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ColumnistasLa justicia de las vacaciones

La justicia de las vacaciones

Forma y Fondo CLXII

Es un concepto poco considerado, pero las vacaciones no hacen distingo entre aquellos que merecidamente las disfrutan como un retomar ánimos y fuerzas para continuar con sus responsabilidades y aquellos habituados a la ley del mínimo esfuerzo, es decir, los que aparentan hacer pero no hacen nada. Y también en el no hacer aparentando que sí se hace, interviene el principio de equidad, porque tampoco marca diferencias en ningún sector, entiéndase privado u oficial, aunque en este último es en el que hay más adeptos. Y como prueba hay un sin número de preguntas cuya respuesta nos confirmaría la verdad, pero el tema principal se desviaría.

Pero quedémonos en el tiempo de descanso, de dejar la ejecución de los trabajos y acciones rutinarias, cambiando las actividades por otras. Es el momento del reencuentro con la familia, los amigos, la naturaleza y muchas veces con uno mismo. Una opción viable es el turismo sustentable, aprovechando que la palabra sustentabilidad se aplica en este momento para casi cualquier actividad humana. Si no piénselo Ustedes queridos lectores y haciendo el clásico ejercicio de las dos columnas, anoten en una lo que sí se aplica al concepto y en otra lo que no; el resultado lo dice todo.

No hay que asociar turismo con lugares caros. Las formas son variadas y en ellas también interviene el ingenio, de modo que se pueden pasar ratos de esparcimiento sin que haya un desembolso que afecte el presupuesto familiar.

El turismo a nivel mundial es una de las industrias más importantes, generadora de fuentes de empleo e ingresos, pero que dejó de lado durante mucho tiempo el cuidado y preservación de la naturaleza. Actualmente la tendencia va a la inversa y ahí es en donde aparece el turismo sustentable. Esta área crece con rapidez por la preocupación e interés que existe entre los diferentes sectores y los propios turistas frente a la problemática ambiental.

El objetivo es claro y las campañas de difusión son constantes buscando minimizar el impacto negativo en el entorno natural, social, cultural. La idea plasma la visión de desarrollo de las localidades desde un corto hasta un largo plazo, construyendo una conciencia ambiental mediante el respeto a la naturaleza.

Entre los múltiples aspectos que intervienen, son pieza clave las localidades rurales y las minorías indígenas. La capacitación y apoyo; mostrarles una perspectiva de las ventajas que representa una atención amigable al visitante. Comunicarles las estrategias y sensibilizarlos en educación ambiental, educación para la conservación de la biodiversidad, del patrimonio cultural. Hacerlos sentir el orgullo de pertenecer a la localidad y las bondades de prestar un servicio calificado.

Todo esto no es nuevo, ya que existen programas de mucho tiempo en los que se han incorporado actores locales, empresas, comunidades, ONG’s y organismos estatales, difundiendo conceptos de buenas prácticas, de mínimo impacto ambiental y ventajas económicas en las zonas turísticas. Pero la industria turística mexicana no logra desarrollar la capacidad que tiene.

Un concepto atractivo manejado de unos años a la fecha es el llamado ecoturismo, confundido muchas veces con el turismo de aventura, de exploración, o la práctica de deportes extremos por realizarse al aire libre, que no incorporan los conceptos de mínimo impacto ambiental y prácticas compatibles con la conservación, produciendo un estrés en la flora y fauna locales.

De ahí que el turismo sustentable incorpore el uso racional de los elementos necesarios como equipos y accesorios, la participación y articulación de los diferentes actores sin poner en riesgo los recursos naturales ni, en el caso de los lugares con valor histórico, el patrimonio cultural. La Organización Mundial de Turismo plantea que es el uso óptimo de los recursos ambientales, como elemento fundamental del desarrollo turístico, manteniendo los procesos ecológicos esenciales y ayudando a conservar los recursos naturales y la diversidad biológica; respetar la autenticidad sociocultural de las comunidades anfitrionas conservando sus activos culturales vivos y sus valores tradicionales, así como contribuir al entendimiento y a la tolerancia interculturales.

Todo ello asegura una actividad económica que reporta beneficios viables suficientes y bien distribuidos.
Todos estos buenos deseos se opacan por la falta de sensibilidad de muchos paseantes. El impacto de los turistas hace que el medio ambiente sufra por el aumento de incendios. Ni qué decir de los que devastan en estos momentos Coahuila, los que iniciaron en Michoacán y los que se suceden en el estado de México o en la periferia de la ciudad de México. La gente pisotea las plantas, corta leña, ensucia el agua y deja su huella con la basura por doquier.

La forma: con sentido común, educación y responsabilidad desaparecerá el turismo depredador. No es salir para que afloren las cotidianas frustraciones, ni para que los niños hagan lo que en casa no les está permitido hacer, dejando deterioro y contaminación.

El fondo: en la playa, en el campo, en el monte, visitando el lugar donde vivimos o en la propia casa, nuestra contribución es importante por pequeña que sea. Nuestra satisfacción al cumplir no tiene precio. Prácticas que a todos benefician, existen por cientos, pero la más importante es cuando nace la conciencia ambiental, porque: TODOS SOMOS NATURALEZA.

Este artículo es responsabilidad de quien lo escribe y no refleja la opinión de Expok ni de sus colaboradores.

Fuente: Acacia Fundación Ambiental A.C.

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