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Por ley antitabaco Cambia España hábitos

En apenas cinco años han pasado del nirvana a la exclusión social. Y aunque muchos de ellos no se resignan, la nueva ley antitabaco, que declara en España zonas libres de humo los bares, restaurantes y los espacios públicos cerrados, ha obligado a los fumadores a cambiar radicalmente sus costumbres.

La metamorfosis comienza sólo con salir de casa, cuando el fumador se enfrenta al dilema de elegir entre el acogedor interior del bar para tomar el primer café de la mañana o el frío invernal de una terraza al aire libre.

«Es bastante molesto, pero por ahora lo llevo bien, aunque no sé qué pasará cuando haga más frío ya que muchas terrazas no tienen calefactores y tampoco me apetece tomarme el café dentro del bar sin poder fumar. Lo que tengo claro es que no me gusta sentirme como si estuviera cometiendo un delito cada vez que enciendo un cigarro», señaló a REFORMA Milagros Tapia, una joven madrileña que trabaja en el sector de la limpieza.

Salvo la intimidad del hogar y la calle, casi todos los demás espacios están vedados para el fumador, que tendrá que evitar también la proximidad de hospitales, parques infantiles y colegios cuando saque del bolsillo el encendedor.

Hace tan sólo unos años, era habitual en cualquier restaurante español que muchos comensales alternaran los platos con el cigarrillo y que, algunos, incluso remataran la comida con un habano. Hoy esa imagen es impensable. La progresiva concienciación social ha hecho que no sólo se destierren por decreto los humos en los locales cerrados, sino que más de uno se lleve un regaño por estar su fumando su cigarrillo junto a otras personas, aunque lo haga al aire libre.

«Hay gente que te mira como su estuvieras apestado cuando enciendes un cigarro en la calle y me parece algo increíble porque pienso que los no fumadores tienen derechos, pero los que fumamos también los tenemos», agregó Tapia.

La constante publicidad sobre los efectos perniciosos que causa el tabaco en los fumadores pasivos ha hecho que muchos ciudadanos se hayan vuelto más intolerantes hacia un fenómeno que hasta hace poco era habitual en España. Además, las denuncias del incumplimiento de la ley antitabaco se pueden hacer de forma anónima.

A pesar de que cuenta con el apoyo del 80 por ciento de la población, la Hostelería Española, que aglutina a más de 300 mil bares y restaurantes, ha criticado la ley que, según dicen, podría espantar a buena parte de su clientela provocando el cierre del 10 por ciento de los establecimientos y la pérdida de entre 50 mil y 100 mil empleos.

Por lo pronto, la imagen de bares y restaurantes no ha variado sustancialmente con la nueva normativa. Los restauranteros, que auguraban pérdidas millonarias para el sector, no sólo han acatado con resignación la medida, sino que se muestran dispuestos a rentabilizar la ley contra la que batallaron.

Desde el pasado lunes se disparó en España, en 175 por ciento, la venta de los calefactores exteriores que algunos bares han comprado para calentar sus terrazas y hacer más liviana la experiencia de aquellos clientes que decidirán aguantar a la intemperie si quieren encender un cigarrillo.

Tampoco se hicieron realidad los pronósticos de los más alarmistas que anunciaban una auténtica rebelión de los fumadores, que suman más del 30 por ciento de la población. Salvo algunos incidentes aislados, los adictos al tabaco han aceptado con disciplina la nueva normativa en la época más fría del año y siguen frecuentando sus locales favoritos. Prefieren hacer grupo para fumar en la calle, a las puertas de los centros nocturnos, bares y restaurantes, antes que infringir la ley y exponerse a multas que oscilan entre los 40 y los 800 dólares si la infracción cometida es leve.

Divide norma a ibéricos

La nueva ley ha generado opiniones encontradas, sin embargo su incumplimiento podría implicar una multa.

30% de los habitantes del país son fumadores de cigarros.

80% de la población de España apoya la ley antitabaco

800 dólares se podría pagar como máximo por una infracción leve a la ley.

Así lo dijo

«Hay gente que te mira como su estuvieras apestado cuando enciendes un cigarro en la calle y me parece algo increíble porque pienso que los no fumadores tienen derechos, pero los que fumamos también los tenemos».

Milagros Tapia, empleada

«Creo que a largo plazo no va a afectar, pero de entrada sí nos va a hacer daño ya que las reuniones de bares en España son en torno al tabaco y al alcohol».

Benito Blanco, restaurantero.

Fuente: Reforma, Internacional, p. 20.
Reportero: Luis Méndez.
Publicada: 6 de enero.

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