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Dieta protectora de los efectos de la contaminación: patrimonio de la UNESCO

La Organización Mundial de la Salud (OMS), desde hace tiempo ha alertado sobre una de las consecuencias más fuertes de la contaminación atmosférica en nuestra salud. Los más comunes: problemas respiratorios o cardiacos.

Un reciente estudio de la Universidad de Nueva York, dice que hay algo que puede ayudar: la dieta mediterránea. Esta dieta puede aportar beneficios para nuestra salud que incluso han sido promocionados por la OMS.


Esta es la dieta que protege los efectos de la contaminación. Deberías comenzar a probarla.

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¿Dieta protectora de los efectos de la contaminación?

Durante 17 años, 55 mil hombres y mujeres fueron observados por investigadores de la universidad neoyorquina. Ellos fueron agrupados dependiendo cómo se aproximaba su dieta a la dieta mediterránea y lo relacionaron con su exposición de partículas contaminantes como el óxido nitroso, ozono o partículas en suspensión.

Los resultados mostraron que aquellos que incluían habitualmente productos típicas de la dieta mediterránea como frutas, verduras, legumbres, cereales de grano integral, aceite de oliva y pescado, se veían menos afectados por los contaminantes del ambiente.

De acuerdo con Chris Lim, autor de la investigación,  «se sospecha que la contaminación del aire causa efectos nocivos para la salud a través del estrés oxidativo y la inflamación. La dieta mediterránea es muy rica en alimentos que son antiinflamatorios y tienen antioxidantes que podrían intervenir por esas vías».

Dieta protectora de los efectos de la contaminación

Para Natalia Toro, dietista-nutricionista integrante de la Academia Española de Nutrición y Dietética, «el tipo de grasa que la caracteriza (poliinsaturada procedente del aceite de oliva, el pescado y los frutos secos), las proporciones en los nutrientes principales (cereales y vegetales como base de los platos, y carnes o pescado como guarnición) y la riqueza en micronutrientes que contiene —fruto de la utilización de verduras de temporada— son los responsables de sus beneficios.

Otra de las frutas ricas en erradicar los radicales libres y ayudar a la desinflamación de los órganos humanos es el Mangostán, una fruta que se da en México y en Asia, especialmente en Tailandia y que ayuda directamente a la salud de quienes la consumen. Se le conoce como la reina de las frutas y aunque su interior es lo que se puede comer, su cáscara se puede encontrar también en una infusión. 

Dieta protectora de los efectos de la contaminación: patrimonio de la UNESCO

Estos alimentos, ayudan a reducir hasta un 30% de las complicaciones cardiovasculares. De acuerdo con Ramón Estruch, consultor de Medicina Interna del Hospital Clinic de Barcelona y defensor de la dieta mediterránea, su efecto puede ser mayor que el de los propios fármacos.

La clave está en la acción antioxidante y antiinflamatoria de algunos de los alimentos más consumidos en esta dieta.

Los alimentos que mencionamos no son milagrosos, ni curan enfermedades. Ellos previenen y reducen los daños que la polución causa en nuestro organismo. Con ellos podemos prevenir el envejecimiento celular. Y es que conforme pasa el tiempo, nuestras células van perdiendo la capacidad de regenerarse y comienza la oxidación de moléculas.

Por ello, los alimentos antioxidantes ayudan a mantener controlados los radicales libres que produce esta oxidación, mientras que los antiinflamatorios modulan la respuesta del sistema inmune, favoreciendo la homeostasis o la autorregulación natural del cuerpo. Es decir, mantienen un balance entre la inflamación y la antiinflamación, además de emplearse en el tratamiento de enfermedades inflamatorias como las crónicas».

De acuerdo con Toro, «también influye la amplia gama de metabolitos, con reconocida actividad antiinflamatoria y antioxidante». Asimismo, explica que estos elementos se encuentran en el omega 3 y en otros compuestos como los fenólicos, los alcaloides, los terpenoides, los flavonoides, los isotiocianatos o los carotenoides.

El aceite de oliva es una de las grandes estrellas de la dieta mediterránea. Se trata de un alimento «rico en ácidos grasos monoinsaturados y ácidos grasos poliinsaturados —grasas saludables—, que ayudan a mantener buenos niveles de colesterol HDL (el conocido como bueno) y reducen los del LDL (el malo)», aclara Toro.

Esta labor ayuda a prevenir y reducir el riesgo de enfermedades cardíacas. Además, tiene un alto contenido de vitamina E y otros nutrientes antioxidantes como la clorofila y los polifenoles.

Toro dice que esta dieta, nombrada Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la Unesco, es mucho más que una simple pauta nutricional rica y saludable.

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