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Los países de América Latina y el Caribe podrían beneficiarse con una mejor integración de los migrantes

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Un nuevo informe del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) y el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), encontró que en la mayoría de los países de América Latina y el Caribe los inmigrantes, aunque con frecuencia están altamente calificados, a menudo trabajan en empleos de baja o mediana calificación, lo que les impide contribuir a sus comunidades de acogida en toda la medida de sus capacidades.

La publicación ¿Cómo les va a los migrantes en América Latina y el Caribe? mapea la integración socioeconómica de la población migrante en 12 países de América Latina y el Caribe (Argentina, Chile, Colombia, Costa Rica, República Dominicana, Ecuador, México, Panamá, Paraguay, Perú, Trinidad y Tobago y Uruguay) con base en 41 indicadores como la informalidad del mercado laboral, el autoempleo, el empleo juvenil, los niveles educativos, la competencia lectora y las condiciones de vida. El informe también incluye un análisis de indicadores de política para contextualizar la relación entre las decisiones de política tomadas con respecto a la integración de la población migrante en cada uno de los 12 países cubiertos y sus resultados en términos de la integración lograda, medidos por indicadores cuantitativos.

El estudio, basado en la experiencia de la OCDE con Settling In (una serie de informes comparativos, producidos conjuntamente con la Comisión Europea, sobre los resultados de integración de las características de los inmigrantes en los países de la OCDE) mide las diferencias entre los resultados para las poblaciones de inmigrantes y autóctonas dentro de cada país para el que se dispone de datos. Cuando los resultados de los migrantes son menos favorables que los de la población autóctona, puede reflejar una falta de aprovechamiento de las oportunidades que puede brindar la migración.

Regularización y mercado laboral

La regularización de las personas migrantes es una de las principales herramientas utilizadas para facilitar su integración en las sociedades de acogida, promover sus derechos humanos y generar sociedades pacíficas, justas e inclusivas. En los últimos 10 años, países como Chile, Colombia, Ecuador, Perú y República Dominicana han implementado permisos y visas especiales para regularizar la situación de los inmigrantes. En los 12 países de ALC incluidos en este estudio todas las personas migrantes regulares pueden trabajar en el mercado laboral formal si obtienen permisos de trabajo, incluidos los refugiados.

Aunque es difícil discernir tendencias generales que se mantengan para todos los países de la región, el informe encuentra que en la mayoría de los países de ALC, los inmigrantes, en particular los de 15 a 34 años, tienen más probabilidades de participar en el mercado laboral que sus pares nativos. En la mitad de los países de ALC, los inmigrantes tienen menos probabilidades de estar desempleados que los nativos. Además, en la mayoría de los países, los nacidos en el extranjero experimentan menos desempleo a largo plazo que la población local. Y las ocupaciones altamente calificadas son más frecuentes entre los nacidos en el extranjero que entre los nativos en promedio.

A pesar de este panorama bastante favorable, en promedio en los países de ALC, los inmigrantes tienen más probabilidades de tener un trabajo informal que los nativos (52% y 45%, respectivamente). Además, los inmigrantes no solo enfrentan importantes barreras para encontrar trabajos formales, sino también trabajos de alta calidad. En la mayoría de los países de ALC, es más probable que los inmigrantes tengan contratos temporales y trabajen más horas (50 horas o más por semana) que los nativos. Además, en los países de ALC, una mayor proporción de los inmigrantes altamente educados que tienen empleo realiza trabajos para los que están sobrecalificados en comparación con los nativos (27 % frente a 19 %, respectivamente).

En cuanto a la prevalencia de la pobreza (relativa), se observa una menor incidencia entre los inmigrantes, especialmente en Chile, Panamá y Perú. Con respecto a las condiciones de vivienda, en alrededor de la mitad de los países de ALC analizados, los nacidos en el extranjero tienen más probabilidades que sus contrapartes autóctonas de vivir en viviendas superpobladas y viviendas precarias con falta de servicios básicos.

La educación, un desafío regional

En casi todos los países de ALC analizados, por ley, los niños, niñas y adolescentes tienen derecho a la educación pública obligatoria y a la atención pública de la primera infancia, independientemente de su estatus migratorio. Las escuelas, sin embargo, se enfrentan a numerosos desafíos para acoger e integrar a los niños inmigrantes, especialmente en casos de afluencia masiva. En la mitad de los países de ALC analizados, los niños nacidos en el extranjero tienen menos probabilidades de estar escolarizados que sus pares nativos.

