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La crisis económica, lejos de arrinconar la causa de la RSE, la ha puesto en valor

Por: Helena Ancos

Es cierto que la mayoría de las encuestas que hablan de la RSE en tiempos de crisis, desafían esta afirmación, pero el mensaje del que aquéllas hablan es el del costo de la RSE y no de su COMPROMISO. La Responsabilidad Social implica ante todo eso, compromiso y con su incidencia en diversos frentes se puede provocar su efecto multiplicador.
Las ayudas públicas a muchas entidades bancarias en Europa y en EEUU, y los duros ajustes a los que están haciendo frente sus economías, merecen una revisión de las retribuciones de los Consejeros y equipo de alta dirección de estas entidades bancarias y su relación con sus políticas de RSE.

Por ello mencionaremos cuatro apuntes para los acuciantes propósitos de nuestra RSE en medio de la crisis:

1) El sector bancario, debe empezar a construir la RSE por los cimientos del compromiso de sus consejeros.

Cuando parece que se nos están agotando las opciones para equilibrar los balances y mermar costes y la «racionalización del gasto», los «ajustes presupuestarios» y los «recortes salariales» se han convertido en el pan nuestro de cada día, el buen gobierno de estas entidades ha de ser prioritario y la cúspide de su pirámide de la RSE. El hecho de que la crisis haya nacido en el sector bancario añade agravio a la dureza de los ajustes que está padeciendo el ciudadano de a pie.

Un ejercicio de transparencia bien entendida con políticas salariales ligadas a la sostenibilidad iría sin duda en la buena dirección.

2) Pero al mismo tiempo, los procesos de restructuración y de exigencia de mayor solvencia que se están llevando a cabo a nivel mundial constituyen una oportunidad para promover incentivos a la responsabilidad social.

La estructura y la normativa del sector bancario han propiciado una posición de desequilibrio estructural para el consumidor, mucho más aguda que en otros ámbitos. Sin embargo, la mínima competencia, los tecnicismos de la contratación, y una sociedad bancarizada, aseguraban una posición de dominio, reforzada por la política de fusiones que garantizaba la inmunidad bancaria de un lado, y unos clientes «cautivos», de otro.

No obstante este panorama, se atisban algunos vientos de cambio. Junto al activismo accionarial, se están llevando a cabo medidas en ámbitos distintos que van a contribuir a imponer más disciplina a los bancos de cara a sus clientes (en especial pymes y personas físicas). El banco que sepa adelantarse a ellas, innovando socialmente, ganará sin duda ventajas competitivas en el mercado de la RSE.

No me refiero ya a las mayores exigencias de capitalización, o de saneamiento de activos tóxicos, sino a medidas con mayor incidencia directa en los clientes minoristas que siempre son los más vulnerables.

a) En el Reino Unido la reforma del sector bancario propuesta por el informe Vilckers en septiembre pasado, recomienda entre otras medidas, una mayor protección de los clientes minoristas, separando las actividades bancarias de inversión y comerciales. Con la separación propuesta, los negocios de la banca minorista, quedarían aislados de las consecuencias de las operaciones de alto riesgo de la banca de inversión. Los bancos minoristas operarían entonces como entidades jurídicas independientes y en el marco de un sistema de regulación diferente.

Otra recomendación, en este caso para mejorar la competencia en el sector, será introducir medidas para facilitar a los consumidores el traslado de sus cuentas de una entidad a otra, la portabilidad de la cuenta bancaria.

b) También en el Reino Unido, el epicentro del mundo financiero, David Cameron tiene intención de otorgar a los accionistas derecho de veto efectivo sobre los salarios de los ejecutivos. Así en el informe elaborado por la High Pay Commission se establecen 12 recomendaciones para hacer frente a la espiral de crecimiento de los salarios de este colectivo, entre ellas: un mayor transparencia en el cálculo para poner fin al «coto cerrado» de las decisiones salariales; la participación de los empleados y otros grupos de interés en los comités de remuneración y la obligación de que las empresas publiquen una relación entre los salarios de los altos ejecutivos y el trabajador medio.

3) Pero hay más. Este desfase puede hacer mella en sus depósitos. En una noticia aparecida hoy mismo en el diario CincoDías las cajas de ahorros que en España se beneficiaron de ayudas del FROB han sufrido una fuerte salida de ahorro de sus clientes, perdiendo tres de los seis grupos que han tenido préstamos del FROB (Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria), según datos de la Confederación Española de Cajas de Ahorros, 10.892 millones de euros en depósitos en 10 meses. Entre las causas, junto a la guerra del pasivo, se apuntan tanto la pérdida de confianza de su clientela por su frágil situación como «el escándalo de las retribuciones de sus directivos».

4) Si bien las recomendaciones anteriores tienen distinto calado y tardarán, si lo logran, en imponerse, pueden surgir también otros incentivos a la sostenibilidad. El mayor activismo de los grupos de interés se está manifestando en las Acciones legales colectivas. Estas acciones comienzan a ser mas frecuentes en España y son siempre muy atractivas para los despachos de abogados bien por su notoriedad bien por el montante económico asociado.

Tal es el caso de la demanda interpuesta por la Agencia Federal de la Vivienda en EEUU contra Bank of America, JP Morgan Chase, Deutsche Bank, HSBC, Barclays, Citigroup, Nomura y hasta 17 grupos financieros, por provocar pérdidas de 41.000 millones de dólares al considerar que estos bancos mintieron sobre la calidad de los paquetes de deuda hipotecaria que vendían a dos entidades prestamistas públicas Freddie Mac y Fannie Mae. O las demandas pendientes en distintas jurisdicciones y tanto a título individual como colectivo, por inversiones en fondos afectados por la estafa Madoff.

Como indicara Francisco Uría recientemente a propósito de las medidas de restructuración bancaria: «el sector financiero es una gran industria nacional en términos de contribución al PIB, innovación, proyección internacional y empleo cualificado. Si se acierta con las medidas que hay que adoptar, cooperará de forma relevante a la recuperación de la economía española». Yo añadiría en el ámbito que nos compete, algo más. Dada la enorme responsabilidad que ha tenido el sector bancario en la actual crisis financiera, el ejemplo de sus equipos de dirección es clave para recuperar la confianza de nuestra economía y la credibilidad de sus políticas de RSE. Los bancos que se signifiquen por eso, contribuirán sin duda a recuperar la maltrecha confianza de sus consumidores, en nuestra economía y de la sociedad en general.



Helena Ancos Franco

Coordinadora del Programa de Trabajo de Responsabilidad Social Empresarial del Instituto Complutense de Estudios Internacionales. Representante en la UCM de la RedUNIRSE, red Iberoamericana de Responsabilidad Social Empresarial y Promotora en la Universidad Complutense de Madrid de la Red Interuniversitaria de Responsabilidad Social Empresarial. Ha sido Abogado y Profesora de Derecho Internacional Privado en la Universidad Europea de Madrid y en el Centro Universitario Francisco de Vitoria y en el Centro Universitario de Estudios Financieros de Madrid. Sus actuales líneas de investigación se centran en la búsqueda de modelos jurídicos y económicos que promuevan la rentabilidad de los negocios y el desarrollo social, así como mecanismos de colaboración público-privada para el desarrollo.

Blog RSE de la Universidad Complutense de Madrid

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