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Internet daña la salud mental ¿Cierto o falso?

En la era de la hiperconexión, la influencia del internet en nuestra vida diaria es innegable. Sin embargo, la dicotomía entre los beneficios y los presuntos riesgos para la salud mental ha generado un intenso debate sobre la responsabilidad social en su uso y gestión, según lo destaca Mashable.

En este contexto, emerge un estudio innovador titulado: «Bienestar global y salud mental en la era de Internet» (2023) que, aunque más complejo de lo que parece, arroja luz sobre la relación entre el acceso a internet y la salud mental: ¿Internet daña la salud mental?

La verdad sobre internet

Desde la revelación en 2021 de la informante de Facebook, Frances Haugen, acerca de que la compañía ocultó investigaciones internas sobre los efectos negativos de usar Instagram, ha surgido un consenso cada vez menos controvertido: ciertos tipos de participación en internet pueden tener consecuencias perjudiciales para el bienestar emocional.

Más recientemente, el Wall Street Journal publicó acusaciones de otro informante, esta vez relacionadas con Meta, la empresa matriz de Facebook e Instagram, señalando que ejecutivos ignoraron problemas de acoso y avances sexuales no deseados hacia adolescentes en la última aplicación.

Internet daña la salud mental

Para abordar estos señalamientos, se presenta un estudio reciente publicado en la revista Clinical Psychological Science que, aunque no logró encontrar un vínculo convincente entre el acceso a internet y la salud mental deficiente, ofrece una perspectiva valiosa sobre la relación entre el acceso a internet y la salud mental.

¿Daña Internet la salud mental?

Es crucial destacar que, a diferencia de lo que algunos informes sugieren, los investigadores no evaluaron específicamente el impacto de las redes sociales en la salud mental. En lugar de ello, contrastaron el acceso a internet en términos de suscripciones per cápita de banda ancha y acceso móvil con diversas medidas de bienestar y salud mental.

Los conjuntos masivos de datos utilizados en el estudio son notables. En un conjunto de estudios, los investigadores recopilaron cifras sobre el acceso a internet e indicadores de bienestar en 168 países durante un período de 16 años. En otro conjunto, realizaron un análisis similar en 202 países a lo largo de 19 años. También examinaron las diferencias en edad y género para comprender si los usuarios más jóvenes o las usuarias femeninas eran más propensos a experiencias negativas.

En términos generales, los investigadores no encontraron un vínculo convincente entre el acceso a internet y un deterioro del bienestar y la salud mental. Aunque hubo algunas correlaciones mínimas positivas y negativas entre variables para los individuos más jóvenes, el coautor del estudio, el Dr. Andrew K. Przybylski, profesor de comportamiento humano y tecnología en la Universidad de Oxford, destacó que estos hallazgos eran difíciles de interpretar.

Internet daña la salud mental

Przybylski sostiene que este estudio proporciona la «mejor evidencia» hasta ahora sobre si el acceso a internet en sí mismo está asociado con experiencias emocionales y psicológicas negativas. Argumenta que esto podría ser un recordatorio necesario en el continuo debate sobre si existe una epidemia global de salud mental causada por internet, señalando que a menudo se hacen afirmaciones extraordinarias sin el respaldo de datos sólidos.

«Los líderes de opinión y algunos políticos afirman que hay una epidemia mundial de salud mental causada por Internet, pero no se molestan en recopilar [y] discutir datos para respaldar esta extraordinaria afirmación».

, Przybylski, coautor del estudio y profesor de comportamiento humano y tecnología en la Universidad de Oxford.

Saber si internet daña la salud mental: Más difícil de lo que parece

Un desafío central que destaca el estudio para saber con exactitud si internet daña la salud mental es la dificultad de estudiar el problema debido a que los datos cruciales no están en manos de los investigadores, sino en manos de empresas privadas que los utilizan para afinar sus estrategias de marketing.

Przybylski subraya la importancia de permitir que las personas donen de manera segura, ética y legal los datos que generan al jugar, usar sus teléfonos o participar en plataformas de redes sociales, de manera similar a cómo dan permiso a los investigadores para utilizar sus datos genéticos, financieros, educativos y de salud.

El concepto de «datos ricos» se destaca como un recurso valioso que, actualmente, se emplea principalmente para la venta de productos y anuncios. Przybylski argumenta que la capacidad de los investigadores para estudiar la vida cotidiana se ve disminuida porque carecen de acceso a estos datos detallados.

De acuerdo con él, para entender las altas y bajas del uso de la tecnología es crucial, pero esto solo será posible si se dispone de datos objetivos sobre cómo, por qué y cuándo las personas interactúan con los mundos en línea.

Antes de irnos

A manera de conclusión, el estudio ofrece una visión matizada sobre la relación entre el acceso a internet y la salud mental. Aunque no se encontraron pruebas concluyentes de un vínculo directo, destaca la complejidad del problema y la necesidad de datos más accesibles para realizar evaluaciones más precisas.

El llamado del Dr. Przybylski a permitir que las personas donen sus datos para la investigación señala la importancia de abordar este desafío desde una perspectiva ética y colaborativa. En un mundo cada vez más conectado, comprender los efectos del internet en la salud mental es fundamental para equilibrar los beneficios y los posibles riesgos que esta herramienta omnipresente conlleva.

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