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ColumnistasLa ciudad de México podría morir de sed

La ciudad de México podría morir de sed

La ciudad de México podría morir de sed
Ciudad de mexico vía Shutterstock

La capital del país enfrenta graves problemas de abastecimiento y administración de sus recursos acuíferos, pero se abre una alternativa. Lourdes Zamanillo, coordinadora de comunicación de Ashoka México.

Hoy queda menos de 1% de los depósitos lacustres del Valle de México. En las últimas décadas, el Centro de Estudios Jurídicos y Ambientales A.C. estima que la disponibilidad per cápita del agua de la Cuenca del Valle de México decreció 46%. El tema del agua es complejo y urgente. ¿Qué podemos hacer para prevenir la catástrofe pronosticada?

La ciudad de México abastece sus necesidades hídricas principalmente del acuífero de Valle de México y del sistema Cutzamala que recopila el agua de siete presas, principalmente: El Bosque en Michoacán, Valle de Bravo y Villa Victoria. El Acuífero del Valle de México ha sido sobreexplotado por décadas, al extraer el doble del agua de su recarga. Ahora, para obtener el recurso hídrico hay que cavar cada vez más profundo, lo que es una solución insostenible con consecuencias importantes como el hundimiento progresivo de varias zonas de la región, que van hasta los 40 cm por año, y que a su vez provocan fracturas en las tuberías, lo que genera fugas donde se pierde hasta el 37% del agua suministrada en la Ciudad de México.

Como expresa Martha Delgado, del Centro de Estudios Jurídicos y Ambientales A.C., “resulta irracional que se siga planteando como solución viable traer agua de otras cuencas, bombearla para subirla más de dos mil metros con el costo energético que esto representa, para finalmente perder el agua en fugas, no tratarla ni reusarla y regresarla sucia al estado vecino de Hidalgo”.

El modelo de abastecimiento actual tiene amplias oportunidades de mejora para resolver los desafíos que podrían ser abordados desde otra perspectiva. ¿Por qué no aprovechar el talento ciudadano para generar soluciones con potencial de desarrollo? A finales de abril, Laboratorio para la Ciudad, MakeSense, Veolia, CO_ y Ashoka lanzaron un nuevo programa de aceleración: SenseCube México.

La primera convocatoria de SenseCube está en busca de seis proyectos innovadores, viables y sustentables que enfrenten los siguientes desafíos:

  • ¿Cómo mejorar la calidad del agua en la Ciudad de México?
  • ¿Cómo facilitar el ahorro y reuso de agua?
  • ¿Cómo concientizar a los ciudadanos de manera eficaz sobre el valor y cuidado del agua?
  • ¿Cómo dar acceso y servicio de agua a todos, sobre todo en zonas periurbanas?
  • ¿Cómo facilitar e incentivar el pago del agua?
  • ¿Cómo disminuir las fugas y facilitar el proceso de reparación?

Durante seis meses, los emprendedores seleccionados para participar en el programa deberán diseñar, prototipar y experimentar sus soluciones. Estarán apoyados por la comunidad global de MakeSense, así como por una red de mentores expertos en diversos temas e inversionistas.

“Hoy, diez millones de mexicanos no tienen acceso a agua. Inclusive dentro de la ciudad hay personas que no tienen acceso continuo ni en calidad ni en cantidad”, reveló Maria Luisa Luque, directora del programa Ciudadanía Económica para Todos en Ashoka México y Centroamérica. “Buscamos personas que decidan abordar este reto desde el ángulo que quieran: ¿Cómo mapear y reparar las fugas? ¿Cómo educar y permitir un consumo adecuado? ¿Cómo crear alianzas entre los emprendedores sociales y otros actores para pensar en soluciones a escala? Hay muchísimas posibilidades”, detalló.

Los interesados tienen hasta el 22 de mayo para aplicar, un jurado seleccionará seis proyectos de acuerdo a su relevancia y vinculación con los objetivos del programa para ingresar al programa de aceleración.

El problema del agua es de todos. Estudios del Instituto Latinoamericano de la Calidad del Agua señalan que solo 25% de los consumidores pagan el agua que les es administrada y otro 25% se abastece de tomas clandestinas, altera sus medidores o son usuarios morosos. Si no queremos vernos sumidos en un desierto inhóspito de asfalto en los próximos años, todos debemos cooperar. Emprendamos por el agua.

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