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El crecimiento empresarial dependerá de su sostenibilidad

Estudio de KPMG International identifica 10 “megafuerzas” sostenibles que afectarán el crecimiento de las compañías. Corporaciones y personalidades políticas están llamadas a decidir y actuar en conjunto.

Una reciente investigación de KPMG International identificó 10 «megafuerzas» que afectarán, de manera significativa, el crecimiento de las empresas alrededor del planeta en las próximas dos décadas. El estudio «Espere lo inesperado: construyendo valor para los negocios en un mundo en cambio» («Expect the unexpected: building business value in a changing world») explora cuestiones como el cambio climático, las volatilidades relacionadas con el suministro energético y los combustibles, la disponibilidad y el costo del agua y otros recursos, así como otros problemas relacionados con el crecimiento demográfico de los centros urbanos.

El análisis examina como estas fuerzas globales impactan negocios e industrias, al tiempo que calcula los costos ambientales de los negocios y convoca a empresas y poder político a conjugar esfuerzos para mitigar futuros riesgos para los negocios en tanto se asuman actitudes inmediatas frente a las oportunidades.

De acuerdo a Michael Andrew, presidente de la KPMG International, «estamos viviendo en un mundo de recursos limitados. El rápido crecimiento de los mercados en desarrollo, el cambio climático y las cuestiones de seguridad energética y del agua están entre las fuerzas que ejercerán enorme presión sobre los negocios y la sociedad en un futuro no lejano. Nosotros sabemos que los gobiernos solos no pueden enfrentar esos desafíos. Las empresas deben asumir un papel de liderazgo en la generación de soluciones que ayuden a crear un futuro más sostenible. Eso debe conseguirse mediante el aprovechamiento de su capacidad para mejorar los procesos, crear eficiencia, administrar el riesgo y promover innovación. Así las empresas contribuirán con la sociedad y con el crecimiento económico a largo plazo».

El reporte de KPMG encontró que los costos ambientales externos (muchas veces no indicados en los partes financieros, pues sus agentes pueden ser individuos o la sociedad en su conjunto, y son también generalmente no-monetarios y problemáticos para ser cuantificados como valores monetarios) de 11 sectores clave de la industria subieron 50% -de US$ 566 billones pasaron a US$ 846 billones en ocho años (2002-2010)- lo cual implica que se duplicarán una media cada 14 años.

Asimismo, el informe calculó que, en caso que las compañías tengan que pagar por todo el costo ambiental de su producción, estas comenzarán a perder un promedio de US$ 0,41 por cada US$ 1,0 en gastos. Yvo de Boer, asesor especial de KPMG Global para asuntos de Cambio Climático y Sostenibilidad, afirma que las «megafuerzas» de sostenibilidad global aumentarán, de manera significativa, la complejidad del entorno empresarial.

«Sin acciones y planificación estratégica, los riesgos se multiplicarán. Serán perdidas grandes oportunidades. De hecho, las corporaciones están reconociendo que hay valor y oportunidad en la responsabilidad y que esto sobrepasa los resultados del próximo trimestre, que lo que es bueno para las personas y para el planeta también puede ser bueno para los resultados a largo plazo y generar valor para los accionistas», dice Yvo de Boer.

En Brasil, país referencia mundial en acciones de sostenibilidad y a cargo de la organización de la Conferencia Río+20 en junio, el avance de las exigencias sobre la actuación responsable y sostenible de las empresas ha evolucionado significativamente, lo que llama grandemente la atención del mundo corporativo. «El cumplimiento de los compromisos asumidos internacionalmente por Brasil en relación a la construcción de condiciones adecuadas para reducir impactos sobre el medio ambiente, ciertamente tendrá que contar con la participación activa y decidida de las empresas brasileñas. Ese será el gran desafío impuesto al mundo corporativo en los próximos años, lo cual exigirá cada vez más eficiencia en la gestión de los costos y de los procesos”, explica Sidney Ito, socio de KPMG en Brasil y líder del Área de Riesgos y Sostenibilidad.

John B. Veihmeyer, a la cabeza de KPMG en las Américas, como presidente y CEO de KPMG LLP, en EE.UU., comenta que su firma global asumió un papel de liderazgo en ayudar a las organizaciones a comprender la oportunidad que la ecuación sostenibilidad-productividad, y no sólo su riesgo. «Los clientes de KPMG y otros están viendo que se torna cada vez más clara la conexión entre sostenibilidad y resultados financieros. Las compañías que reconocen las influencias externas en sus organizaciones y las aprovechan como oportunidades, están recibiendo una ventaja competitiva», dice el ejecutivo.

El estudio fue divulgado en la inauguración del evento KPMG Summit: Business Perspective for Sustainable Growth – Preparing for Rio+20, celebrado entre el 14 y el 16 de febrero de 2012 en Nueva York, Estados Unidos. El evento atrajo a más de 400 líderes empresariales de las mayores corporaciones del mundo, así como algunos de los pesos pesados políticos en cuestiones medioambientales. El cónclave fue auspiciado en cooperación con el Pacto Mundial de las Naciones Unidas (UNGC), el Consejo Empresarial Mundial para el Desarrollo Sostenible (WBCSD) y el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (UNEP).

