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Fundaciones bancarias, ¿Quién falta?

A la memoria de Don Rubén Aguilar Monteverde, forjador de la filantropía moderna en México.

Por: Emilio Guerra Díaz

En México operan un buen número de instituciones bancarias. En nuestro tiempo, su característica es que mayoritariamente es banca extranjera y con menor presencia de mexicanos. De todos es conocida la historia bancaria de por lo menos 30 años para acá, desde la nacionalización de la banca por José López Portillo la banca a tenido diversas transformaciones. De aquel entonces, los destinos de los patrimonios culturales atesorados por los bancos en colecciones privadas registraron distintos destinos por contar o no con una fundación.

Pero ¿A cuál de los bancos que actualmente operan en México le hace falta contar con una fundación?, ¿Existe alguna ventaja para aquellos bancos que actualmente no tienen una, les anime para crearla? Recordemos entonces un poco de historia sobre Banamex, institución de la cual el gran filántropo Don Rubén Aguilar Monteverde que falleciera recientemente, fuera su Director General; y revisemos cuales bancos han emprendido acciones filantrópicas que acaban redituándoles.

Cuando se registró el decreto que nacionalizaba la banca en México (1982) con el gobierno de José López Portillo, la banca en México se encontraba en un momento histórico importante porque se había consolidado recién la transición a ofrecer los servicios múltiples, integrales e integrados. Era la época de crisis recurrentes y los inicios de la inestabilidad financiera del país. Se había terminado el periodo de la estabilidad económica.

Don Rubén Aguilar Monteverde, que inició su carrera como marino, fue un capitán del Banco Nacional de México; navegó por esos inestables mares y supo hacerlo efectivamente. Fue un vivo ejemplo que en esos años una persona podía hacer carrera dentro de un banco. Habrá recibido, como buen marinero, ayuda del fuego de San Telmo, pero su talento y sobre todo su buen trato noble y decente, le significaron sus mejores dones para llegar siempre a puerto seguro. Bajo la dirección de Don Rubén se consolidó la fundación de Fomento Social y Fomento Cultural Banamex (recuerde el lector que también llegó a ser Presidente de la Asociación Mexicana de Bancos, un almirante por todos admirados).

En la década de los setentas las instituciones bancarias en su vinculación con la comunidad seguían el esquema europeo y destinaban recursos a apoyar las artes y la cultura en general. Frecuentemente se asociaba a los bancos con la promoción del coleccionismo particular y la muestra de ese patrimonio en exposiciones de gran relevancia. Banamex siguió esa tendencia y decidió articular tanto el coleccionismo como la difusión del arte y la cultura en instituciones aparentemente ajenas al negocio bancario.

El gran aporte fue que la institución bancaria, a diferencia del Banco de Comercio (Bancomer), es que consignó su patrimonio cultural a la figura de una asociación civil que prácticamente, si se nos permite el término, “atesoró” ese patrimonio y gracias a esa “consignación” toda esa riqueza reunida pacientemente por el banco, sobrevivió reunido, protegido y resguardado bajo la figura de la asociación civil –no lucrativa- a la nacionalización bancaria de López Portillo. Ese patrimonio quedó intacto.

En cambio, Bancomer al no contar con una fundación o asociación civil que protegiera su patrimonio, o las colecciones reunidas por Don Manuel Espinosa Yglesias vio como esos bienes se dispersaron; algunas obras de arte permanecieron en bodegas y de otras su destino fue incierto, algunas más, fueron a dar a manos de particulares hasta que Doña Ercilia Gómez Maqueo Rojas (en (1997) propuso crear la Fundación Cultural Bancomer, que logró entre otros tantos beneficios rescatar algunas y legó un ordenamiento del patrimonio cultural pero bajo la tutela de una asociación civil como las de Banamex.

Analicemos entonces cual es el panorama hoy. Tomemos solo algunos casos de instituciones bancarias que operan en México actualmente. De Banamex, BBVA Bancomer, Santander, Scotiabank, Banorte, Banco WalMart, HSBC y Banco Compartamos, sólo dos instituciones bancarias no cuentan con fundación: Santander y Scotiabank, aunque es justo señalar que si han desarrollado programas de Responsabilidad Social Corporativa, como los otros bancos.

