Por: Josep M. Lozano
Tengo que participar en una reunión internacional que tiene por objetivo reflexionar y visualizar hacia dónde deben ir las escuelas de negocios (BS) en el futuro. El facilitador del encuentro nos ha propuesto que, previamente, hagamos el siguiente ejercicio: identifica algunos de los colegas más innovadores en tu red y hazles una entrevista a partir del siguiente planteamiento: explica dos o tres momentos de tu vida en que hayas «visto el futuro»; es decir, que hayas visto o experimentado algo que encarna los elementos clave de un modelo radicalmente nuevo y diferente de aprendizaje y de liderazgo que, en la tu opinión, debe estar en el centro de la educación y el aprendizaje en este siglo. Y partir de este punto de partida se trata de reflexionar sobre qué es lo que hace que este momento sea significativo y por qué; qué facilita que sea posible; qué impacto ha tenido; y que se ha aprendido. Y, aparte de hacer las entrevistas, el ejercicio te lo has de aplicar también a ti mismo. Estimulante, ¿verdad? Ha sido realmente un ejercicio interesante y, puesto que también te piden sintetizar en un espacio limitado qué has sacado en claro de todo ello, reproduzco a continuación mi aportación, a partir de todo lo que escuchado y tomado en consideración. Huelga decir que si alguien quiere compartir algún momento de este estilo («ver el futuro», ¡no está mal!) que haya vivido, o indicar alguna conclusión que haya sacado será bienvenido, y podremos enriquecer la lista.
En cualquier caso, aquí tenéis mi síntesis.
1. Los momentos (o la historia)
• Los momentos identificados son hitos en un proceso y/o una actitud. Sí que hay momentos especialmente densos, pero el futuro se ve cuando hay una disposición permanente a verlo y a indagar.
• Son historias vinculadas al lanzamiento de nuevos programas o cursos. O historias vinculadas a dejarse impactar por una persona y/o situación. O historias vinculadas a la creación de centros o institutos.
• Tienen en común hacer una propuesta que se presenta explícitamente a los participantes como una invitación a que se involucren en un proceso de reflexión sobre sí mismos y sobre lo que hacen, y a compartir esta reflexión.
• Todas las iniciativas incluyen una dimensión de trabajo en y con valores por parte de todos los implicados, que no se hace nunca en base a predicar o indoctrinar, sino en base a construir sobre la propia experiencia, ya dar herramientas para explorarla, compartirla y transformarla.
2. Reflexión (qué hace que estos momentos sean importantes o significativos)
• Cambian formas de ver, pensar o hacer. Se sitúan más allá de la repetición, la ampliación o la mejora de lo que se venía haciendo convencionalmente.
• Tiene un fuerte peso el que propicien el encuentro personal entre personas (no, no es una redundancia), y no sólo la transmisión de conocimientos o información, por excelente que sea o bien que se haga.
• Se trata de poder compartir (participantes y profesores) una experiencia de aprendizaje que abre -a la vez- la mente y el corazón de todos los involucrados. Y que busque hacerlo deliberadamente.
• Generan situaciones que permiten que los participantes mejoren su capacidad intelectual, sus habilidades y sus recursos. Pero, sobre todo, que incorporan un elemento que se considera crucial: la disposición por parte de los participantes a reflexionar sobre su propósito vital y profesional, y la de reflexionar sobre el propósito de las organizaciones en las que se encuentran inmersos.
• En un primer momento, se constata a menudo que -aparentemente- no hay expectativas ni voluntad para entrar en un tipo de reflexión personal por parte de quienes se acercan a una BS. Parece que los potenciales participantes se acercan con asunciones previas sobre lo que se puede esperar (o no) de una BS. Cuando se avanza en el desarrollo de la iniciativa, sin embargo, se constata que cuando se ofrece un espacio y se «da permiso» para expresar dimensiones que comportan una involucración personal se conecta con un vacío que la gente desea poder afrontar y tener la oportunidad de hacerlo.
• Se constata que tener personas en las organizaciones (y organizaciones como tales) que trabajan con propósito y cuidan de su propósito no sólo es bueno para ellas, sino que se convierte en un factor clave de transformación social positiva.
3. Que lo facilita (todo lo anterior)
• Que el contenido de lo que se propone no esté sólo orientado a los negocios, o sea directamente funcional para los negocios. Pero también que no se presente separado de la actividad profesional.
