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ColumnistasLa historia de una extranjera, ¿o de un nuevo colaborador?

La historia de una extranjera, ¿o de un nuevo colaborador?

Colaboradores vía Shutterstock
Colaboradores vía Shutterstock

Por María Teresa Mele Peinado

La comunicación interna se convierte en un habilitador del proceso de inducción, permitiendo que desde el primer momento el colaborador conozca a la empresa y poco a poco se identifique con ella, su filosofía y esenciales culturales.

Recientemente conversaba con un buen amigo y compañero de maestría -a quien cariñosamente llamamos “maestro”- acerca de cómo mi experiencia como extranjera podría ser una buena forma de ejemplificar el fenómeno de comunicación interna, en el que México representa a la empresa y yo, la venezolana, a un nuevo colaborador. Me pareció una excelente idea y comencé a darle vueltas a la cabeza, para compartir con ustedes lo que ha sido parte de mi proceso de inducción a esta nueva cultura “organizacional”.

Cuando llegas a vivir a un nuevo país estás lleno de expectativas. Aunque tengas algunos objetivos claros, realmente no sabes si tus planes se van a cumplir tal cual los diseñaste. Yo viene a estudiar una maestría en responsabilidad social, pero no sabía de los amigos que haría en el camino, ni que al poco tiempo formaría parte del equipo de Expok, o que eventualmente visitaría lugares increíbles, tampoco que siendo comunicóloga y hablando el mismo idioma el lenguaje me sorprendería a diario… Lo mismo ocurre a un nuevo trabajo: ¿podré cumplir con mis responsabilidades?, ¿dónde será la sala de juntas?, ¿me llevaré bien con mi supervisor?, ¿con quién voy a comer?, ¿falda o pantalón?

Durante esta fase de adaptación, la comunicación interna se convierte en un habilitador del proceso de inducción, permitiendo que desde el primer momento el colaborador conozca a la empresa y poco a poco se identifique con ella, su filosofía y esenciales culturales. En este momento son importantes los “qué”, pero se hacen indispensables los “cómo”. Muchos profesionales competentes llegan a sentirse fracasados o a no formar parte de un equipo por la sencilla razón de no explicárseles cómo, cuándo y para qué se les requiere.

Volviendo al ejemplo inicial, mi plan de inducción se ha dado en tres niveles: el formal, llevado a cabo por la empresa (México) y las distintas instituciones involucradas para mi correcta vinculación (Instituto Nacional de Migración, Servicio de Administración Tributaria, Instituto Mexicano del Seguro Social, etc.); el técnico, entre la Universidad Anáhuac y Expok, debido al programa académico y a la experiencia laboral; y el informal, en el que a conciencia o no, participan todas las personas que voy conociendo y que poco a poco me acercan a los códigos de la cultura mexicana, involucrándome cada vez más.

Si trasladamos este proceso de inducción a la realidad del mundo laboral, pareciera no haber muchas diferencias. La experiencia me dice que los mensajes deben ser claros, en el momento y forma adecuados, a veces de manera formal y otras un poco más relajadas, en grupo o individualmente, dependiendo del objetivo y de lo que la empresa quiera lograr. Siempre con el fin de que luego de la comunicación, el colaborador efectivamente sepa para qué le sirve la información y así se le facilite la adaptación a lo que se espera sea su nuevo “hogar”.

La comunicación interna es un fenómeno vivo, no para, y puede darse reactivamente o de manera proactiva en la organización. Y así voy yo en México, pregunto y pregunto hasta que me involucro o hasta que hago todo lo contrario; pero también me he encontrado con quienes se toman la molestia de explicarme las dinámicas culturales una y otra vez, incluyéndome y haciéndome sentir cada vez más segura, lo que me ha permitido reconocerme entre símbolos y personajes y así cerrar poco a poco las brechas.

En este momento, luego de casi un año, puedo decir que ha sido un proceso de inducción exitoso, en el que la empresa ha logrado captar mi atención e interés por conocerla cada vez más. Comienzo a amar lo poco que ya conozco…

Hasta la próxima.


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María Teresa Mele Peinado

Venezolana. Licenciada en comunicación social corporativa, con diplomados en responsabilidad social e inversión social privada para el desarrollo de base. Actualmente cursa una maestría en responsabilidad social. Ha desarrollado una carrera profesional enfocada en comunicación estratégica, planeación de eventos y diagnósticos de RSE y desarrollo sustentable. Forma parte del equipo de Expok desde abril de 2015, ocupando la coordinación de Comunicación Interna.

LinkedIn y Twitter: @melepeinado

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