Esto se mantiene independientemente del grupo de edad. Los jóvenes nacidos en el extranjero tienen más probabilidades que los jóvenes nativos de carecer de habilidades básicas de lectura a la edad de 15 años, (en algunos países la diferencia entre los grupos es superior a 10 puntos porcentuales). También tienden a abandonar la escuela antes y, después de finalizar sus estudios, es más probable que no estén estudien o trabajen (NiNi) que los jóvenes autóctonos.

Si bien los niños nacidos en el extranjero actualmente tienen peores resultados educativos que los nacidos en el país, los inmigrantes que llegaron a los países de ALC como adultos suelen tener niveles más altos de logros educativos que sus contrapartes nacidos en el país. En ocho de doce países de ALC, la proporción de inmigrantes en edad de trabajar (de 15 a 64 años) con educación terciaria es mayor que la de los nativos (28% y 23%, respectivamente). Del mismo modo, la proporción de inmigrantes con bajo nivel educativo es mucho menor que entre la población autóctona (33% frente a 41%, respectivamente).

Desigualdades de género

Si bien la población migrante en América Latina y el Caribe se caracteriza por tener una proporción pareja entre hombres y mujeres, en promedio los indicadores de educación y empleo muestran una integración desigual entre hombres y mujeres.

Para la mayoría de los países, los datos muestran que las mujeres migrantes tienden a estar más educadas que los hombres migrantes, en promedio, en casi 3 puntos porcentuales. Sin embargo, los indicadores de empleo muestran que la proporción de hombres migrantes en edad de trabajar que tienen un trabajo supera a la de mujeres migrantes empleadas en más de 27 puntos porcentuales. Esto se traduce en 4 puntos porcentuales más de desempleo para las mujeres migrantes y la inactividad involuntaria entre las mujeres migrantes supera a la de los hombres en seis de los once países analizados en más de 4 puntos porcentuales.

Integración de la población migrante en México

·         México es el quinto país con mayor número de migrantes. Sin embargo, considerando la gran población del país, estos solo corresponden al 0.9% de la población, lo que lo hace el segundo país con menor porcentaje de migrantes en el total de la población.

·         La población migrante presenta características particulares respecto del resto de los países analizados en el documento, siendo el 66% de los migrantes ciudadanos nacidos en los Estados Unidos, fundamentalmente hijos de emigrantes retornados.

Diferencias entre migrantes nacidos en EEUU y otros países

El informe presenta una comparación entre los migrantes nacidos en EEUU (principalmente hijos de emigrantes que volvieron al país), ya que se presentan diferencias interesantes entre estos grupos.

·         Alrededor del 85 % de los niños (menores de 15 años) nacidos en Estados Unidos viven en hogares cuyos adultos responsables son todos mexicanos nativos.

·         Alrededor de la mitad de los inmigrantes nacidos en Estados Unidos son menores de 15 años, mientras que apenas el 11 % de los inmigrantes nacidos en otros países pertenece a este grupo etario.

·         Asimismo, la participación de la población en edad de trabajar (entre 15 y 64 años) es mucho menor entre los inmigrantes nacidos en Estados Unidos que entre los demás extranjeros (47% y 77%, respectivamente).

·         Es poco probable que los inmigrantes nacidos en Estados Unidos hayan alcanzado los altos niveles educativos del resto de la población extranjera (22% y 41%, respectivamente), pero sí tienen probabilidades algo más elevadas que la población nativa de tener niveles educativos altos (18%).

·         Entre los estadounidenses, la proporción de personas con niveles educativos bajos (29%) es menor que la de los otros grupos de extranjeros (38%) y que la observada entre los nativos (55%).

·         En términos de empleo, debido a que, en promedio, los nacidos en Estados Unidos son más jóvenes, las tasas de empleo de este grupo son menores que las del resto de la población extranjera (41% versus 65%, respectivamente).

·         Hay más informalidad entre los inmigrantes nacidos en Estados Unidos (76%) que en el resto de la población extranjera (56%) y en la población nativa (55%).

·         Otro aspecto en el que los inmigrantes nacidos en Estados Unidos difieren de aquellos nacidos en otros países es la sobrecalificación: es más probable que tengan trabajos para los cuales están sobrecalificados que los inmigrantes nacidos en otros países (40 % y 33%), pero tienen tasas de sobrecalificación similares a las de sus pares nativos (42 %).

Comparación entre todos los migrantes con los migrantes de otros países

·         México es el país con menor tasa de migrantes y nativos viviendo en áreas urbanas, 60% y 50%, respectivamente. También es el país donde la menor proporción de ambos grupos viven en la ciudad capital, ambos porcentajes cercanos al 15%, en comparación con el promedio de los otros 10 países, donde casi 60% de migrantes viven en la ciudad capital.