Las 10 «megafuerzas»

Cambio Climático: Esta debe ser la única «megafuerza» global que impacta directamente sobre las otras. Los estimados de pérdidas anuales debido al cambio climático oscilarán entre un 1% al año, si acciones consistentes son tomadas con presteza, hasta el 5% al año, si el poder político no reacciona de inmediato.

Energía y combustibles: Los mercados de combustibles fósiles tenderán a ser más volátiles e impredecibles, debido a: el aumento de la demanda mundial de energía, los cambios en la distribución geográfica del consumo, las incertidumbres de la oferta y el consumo, y el aumento de las intervenciones regulatorias relacionadas con los cambios climáticos.

Escasez de recursos materiales: A medida que los países en desarrollo se industrialicen rápidamente, la demanda global de los recursos materiales aumentará de manera espectacular. Las empresas deberán hacer frente a las restricciones comerciales que cada vez serán mayores, y a la intensa competencia global por una amplia gama de recursos que cada vez tendrán menos disponibilidad. La escasez también creará oportunidades para que se desarrollen recursos materiales sustitutos o para que se recuperen los recursos materiales a través de los residuos.

Escasez de agua: La previsión es que para el año 2030, la demanda mundial de agua dulce será de 40% más de lo que es actualmente. Las empresas serán vulnerables a la racionalización del agua, a la disminución de la calidad de esta, la votalidad de los precios y al mismo tiempo correrá peligro su reputación.

Crecimiento de la población: Se espera que la población mundial llegue a los 8,4 billones de aquí a 2032. Esto afectará los ecosistemas y el suministro de los recursos naturales, como los alimentos, el agua, la energía y otros. Por un lado, esto representará una amenaza para los negocios, pero por otro será una oportunidad de crecimiento, sobre todo porque ello podría generar un aumento del empleo en el comercio y la creación de innovaciones para satisfacer las necesidades de la agricultura, la educación, la tecnología, las finanzas y la salud de las poblaciones en crecimiento.

Riqueza: Se estima que la clase media global (compuesta según la OCDE por los individuos con ingresos entre US$ 10 y US$ 100 per cápita al día) crecerá un 172% entre 2010 y 2030. El reto para las empresas será hacer frente a este nuevo mercado de clase media en una época en la que los recursos tenderán a ser más escasos y volátiles. Las ventajas de la «mano de obra barata» que muchas empresas con experiencia en los países en desarrollo han tenido durante las últimas dos décadas, tenderán a ser erosionadas por el crecimiento y el poder de la clase media global.

Urbanización: En 2009, por primera vez, un mayor número de personas vivía más en las ciudades que en el campo. En el año 2030, todas las regiones en desarrollo, como Asia o África, tendrán a la mayoría de sus habitantes en las zonas urbanas. Prácticamente todo el crecimiento demográfico en los próximos 30 años, será en las ciudades. Estas requerirán importantes mejoras en su infraestructura, incluyendo la construcción de suministros de agua, sistemas de alcantarillado, mejoras en el tendido eléctrico, la gestión de residuos, el transporte, la salud, la seguridad pública, la conectividad a Internet y la telefonía en general.

Seguridad alimentaria: En las próximas dos décadas, el sistema mundial de producción se verá sometido a una intensa presión, debido al crecimiento demográfico, la escasez de agua y la deforestación. Los precios mundiales de los alimentos aumentarán de un 70% a un 90% en 2030. En las regiones en que haya escasez de agua, los agricultores probablemente tendrán que competir por los suministros con otras industrias que requerirán mucha agua, como las centrales eléctricas, la minería, y los propios consumidores. Será necesaria la intervención para revertir el crecimiendo de la escasez de alimentos en áreas localizadas (el número de personas con desnutrición crónica pasó de 842 millones a finales de 1990 a más de un billón en 2009).

Deterioro de los ecosistemas: Históricamente, el principal riesgo para la reputación corporativa de los negocios tiene que ver con el declive de la biodiversidad y los servicios. Sin embargo, como los ecosistemas muestran signos crecientes de desgaste, un mayor número de empresas se ha dado cuenta de cómo sus operaciones dependen de estos ecosistemas. El deterioro de los ecosistemas llevará a que haya una escasez de recursos, que estos sean más caros y menos diversos, que aumente el costo del agua y la intensificación de los daños causados por las especies invasoras en sectores como la agricultura, la pesca, los alimentos y bebidas, los productos farmacéuticos y el turismo.

Deforestación: Los bosques representan un gran negocio: Los productos madereros movieron US$ 100 millones anuales en EE.UU. entre 2003 y 2007, y el valor de otros productos forestales, la mayoría alimentos, se estimó en US$ 18.5 mil millones en 2005. Sin embargo, la OCDE prevé que las zonas forestales se reducirán en 13% a nivel mundial entre 2005 y 2030, principalmente en el sur de Asia y África. La industria de la madera y las compañías de productos derivados del petróleo, como la celulosa o el papel, serán vulnerables a normativas que posiblemente buscarán reducir o revertir la deforestación. Las empresas también sentirán que están bajo una creciente presión de los clientes, pues deberán demostrar que sus productos son sostenibles, mediante el uso de estándares de certificación. Las oportunidades de negocio sólo surgirán a partir del desarrollo de mecanismos de mercado e incentivos económicos para reducir la deforestación.

Fuente:Mba.americaeconomia.com
Por: Revista Administradores
Publicada: 21 de marzo de 2012.

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