realmente es. Además, se afirma que los anuncios muestran el doble de carne respecto al producto servido. Esto plantea un cuestionamiento directo a los límites entre el marketing aspiracional y la publicidad engañosa.
Aunque Burger King admitió que sus fotógrafos estilizan los productos para hacerlos más atractivos, defendió que los consumidores comprenden que las imágenes son representaciones idealizadas. Sin embargo, el juez Altman opinó que los reclamos “van más allá de la exageración común”, desmarcando este caso de otras demandas similares que han sido desechadas.
Cabe señalar que este juicio representa un precedente importante en términos de responsabilidad empresarial, al poner en el centro del debate el impacto de las decisiones de comunicación sobre la percepción del consumidor.
Comunicación responsable: una asignatura pendiente en el sector
Que Burger King enfrenta demanda por la discrepancia entre imagen y realidad en sus productos, nos obliga a repensar el papel de la ética en la publicidad. Las marcas tienen la responsabilidad de no generar expectativas que no puedan cumplir, especialmente en un contexto donde la transparencia es cada vez más valorada.
En años recientes, muchas empresas han reformulado sus estrategias para alinearse con los principios del marketing responsable. Sin embargo, este caso demuestra que aún persisten prácticas que podrían ser interpretadas como una forma de greenwashing o, en este caso, foodwashing, cuando se presenta un producto más saludable, abundante o atractivo de lo que realmente es.
Las marcas del sector alimenticio tienen una influencia considerable en los hábitos de consumo y, por tanto, un compromiso tácito con la veracidad. Minimizar estas responsabilidades puede traducirse en una pérdida de confianza y una afectación directa a su reputación corporativa.

El precedente legal y su impacto en la industria
El hecho de que Burger King enfrenta demanda mientras otras cadenas como McDonald’s o Wendy’s han logrado evadir juicios similares, resalta la relevancia de la evidencia presentada. Según el juez Altman, las campañas posteriores a 2017 mostraban productos aún más exagerados que en años anteriores, lo que habría reforzado la impresión de engaño sistemático.
Este caso podría marcar un antes y un después en la regulación de la publicidad de alimentos en Estados Unidos. Incluso se menciona que otras cadenas, como Subway, también enfrentan litigios por motivos similares. De consolidarse un fallo adverso, podríamos ver un cambio profundo en cómo las marcas construyen sus mensajes visuales y en la forma en que el sistema legal responde ante estos excesos.
Para los profesionales de la responsabilidad social, este es un recordatorio sobre cómo una narrativa poco ética puede desembocar en una crisis reputacional y legal, más allá del impacto inmediato en ventas.
¿Qué dicen los involucrados?
Mientras Burger King insiste en que sus anuncios no son engañosos y que las hamburguesas utilizan los mismos ingredientes que los de sus imágenes, los abogados de los demandantes celebran la decisión judicial como un avance hacia la rendición de cuentas. “Los reclamos de los demandantes son falsos”, declaró la empresa, apelando a que el consumidor promedio entiende la naturaleza aspiracional de las imágenes.

No obstante, para Anthony Russo, abogado de los demandantes, el fallo representa una victoria simbólica: la posibilidad de que una marca global sea cuestionada por no cumplir con estándares de honestidad en su comunicación. Cabe recordar que Burger King es parte del conglomerado Restaurant Brands International, que también incluye marcas como Tim Hortons y Popeyes.
Este proceso judicial ha puesto los reflectores en la tensión entre creatividad publicitaria y compromiso social. En tiempos donde los consumidores valoran la autenticidad, casos como este podrían influir directamente en la manera en que se regulan los contenidos promocionales.
Más allá del marketing, la confianza
El hecho de que Burger King enfrenta demanda no solo revela una grieta legal en su estrategia publicitaria, sino también una oportunidad para reflexionar sobre los compromisos éticos que deben asumir las grandes marcas. En una era donde la transparencia y la confianza son activos reputacionales clave, subestimar la percepción del consumidor puede ser un error costoso.
Para quienes trabajamos en responsabilidad social, este caso refuerza la importancia de impulsar estándares más sólidos de comunicación ética. No se trata solo de vender, sino de construir relaciones sostenibles con quienes consumen nuestros productos.
Burger King enfrenta demanda, sí, pero más allá del litigio, lo que está verdaderamente en juego es la credibilidad de su promesa de marca.