·         Se destaca por tener la mayor proporción de los migrantes con edades entre 0 y 14 años (36%), y menor tasa con edades entre 15 y 64 (57%), con respecto al 72% del promedio regional. También presenta la menor tasa de migrantes casados (45%), con respecto al 59% del promedio regional.

·         En México la proporción de alumnos migrantes que obtienen bajos puntos en las pruebas PISA (menos de 400 puntos) es superior a la de los nativos por casi 10 puntos porcentuales. Por otro lado, las tasas de escolarización en los niños y niñas de 6 a 16 años es muy similar y supera el 90% en ambas poblaciones. En cambio, entre los adolescentes de 15 a 18 años los migrantes presentan una mayor tasa de escolaridad superior que la de los nativos por 7 puntos porcentuales (80% y 73%, respectivamente).

·         A diferencia del promedio regional cercano al 15% entre los nativos y los migrantes de 15 a 18 años que se encuentran trabajando, en México ambos porcentajes superan el 20%, siendo mayor entre los migrantes por casi 4 puntos porcentuales. Esto hace que en este país se presente uno de los menores porcentajes de jóvenes de 15 a 24 años que no estudian ni trabajan, ambos por encima pero cerca del 15%, en comparación con los más de 20% del promedio regional. Además presenta la deserción escolar temprana entre los jóvenes de estas mismas edades (15 a 24), con menos del 20% entre los migrantes.

·         Los migrantes presentan un mayor porcentaje de personas en alto nivel educativo que los nativos por casi 10 puntos porcentuales, 25% y 17%, respectivamente. Estos dos porcentajes son cercanos a aquellos del promedio regional. En cuando a los porcentajes de personas en bajo nivel educativo, se presenta una mayoría entre los nativos (50%), contra el 35% de los migrantes.

·         Presenta el menor porcentaje de migrantes empleados 50%, comparado con el 70% del promedio regional. Estas proporciones son similares entre aquellos económicamente activos, aunque con porcentajes un poco inferiores. El desempleo es inferior al 6% en ambos grupos migrantes y nativos, siendo de los menores de la región, aunque apenas inferiores a los del promedio regional 8%.

·         Entre los migrantes es el país con la menor tasa de desempleo de largo plazo, cercana al 2%. La inactividad involuntaria entre los migrantes es cercana a la del promedio regional ambas aproximadas al 20%. Un porcentaje similar 18% se da entre aquellos trabajadores con un contrato temporal. La informalidad se aproxima al 65% entre los migrantes, aunque más del 50% de los trabajadores cuentan con un contrato firmado.

·         El porcentaje de empleados migrantes que trabajan más de 50 horas a la semana es cercano al del promedio regional y al de los nativos, todos cercanos al 25%, mientras este (23%) es superior al promedio regional (19%) de quienes trabajan menos de 30 horas a la semana y al de los nativos (17%).

·         El porcentaje de migrantes con un empleo de alto nivel (30%) supera por 8 puntos porcentuales al promedio regional y casi por 15 puntos porcentuales al de los nativos. Entre aquellos con un empleo de bajo nivel, los migrantes en México presentan una proporción igual (11%) a la de los nativos y casi 15 puntos porcentuales inferior que el promedio regional. Por último, la sobrecalificación (35%) es superior en 9 puntos porcentuales al promedio regional y 7 puntos porcentuales inferior a la de los nativos.

·         México es el único país donde la proporción de hombres con alto nivel educativo es superior a la de las mujeres por casi 8 puntos porcentuales. Entre los migrantes con bajo nivel educativo no se ven diferencias significativas entre ambos géneros. Aún así, la proporción de hombres que trabajan es superior en 26 puntos porcentuales a la de las mujeres.  Tampoco hay una diferencia significativa en cuanto al desempleo.

·        La proporción de mujeres involuntariamente inactivas es superior a la proporción de hombre en esta condición por casi 4 puntos porcentuales. Entre aquellos que trabajan más de 50 horas a la semana los hombres superan a las mujeres en 4 puntos porcentuales, mientras entre aquellos que trabajan menos de 30 horas a la semana, las mujeres son mayoría por estos mismos 4 puntos porcentuales. Finalmente, entre aquellos en un empleo de alto nivel, no se encuentran diferencias significativas, mientras entre aquellos con un empleo de bajo nivel la proporción de hombres supera a la de las mujeres en 12 puntos porcentuales.

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