• Que lo que se propone conecte directamente, creíblemente y con sentido con la razón de ser, la misión y los valores de la BS.
• Tener el apoyo explícito (y si es necesario la involucración) de los máximos responsables institucionales.
• Que se creen espacios (físicos, relacionales y mentales) para que las personas puedan escucharse y expresarse como tales.
• Poder trabajar en entornos que no sean sólo las aulas de la BS.
• Tener un enfoque que conlleve trabajar con los tres sectores o que se desarrolle en clave de partenariado entre sectores, y no sólo en clave empresarial.
• Los programas y las experiencias innovadoras rara vez surgen en las actividades «core» de las BS.
• Que participen activamente todo tipo de profesores, y no sólo los «especializados» en temas de valores.
4. Impacto que tiene la experiencia (sea cual sea el tipo de impacto)
• La constatación, reconocida explícitamente por parte de los participantes, de que se ha producido una cierta transformación (hay un «antes y un después» de tener la experiencia formativa). Y una voluntad e interés de continuidad posterior para mantener el contacto no sólo con el grupo de participantes, sino con la experiencia que han vivido y compartido.
• Algunos de los participantes se convierten en generadores de cambios en su entorno profesional… o deciden cambiar de entorno profesional para poder vivir y actuar en la línea de lo que han descubierto o visto sobre sí mismos y la realidad en la que viven.
• La experiencia es generadora de energía positiva y de compromiso por parte de todos los participantes, energía que tiene una cierta perdurabilidad en el tiempo.
• La oportunidad de reflexionar y revisar seriamente el modelo dominante de la educación en las BS que supone para los que se involucran en la experiencia el mismo hecho de impulsarla.
• La iniciativa representa un punto de diferenciación y de reconocimiento para la institución que la ofrece.
• No tener miedo de explorar o innovar. Ver el futuro y caminar hacia él es posible. Muchas de los puntos enunciados en los apartados anteriores son en sí mismos aprendizajes.
• Es necesario un marco institucional que asuma las iniciativas innovadoras con complicidad.
• Las BS pueden estar dispuestas a posibilitar experiencias de cambios en las maneras de hacer y educar, pero están mucho menos dispuestas a transformarse ellas mismas en la dirección que marcan las mismas experiencias que permiten hacer. Son experiencias innovadoras que a menudo quedan encapsuladas: esta es también su fragilidad.
• Hay momentos en la vida de los directivos en los que su propia experiencia profesional hace emerger preguntas y retos que los interpelan en registros personales muy serios, y nunca se ha considerado necesario que las BS den recursos, herramientas o metodologías para afrontarlos. Y sigue sin considerarse necesario o apropiado.
• Los requerimientos y exigencias de la carrera académica (para los profesores) y de la industria de las BS (para las instituciones), bloquean o limitan la disponibilidad institucional al cambio (excepto si son cambios incrementales), la indagación o la innovación. Incluso cuando hay experiencias piloto o sectoriales exitosas.
Visite la fuente en el blog de Josep M. Lozano
Josep M. Lozano
Profesor del Departamento de Ciencias Sociales e investigador senior en RSE en el Instituto de Innovación Social de ESADE (URL). Sus áreas de interés son: la RSE y la ética empresarial; valores y liderazgos en las organizaciones; y espiritualidad, calidad humana y gestión. Ha publicado sus investigaciones académicas en diversos journals. Su último libro es La empresa ciudadana como empresa responsable y sostenible (Trotta) Otros de sus libros son: Ética y empresa (Trotta); Los gobiernos y la responsabilidad social de la empresa (Granica); Tras la RSE. La responsabilidad social de la empresa en España vista por sus actores (Granica) y Persona, empresa y sociedad (Infonomía).
Ha ganado diversos premios por sus publicaciones. Fue reconocido como Highly commended runner-up en el Faculty Pionner Award concedido por la European Academy of Business in Society i el Aspen Institute. Ha sido miembro de la Comissió per al debat sobre els valors de la Generalitat; del Foro de Expertos en RSE del MTAS; del Consejo Asesor de la Conferencia Interamericana sobre RSE del BID; y de la Taskforce for the Principles for Responsible Business Education del UN Global Compact. En su página web mantiene activo un blog que lleva por título Persona, Empresa y Sociedad