Todos los bancos, excepto Banorte (e IXE por la reciente fusión) no cuentan con un programa de voluntariado corporativo. Ni HSBC ni Banco WalMart cuentan con programas de educación financiera, los demás sí. Todos los bancos referidos (incluido Banco WalMart por estar supeditado al corporativo) tienen el Distintivo Empresa Socialmente Responsable, quienes lo obtuvieron por vez primera en este año están Banco Compartamos y Grupo Banorte. Los bancos que tienen mayor tiempo esa distinción son BBVA Bancomer (de hecho fue de los primeros socios) y Santander con 11 y 7 años respectivamente.
A Banamex, institución que recibió la invitación a participar en el programa piloto del Distintivo no le interesó (creo desde mi personal punto de vista, por falta de visión de algunos de sus entonces directivos) y por lo tanto no se vislumbra que se acerque a ese sello, pero su obra social es apabullante.

Entonces ¿Qué podrían ganar Santander y Scotiabank si se decidiesen crear su propia fundación? De primera vista: Fortalecer en buena medida parte del programa de sustentabilidad en la vertiente vinculación con la comunidad. Ambos bancos cuentan ya con programas de inversión social y empiezan a destinar recursos a organizaciones civiles, pero podrían profesionalizar aún más esa labor para crear un muy buen retorno de inversión.

Una fundación, a estos bancos, le proporciona mayor recordación al público en general y a sus clientes en particular. Hasta ahora solo han obtenido beneficios en segmentos importantes de clientes pero no es una práctica en general por lo que el posicionamiento en lo social no ha llegado. Una fundación bancaria les daría mayor visibilidad y les permitiría ser un puente importantísimo entre los inversionistas y accionistas y el mercado. Los esfuerzos se focalizarían a las causas de interés de cada banco y los recursos al no dispersarse podrían tener mayor impacto.

Prácticamente con una fundación se ayudaría a la comunidad pero también al propio banco para cualquier propósito y causa social que se desee atender. Ahí tienen un excelente ejemplo en el Grupo Financiero Banorte. A la empresa le interesa el segmento de clientes mujeres y ha desarrollado un interesante portafolio de servicios para ellas. Mujer Banorte y la cuenta especial de inversión, son tan solo dos casos. Su fundación complementa, con la asignación de recursos de inversión social, el espíritu de “empoderar a la mujer” a través de distintos proyectos que le presentan organizaciones de sociedad civil de carácter filantrópico.

En Santander México podría estar vivo el espíritu filantrópico y de promoción cultural que existe en el corporativo en España desde hace muchos años. Scotiabank está dirigido por una gran mujer, Nicole Reich de Polignac. La oportunidad de constituir una fundación le pudiera significar ensanchar su presencia en el mercado nacional.

Animamos a estos dos bancos a crear su propia fundación. Expok y este colaborador les podemos ayudar para disminuir la curva de aprendizaje.

Desde el Consejo Directivo:

(Con el fallecimiento de Don Rubén Aguliar Monteverde, esta columna Fundaciones Empresariales, brindará una reflexión al margen del tema central por considerar importante que nuestros lectores conozcan la información que se genera en una junta el Consejo Directivo, por lo que le llamaremos así).

Don Rubén Aguilar Monteverde, además del prestigio profesional que se forjó a lo largo de los años nos legó una trayectoria ejemplar como filántropo. Fue socio fundador del Centro Mexicano para la Filantropía. Gran amigo de Don Manuel Arango en los mares de la filantropía. Un promotor incansable de la responsabilidad social empresarial y siempre animaba a hacer negocios pensando en la retribución a la comunidad. Creía fervientemente en ese espíritu, por lo que siempre se le veía tranquilo al igual que generoso. Noble de corazón siempre compartía las oportunidades que vislumbraba para cualquier empresario. Fue amable, hombre de tacto que jamás se dirigió a un semejante con desprecio. Afable es quizá el adjetivo que más identificaba su personalidad. Tuve la oportunidad de trabajar con el en varias sesiones del consejo editorial de la Revista Filantropía. Quien lo conocía quedaba prendido de su sencillez y de su virtud de saber escuchar a los demás. Luis Manuel Peña Cabral me contó que alguna vez haciendo antesala en una oficina se lo encontró y que platicó ampliamente con él quedando gratamente impresionado por su sencillez. Ese era Don Rubén Aguilar Monteverde, pérdida irreparable del sector filantrópico mexicano. Formó parte del Consejo Editorial de la Revista Ganar-Ganar y fue consejero de otras tantas instituciones que hoy gozan de gran solidez.

A nuestros lectores les deseamos que el 2012 esté lleno de éxitos, prosperidad y abundancia pero sobre todo de nacimientos de más fundaciones empresariales!!!


Emilio Guerra Díaz

Emilio Guerra cuenta con amplia experiencia en la Gestión de la RSC, destacando su trabajo en el área de vinculación con la comunidad que potenciar la inversión social empresarial. Ha gerenciado fundaciones empresariales.

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