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¿Por qué la Gen Z podría revolucionar e impulsar la sostenibilidad?

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La Generación Z no conoció un mundo sin crisis climática. Incendios forestales, inundaciones, temperaturas extremas y pérdida de biodiversidad formaron parte del paisaje cotidiano con el que crecieron. A diferencia de generaciones anteriores, no recibieron advertencias sobre el cambio climático: lo vivieron en carne propia como telón de fondo de su desarrollo.

De acuerdo con Sustainable Brands, este contexto definió sus valores, decisiones de consumo y aspiraciones laborales. La sostenibilidad no es para ellos una tendencia, sino una necesidad. En este escenario, la participación de la Gen Z en sustentabilidad se vuelve una de las fuerzas más poderosas de transformación social, empresarial y cultural.

Un nuevo enfoque de consumo

La participación de la Gen Z en sustentabilidad se refleja de forma clara en sus decisiones como consumidores. Según el estudio “Tendencias Socioculturales 2025” de Sustainable Brands® e Ipsos, el 59 % de los encuestados de esta generación prefiere marcas nuevas que ofrezcan opciones sostenibles, incluso por encima de marcas conocidas. Este dato revela una ruptura con la lealtad de marca tradicional.

Además, el 49 % ha dejado de consumir productos de marcas que solía comprar, optando por otras más responsables ambiental y socialmente. Esta nueva lógica de consumo no solo exige coherencia a las marcas, sino que también penaliza el greenwashing o la falta de transparencia.

Para la Generación Z, consumir es un acto político. Y en un ecosistema digital, esta postura se amplifica: evalúan, comparten y denuncian. Las redes sociales se convierten en una plataforma para visibilizar prácticas corporativas y exigir cambios reales.

De compradores a creadores

Pero esta generación no se conforma con exigir. La participación de la Gen Z en sustentabilidad también se expresa en la creación de soluciones concretas. Se estima que el 84 % planea o ya ha creado su propio negocio, muchos de ellos con un enfoque directo en resolver desafíos ambientales.

Ejemplos como el de Harper Moss, quien fundó CarbonZero.eco a los 16 años para promover la agricultura regenerativa con biocarbón, o el de Jake Berber y Ding Jie Tan, que desarrollaron café sin granos para proteger el cultivo del cambio climático, ilustran cómo el emprendimiento joven tiene una clara vocación ecológica.

Este tipo de innovaciones demuestran una voluntad de pasar del diagnóstico a la acción. La Gen Z busca incidir, no solo opinar. Lo hace desarrollando tecnología, reformulando modelos productivos y colaborando para escalar soluciones viables.

Liderazgos colaborativos e inteligentes

Una característica clave de esta generación es su capacidad para liderar en comunidad. La participación de la Gen Z en sustentabilidad incluye redes de colaboración, tecnología y una visión empresarial centrada en el impacto colectivo. Así lo demuestra el trabajo de fundadoras como Nuha Siddiqui y Kritika Tyagi, quienes con erthos diseñaron biomateriales de alto rendimiento como sustitutos del plástico convencional.

Desde Zevero, otros jóvenes emprendedores diseñaron una plataforma basada en inteligencia artificial que ayuda a las empresas a visualizar y reducir sus emisiones de alcance 3, que pueden representar hasta el 75 % del total de gases de efecto invernadero corporativos. Su objetivo: facilitar que las compañías pasen de la intención a la acción.

Este tipo de liderazgo joven no se centra en el protagonismo individual, sino en generar condiciones para que otros también puedan actuar. La colaboración y la tecnología son herramientas estratégicas, no complementos.

La sostenibilidad como rutina organizacional

Una de las principales enseñanzas que la Generación Z promueve es que la sostenibilidad debe ser parte de la operación diaria. No basta con promesas o campañas de comunicación: la responsabilidad ambiental debe integrarse a todos los niveles, desde el empaque hasta las decisiones del consejo directivo.

Las herramientas desarrolladas por jóvenes emprendedores permiten a las empresas tener datos más precisos y accionables. Así, la sostenibilidad deja de ser una aspiración abstracta para convertirse en una práctica cotidiana. Esta generación busca ayudar a las empresas a identificar puntos críticos y tomar decisiones estratégicas.

Para esta generación, no hay excusas: existen los recursos y el conocimiento necesarios. Ahora toca convertir la sostenibilidad en un eje estructural del negocio, no en una acción periférica.

Proyectos que escalan e inspiran

En todo el mundo, la participación de la Gen Z en sustentabilidad se traduce en iniciativas con alto potencial de impacto. En Reino Unido, Anahita Laverack y Ciaran Dowds fundaron Oshen, empresa que utiliza microembarcaciones autónomas para recopilar datos oceánicos de forma segura y ecológica. Su innovación sustituye grandes embarcaciones y reduce el impacto ambiental.

Estos proyectos no son casos aislados, sino parte de una ola de jóvenes emprendedores que piensan global desde el inicio. La escalabilidad, la replicabilidad y el uso de datos son principios centrales de sus modelos de negocio, al igual que la sostenibilidad y la ética.

A través de redes y alianzas, las ideas jóvenes se difunden rápidamente. Su impacto no solo es local: también inspira a otras generaciones y sectores a actuar con más decisión y menos retórica.

Un cambio de paradigma

Para muchos observadores externos, la participación de la Gen Z en sustentabilidad puede parecer una moda o una presión temporal. Pero los hechos desmienten esa percepción. Se trata de un cambio estructural, impulsado por una generación que no concibe un mundo empresarial sin responsabilidad social y ambiental.

Esta generación está marcando nuevos estándares de transparencia, innovación, colaboración y sentido de urgencia. Y lo está haciendo no desde la queja, sino desde la propuesta. Las empresas que comprendan este cambio podrán aprovechar una oportunidad invaluable para crecer con legitimidad y visión de futuro.

Integrar a la Generación Z no es solo una cuestión de inclusión: es una estrategia de supervivencia y evolución para cualquier organización que quiera permanecer relevante en los próximos años.

La participación de la Gen Z en sustentabilidad es uno de los motores más poderosos del cambio actual. Esta generación exige, actúa y colabora con una determinación que incomoda a las estructuras tradicionales, pero que también ofrece nuevas rutas para el desarrollo empresarial, social y ambiental

Frente a desafíos globales urgentes, su voz no puede ser ignorada. Escucharla, integrarla y aprender de ella no es solo un deber generacional, sino una vía para construir un futuro más resiliente, ético y sostenible para todas las generaciones.

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