Eva Pradillo es la directora general de Mondo Lirondo, una empresa especializada en organizar actividades con un gran contenido lúdico y educativo, basadas en la educación en valores.
Brindan a niños y niñas experiencias enriquecedoras que les enseñen, que les ayuden a entender el entramado social, a relacionarse, a compartir, a tolerar, a respetar, a cuidar lo que les rodea, en definitiva a ser felices y ayudar a ser felices a los demás mientras se divierten.
¿Cómo surge la idea de Mondo Lirondo?
Surge de un espíritu emprendedor, una vocación docente y una conciencia social y ambiental muy inquieta. Desde que tengo uso de razón todo mi afán era hacer algo por la sociedad, ayudar a los demás. Fue así como, tras muchas horas de trabajo y muchos cambios de rumbo surge Mondo Lirondo, con la intención de aportar a la sociedad en general y, a los niños y niñas en particular una serie de actividades que permitan fomentar unos hábitos que potencien los valores humanos. De ahí la sostenibilidad que, bien entendida, no es más que favorecer el seguir siendo “humanos”.
Se trata de elaborar actividades enriquecedoras que les enseñen, que les ayuden a entender el entramado social, a relacionarse, a compartir, a tolerar, a respetar, a cuidar lo que les rodea, en definitiva a ser felices y ayudar a ser felices a los demás mientras se divierten.
¿Cómo cree que se debe incorporar la sostenibilidad a la educación?
La sostenibilidad se debe incorporar a la educación como una enseñanza de los valores que definen al ser humano desde su existencia pero que, en algunos momentos nos empeñamos en olvidar. Hoy en día las estrategias pedagógicas son muy diversas y enriquecedoras y las podemos incorporar en cualquier momento en el proceso formativo de los niños y niñas; en clase, por las tardes, en días de fiesta, en vacaciones, etc.
Nos podría explicar qué tipo de actividades realizan con los niños?
Las actividades son talleres, títeres, teatro, cuentacuentos, excursiones, etc., todas ellas con un gran contenido lúdico y educativo, basadas en la educación en valores. Por ejemplo, los cuentos son contados a través de una escenificación cuidada estableciendo un nexo con los niños y niñas de manera que disfrutan a la vez que interactúan y aprenden los valores trasmitidos.
Se pueden organizar juegos tradicionales como las canicas o los juegos de cromos donde niños y niñas comparten momentos divertidísimos e interiorizan la igualdad entre ellos. Y así, podríamos enumerar muchas estrategias que potencian el aprendizaje y la diversión.
Y, ¿ cómo reaccionan?
Su reacción es muy variada y diversa. En primer lugar prestan mucha atención y tienen una gran motivación porque cuidamos mucho la preparación de las actividades y porque somos personas diferentes a sus profesores o educadores habituales y eso les gusta. En segundo lugar y, porque buscamos el carácter lúdico y dinámico de las actividades, participan, comparten, ríen, juegan, aprenden, podemos decir que lo pasan en grande.
¿Dónde realizan sus actividades?
Nuestro equipo de educadores se desplaza a las propias organizaciones, colegios, empresas, ayuntamientos, asociaciones, etc. o a las instalaciones que ellos soliciten y desarrolla allí todos los proyectos.
¿Pueden las empresas incorporar este tipo proyectos a sus programas de conciliación?
Por supuesto que sí. Si las empresas son capaces de ofrecer a sus empleados actividades lúdicas y educativas para sus hijos fomentarán la satisfacción y la tranquilidad de éstos a la hora de decidir dónde dejarlos mientras trabajan sabiendo que están aprendiendo, divirtiéndose y desarrollando un ocio saludable con especialistas.
Fuente:Diario Resposnable
