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ColumnistasDe las reuniones a las acciones

De las reuniones a las acciones

Forma y fondo CXCIX

Para alcanzar acuerdos firmes a nivel mundial entre quienes pueden decidir el rumbo de la relación especie humana – naturaleza, ante el funesto panorama del cambio climático, se requiere decisión, buena voluntad y trabajo en equipo.

Son muchos los factores que han influido en el fracaso de las campañas emprendidas: intereses de grupos políticos, económicos, religiosos, descalificación de opiniones de científicos y organismos serios y por encima de todo, la hipocresía, la ambición y la ignorancia.

Si no, qué decir de la reciente COP 17 en Durban, Sud África, que con dificultades logró durante la última noche de trabajos una débil hoja de ruta y la puesta en marcha del Fondo Verde, ya acordado en Cancún durante la COP 16. Transcurrió la reunión de Durban con más pena que gloria, por no decir fracasos. Se firmó un segundo plazo del Protocolo de Kyoto, que se aplica a los países desarrollados, y Estados Unidos no lo firmó; la fecha de caducidad será el 31 de diciembre de 2012. Además Canadá, Japón y Rusia anunciaron su intención de no ir al segundo período de compromisos.

Mientras los fenómenos naturales continúan: el sismo de Nueva Zelanda, el incendio de once mil hectáreas en la Patagonia Chilena, las inundaciones con costo de vidas y bienes y mucho más. En lo local, los problemas originados, como crónica anunciada ya hace años: el hacinamiento de basura en la Ciudad de México, a pesar del maquillaje que se le quiera poner. Los miles de toneladas de desechos rebasaron toda declaración que pretendiera justificar la evidente falta de planeación y la ausencia de planes emergentes. Y esto apenas comienza.

Desde siempre, la parte más difícil del desarrollo ha sido la prevención, protección y conservación; sólo se pensó en las bondades del descubrimiento científico o industrial. Se reconoció lo que aportara beneficios a la salud, a la tecnología, a la comodidad misma, pero se dejó de lado la contraparte: prever riesgos a la vida humana y a la biodiversidad. También se acostumbró ocultar información para no afectar intereses de grupos de poder.

De nuevo en el nivel nacional, los impactos de la variabilidad y el cambio climático hacen de México un país particularmente vulnerable, de ahí la necesidad de medidas razonadas y viables que combatan el daño.

Estamos en la segunda década del siglo XXI, y entre la población al igual que entre algunos funcionarios, hay quienes consideran estos temas como información normal, del día; otra parte la ignora y los menos están preocupados y ocupados por la calidad de vida que heredarán a las nuevas generaciones.

Es un momento crítico y de toma de decisiones firmes que reviertan la destrucción y contaminación causadas por el hombre, no obstante el largo tiempo que tomará alcanzar resultados exitosos. Llegamos al período de fenómenos reales en los que somos actores principales y que antes eran mera referencia en libros, películas o reportajes de trágica ficción. La responsabilidad es de todos, ya que cada uno de los seres que habitamos el planeta, generamos desechos y contaminamos en mayor o menor grado.

Partiendo del hecho de que nuestro planeta tiene vida propia, los fenómenos se pueden considerar reacciones y acomodamientos espontáneos con los que recupera su normalidad. Esta variabilidad climática se considera normal por los especialistas; ocurre cada cien mil a doscientos mil años. Terremotos, erupciones volcánicas, desprendimiento de glaciares, tsunamis y muchos otros acontecimientos que al humano le resultan catastróficos son sucesos repetitivos a lo largo de la historia. Algunos debidamente registrados y otros rodeados de interpretaciones apocalípticas entre los que resalta el enojo divino.

Una de las teorías científicas que tratan de explicar el calentamiento global en forma clara, menciona que es la delgada película que envuelve al planeta la que ha ido modificándose. La tierra, según las leyes de la termodinámica, es un sistema cerrado, lo que significa que ninguna materia entra o sale, con la excepción de la energía radiada por el sol; y los únicos procesos que pueden tener lugar son aquellos en que la materia cambia de forma.

Otra es que sólo conociendo la riqueza genómica que existe en el mar se podrán elaborar estrategias para afrontar el calentamiento global y la contaminación del planeta. Si queremos salvarlo y revertir el cambio climático, necesitamos entender qué está ocurriendo en el océano y qué pasará al subir la temperatura.

También el bióxido de carbono (CO2) es señalado como el principal gas invernadero que contribuye al calentamiento global, lo genera la quema de combustibles fósiles como petróleo, gas, gasolina y carbón; otro elemento es el metano (CH4) producido por la descomposición de excrementos, aguas residuales, cadáveres y desechos orgánicos; el óxido de nitrógeno (Nox) producido por abonos ricos en nitrógeno que se esparcen en cultivos, y el ozono (O3) que entre otros factores es producido por la electricidad.

El cambio a un sistema de energías alternativas sustentables no se producirá de inmediato y requerirá de nuevos tipos de plantas de energía eléctrica, nuevos tipos de automóviles y construcciones ecológicas que economicen el consumo de energía. El proceso llevará años, pero hay que empezar ahora a nivel global, planeándolo de tal modo que las clases desprotegidas reduzcan riesgos y el costo del mismo lo soporten los económicamente fuertes.

La forma: unificar los planes de acción en los que deben participar todos los actores posibles, ya que hasta ahora la falta de información y estrategias acerca de cómo enfrentar tales impactos han provocado problemas ambientales, sociales, de salud y económicos.
El fondo: disminuir el riesgo de que la humanidad desaparezca víctima de sus propias acciones.

Entre dos celebraciones, el nacimiento de la Luz y el inicio de un Año Nuevo, podemos reflexionar acerca del rumbo a seguir en lo individual, como parte de una sociedad, de una nación urgida de recuperar su esencia y como ciudadanos del mundo, porque: TODOS SOMOS NATURALEZA, AH…¡Y FELÍZ 2012!

Fuente: Comunicado de Prensa

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