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La responsabilidad social en las Mipyme

1mipymeSegún la Secretaría de Economía, las micro, pequeñas y medianas empresas (Mipyme) son un elemento fundamental para el desarrollo económico de los países, tanto por su contribución al empleo como por su aportación al Producto Interno Bruto (PIB).

En el caso de México, las Mipyme generan el 52 por ciento del Producto y contribuyen con el 72 por ciento de los empleos formales.

Si las Mipyme producen más de la mitad de la riqueza del país y siete de cada 10 empleos, ¿será importante considerar la responsabilidad social dentro del gobierno corporativo de este tipo de empresas?

El concepto de responsabilidad social corporativa ha sido acuñado principalmente para los grandes corporativos y empresas transnacionales, que generalmente provienen de países desarrollados y donde el concepto aplica desde algunos años atrás.

Pero la responsabilidad social corporativa no es exclusiva de las grandes empresas, por el contrario, si todas las Mipyme la llevaran a la práctica, la repercusión nacional será mucho mayor debido a la proporción que representa este tipo de negocios en el país.

La responsabilidad social corporativa consiste en planear el desarrollo de la empresa considerando el impacto social, económico y ambiental hacia el interior y exterior de la organización, con la finalidad de aportar un beneficio a través de las actividades primordiales de ésta.

Integrar la responsabilidad social dentro de la planeación estratégica de cualquier empresa, ya sea grande o Mipyme, no es cosa del otro mundo, es cuestión de abrir el panorama organizacional del negocios para derramar un beneficio para todos los que integran la cadena de valor.

Es tan sencillo como comenzar desde la dirección de la empresa a analizar en qué afecta la operación del negocio en los aspectos social, económico y ambiental, para así integra líneas de acción de responsabilidad social, tratando de abarcar de lo sencillo a lo complejo en forma paulatina.

Es importante asesorarse de un experto en el tema y dejar a un lado los mitos alrededor del concepto, ya que los beneficios en competitividad, imagen, rentabilidad y sobre todo en el desarrollo de los empleados y la sociedad, es mayor que la inversión y el costo en el cambo cultural que implica poner en práctica los nuevos programas.

Estudios realizados en centros de investigación de negocios demuestran que el 74 por ciento a cambiar de marca si está involucra a una causa social.

Estas cifras nos hablan de un público cada vez más informado y sobre todo exigente, que ya no solamente busca a una empresa por su producto, sino por el valor social agregado que éste ofrece. Porque responsabilidad social no es sólo un concepto de moda, sino una innovación que se traduce en eficiencia de procesos operativos, administrativos y de servicio al cliente al momento de competir en el mercado, cambios que inciden en la toma de decisión sobre un producto.

Por otra parte, una inquietud recurrente en las empresas que desean crear programas de responsabilidad social es el costo que esto implica. Suponen gastos elevados que solamente las grandes empresas pueden pagar. Sin embargo, esto es una falsa percepción, ya que la transformación estructural implica más bien una mayor inversión de tiempo que de dinero, con resultados en el incremento de la rentabilidad del negocio.

Como parte de la evolución de la empresa nacional, tarde o temprano todas tendrán que integrar la responsabilidad social en su planeación estratégica, ya que es un tema insoslayable para renovar y optimizar de manera integral el negocio. Es mejor que desde ahora nos informemos a estar en desventaja en términos de competitividad.

Hoy en día, gran parte de los países desarrollados exigen a las empresas con las cuales llevan a cabo negocios, que trabajen considerando los aspectos social, ambiental y económico. Esta nueva actitud comprueba que en poco tiempo tendremos que alinearnos a una legislación internacional en este sentido si consideramos exportar productos mexicanos a países del Primer Mundo. Este proceso ha sido reforzando por las iniciativas en desarrollo social de la organización de las Naciones Unidas y el Banco Interamericano de Desarrollo, entre otros.

La rentabilidad económica, social y ambiental de México depende de todos y es responsabilidad de toda empresa diseñar iniciativas en este sentido. Todas las organizaciones, sin importar su tamaño, deben preguntarse constantemente si concretan prácticas de responsabilidad social adecuadas, porque hoy en día no podemos conformarnos sólo con fundar nuevos empleos y la derrama económica, sino que también las empresas mexicanas deben protagonizar un previsión solidaria que seguramente redituará en crecimiento nacional.

Fuente: El Financiero; Mercados, p. 12A
Autor: Karla Espinoza Zamorategui
Publicada: 15 de Septiembre 2010

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