Julio de 2025 no rompió todos los récords, pero sí rompió la calma. Con una temperatura media global de 16.68 °C, el mes se posicionó como uno de los tres meses más calurosos de la historia, apenas por debajo de los extremos vividos en 2023 y 2024. Lo que pudo parecer una pausa en la tendencia ascendente, en realidad, es un recordatorio silencioso de que el calentamiento global no ha terminado.
Según El Economista, la marca histórica registrada en Turquía, con 50.5 °C, fue un símbolo ardiente de la realidad climática actual. Detrás de cada cifra, hay implicaciones tangibles: inundaciones, sequías, crisis alimentarias y sociales. Entender este contexto no es una opción, es una obligación estratégica y ética.
Julio de 2025: un mes más en la lista roja
Aunque este julio no rompió el récord absoluto, sí se consolidó como uno de los meses más calurosos de la historia, situándose solo detrás de los de 2023 y 2024. El análisis del Servicio de Cambio Climático de Copernicus (C3S) confirma que la temperatura media global estuvo 0.45 °C por encima del promedio del periodo 1991-2020.
Lo más alarmante no es solo la cifra, sino la constancia del patrón. Desde hace varios años, julio ha dejado de ser un mes veraniego para convertirse en una alerta climática global. Cada año que pasa sin una reducción significativa en las emisiones, la nueva normalidad se vuelve más extrema.
Y aunque esta vez no hubo récord planetario absoluto, sí hubo una marca regional inquietante: Turquía alcanzó los 50.5 °C, algo que hubiera sido impensable hace tan solo una década.

Más allá del dato: lo que nos dice el Acuerdo de París
El Acuerdo de París fijó el límite del calentamiento global en 1.5 °C respecto a niveles preindustriales. Julio de 2025 y los 12 meses previos ya rebasaron este umbral, con un aumento de 1.53 °C. Si bien esta cifra aún no representa una media a largo plazo, es una llamada de atención ineludible.
En responsabilidad social, estos datos se convierten en ejes de acción para empresas, gobiernos y sociedad civil. No es solo una cifra: es una frontera ética que define si actuamos a tiempo o normalizamos lo irreversible.
Las metas de sostenibilidad ya no son un diferencial, sino un deber ineludible. ¿Estamos actuando con la urgencia que amerita la situación?
El costo humano del calentamiento global
Cada uno de los meses más calurosos de la historia ha dejado tras de sí un rastro de tragedias humanas. Julio de 2025 no fue la excepción: olas de calor mortales, incendios forestales fuera de control e inundaciones catastróficas afectaron a millones de personas en distintos continentes.
Estas crisis no golpean a todos por igual. Las comunidades más vulnerables, muchas veces desprovistas de acceso a servicios básicos, son las que más sufren. Para quienes impulsamos proyectos de responsabilidad social, esta desigualdad es un reto que debe abordarse con enfoque de justicia climática.
El clima extremo no es solo un fenómeno natural, es también una cuestión de derechos humanos.

¿Pausa o antesala de algo peor?
El director del C3S, Carlo Buontempo, afirmó que la “racha de récords” ha terminado por ahora. Esta aparente pausa ha sido malinterpretada por algunos como una señal de alivio, cuando en realidad podría ser solo una fluctuación temporal en una curva ascendente.
El cambio climático no se detiene porque un mes no batió récords. La acumulación de gases de efecto invernadero continúa, y con ella, la alteración del equilibrio del planeta.
La pausa no es victoria. Es una oportunidad para actuar antes de que la siguiente marca histórica llegue, inevitablemente, a golpearnos más fuerte.
La urgencia de descarbonizar: ¿vamos tarde?
El consenso científico es claro: si no se reducen drásticamente las emisiones de CO₂, los meses más calurosos de la historia serán cada vez más frecuentes. Muchos expertos ya consideran que mantenerse por debajo de los 1.5 °C es irrealista, lo que obliga a replantear metas y acelerar la acción.
Para el sector empresarial, esto significa repensar modelos productivos, inversiones y cadenas de suministro desde una lógica de neutralidad climática. Las soluciones ya existen: energías renovables, eficiencia energética, economía circular.
La pregunta ya no es qué hacer, sino cuánto estamos dispuestos a invertir para hacerlo en tiempo.

Medición, narrativa y rendición de cuentas
En el contexto de responsabilidad social, la transparencia climática se vuelve crucial. ¿Cómo medimos nuestro impacto? ¿Qué contamos al respecto? ¿Estamos rindiendo cuentas más allá del greenwashing?
Las marcas y organizaciones tienen hoy una oportunidad (y responsabilidad) de contribuir a la conciencia pública, vinculando sus acciones con los eventos globales como los meses más calurosos de la historia.
El storytelling en torno al cambio climático debe dejar de ser catastrofista y pasar a ser movilizador. No solo informar, sino inspirar transformación.
Julio de 2025 no fue el más caluroso, pero sí fue una señal más de una tendencia que ya no admite evasión. Estar entre los meses más calurosos de la historia no es un título honorífico, sino un grito del planeta.
Para quienes trabajamos desde la trinchera de la responsabilidad social, cada grado de aumento es también una medida de nuestra capacidad (o incapacidad) para actuar. La historia climática se escribe mes a mes, y aún estamos a tiempo de incidir en su desenlace.
Pero el reloj climático no perdona aplazamientos. El momento de actuar con visión, coherencia y urgencia es ahora.







