éxico recibirá a más de 5.5 millones de turistas que se desplazarán entre Ciudad de México, Monterrey y Guadalajara para vivir el Mundial 2026 entre junio y julio del siguiente año. Este fenómeno supondrá una presión extraordinaria sobre sistemas de transporte, servicios urbanos e infraestructura turística, impulsando a las ciudades sede a repensar cómo se mueven las personas y cómo operan sus centros neurálgicos. Esta vez, el reto no se reduce a gestionar flujos masivos, sino a garantizar que todo el ecosistema urbano funcione bajo principios de eficiencia ambiental, inclusión social y viabilidad económica.
Ante este panorama se llevó a cabo la conferencia “Movilidad, logística y sustentabilidad rumbo al Mundial 2026”, en la que expertos de Steer, Gensler y JLL coincidieron en que este evento será un parteaguas en la transformación urbana del país. Arturo Bañuelos, director de Proyectos y Desarrollos de JLL Latinoamérica señaló:
“El Mundial representará mucho más que un evento deportivo. Es una oportunidad para repensar cómo nuestras ciudades se conectan”.
Además, aseguraron que la agenda sustentable deberá ir más allá del torneo para consolidar un legado que permanezca después del último gol.

Mundial 2026 y el desafío de la movilidad sustentable
La movilidad será uno de los mayores retos del Mundial 2026, especialmente por el flujo esperado de millones de visitantes y operadores. Silvia Mejía, líder de planeación urbana en Steer, señaló:
“Mover a millones de aficionados requerirá una coordinación sin precedentes entre gobiernos locales, sector privado y ciudadanía”.
Esta exigencia obliga a diversificar los esquemas de transporte y favorecer soluciones intermodales seguras, accesibles y bajas en emisiones.
Para México, este reto es también una prueba social: garantizar que los sistemas de transporte público sean funcionales tanto para visitantes como para residentes. Ciudades como Guadalajara y Monterrey deberán fortalecer rutas, ampliar frecuencias y mejorar la señalización universal para asegurar experiencias inclusivas. El transporte no puede fallar, pues la movilidad es la columna vertebral de la experiencia turística y del bienestar local.

Desde la perspectiva económica, Javier Gutiérrez de JLL destacó que aeropuertos, hoteles y estaciones deben entenderse como nodos estratégicos para generar valor inmobiliario sostenible. “Cada punto de contacto con el visitante debe pensarse como parte de la experiencia”, afirmó. Esto implica invertir en infraestructura que no solo soporte el torneo, sino que continúe impulsando la actividad económica a largo plazo.
Finalmente, en materia ambiental, la optimización de rutas y la reducción de transportes innecesarios será clave. La recomendación de los expertos es clara: priorizar el transporte público y fomentar vehículos eléctricos o de bajas emisiones. Esto permitirá reducir significativamente la huella de carbono en un momento donde los desplazamientos masivos podrían representar un riesgo ambiental mayor.
Infraestructura sostenible: entre la eficiencia, el diseño y el legado
El Mundial 2026 abre una oportunidad histórica para demostrar cómo la infraestructura puede ser sostenible, rentable y socialmente inclusiva. La FIFA exige que los estadios cumplan con certificaciones como LEED Silver, lo que implica medidas estrictas de eficiencia energética, sistemas ahorradores de agua y manejo integral de residuos. Para Ruth Corona, directora de Servicios de Sustentabilidad de JLL México, “queremos que la sustentabilidad no sea un requisito, sino una práctica cotidiana que trascienda el evento”.
Los estadios están siendo concebidos como “espacios legado”, según Federico Montero de Gensler, quien asegura que las adaptaciones consideran el futuro de las ciudades, no solo el torneo. Estos recintos integran materiales reciclables, tecnología para ahorro de agua y espacios inclusivos como los primeros sensory rooms instalados en estadios mexicanos para personas con neurodivergencia. Esto marca un antes y un después en el diseño universal.
Económicamente, estas adecuaciones representan inversiones que buscan ser rentables más allá del torneo. La implementación de paneles solares, sistemas LEED y soluciones zero waste en hoteles, restaurantes y aeropuertos también contribuye a la eficiencia operativa. Para inversionistas y desarrolladores, este impulso significa un valor agregado de largo plazo que favorece la estabilidad financiera del sector turístico y de infraestructura.
Asimismo, la integración de criterios de economía circular en empaques, residuos y materiales permitirá reducir costos y minimizar el impacto ambiental. Esta visión, respaldada por firmas globales, reconoce que la infraestructura sostenible no solo mejora la experiencia del visitante, sino que contribuye a construir ciudades resilientes.

Sustentabilidad integral: la oportunidad de México para liderar
El Mundial 2026 obliga a repensar la sustentabilidad desde una perspectiva social, ambiental y económica. En primer lugar, el reto social implica construir ciudades más inclusivas, accesibles y seguras. Esto significa fortalecer espacios públicos, generar señalización universal y garantizar que la experiencia sea óptima tanto para visitantes como para residentes.
Desde el ángulo ambiental, las estrategias se enfocan en reducir emisiones mediante transporte público eficiente, promover energías limpias y optimizar la logística. La recomendación central de los especialistas es contundente: la movilidad deberá priorizar opciones bajas en carbono y eliminar viajes innecesarios. Este enfoque permitirá disminuir la carga ambiental de un evento que moviliza a millones.
En la dimensión económica, México tiene la oportunidad de consolidar un modelo de inversión sostenible. Los hoteles, aeropuertos, restaurantes y centros de entretenimiento que adopten tecnologías eficientes podrán reducir costos operativos y, al mismo tiempo, ofrecer experiencias de mayor calidad. “La infraestructura turística será clave para que los inversionistas tengan un retorno de inversión positivo”, subrayó Javier Gutiérrez.

Finalmente, el diseño urbano se convierte en un eje transversal. Las ciudades se transformarán no solo para recibir turistas, sino para consolidarse como espacios modernos, inclusivos y resilientes. Como apuntan Steer, JLL y Gensler, este momento puede convertir a México en un referente regional en planificación urbana sostenible.
Un legado que debe perdurar
El Mundial 2026 representa un desafío sin precedentes para México, pero también una oportunidad invaluable. La capacidad del país para articular movilidad sostenible, infraestructura inteligente y planificación urbana determinará no solo el éxito del evento, sino el futuro de sus ciudades. La coordinación intersectorial será esencial para garantizar que el torneo se traduzca en un beneficio real y duradero.
Si México aprovecha este momento para impulsar políticas urbanas integrales, podrá demostrar al mundo que es capaz de construir urbes más conectadas, incluyentes y respetuosas con el ambiente. El verdadero resultado del torneo no se medirá en goles, sino en el legado sostenible que deje para las próximas décadas.







