“Excepcional” es una palabra ambigua. Puede referirse a algo admirable… o simplemente a algo distinto. A veces se asocia con el talento. Otras, con una oportunidad aislada. En muchos casos, con un golpe de suerte. También puede describir a empresas que hacen muchas cosas bien, todos los días, sin necesariamente ocupar los reflectores.
Porque no todas las organizaciones que transforman su operación, cuidan a su gente, innovan procesos, reducen impactos o redefinen su relación con clientes, son las más visibles. Algunas operan desde la discreción, pero con una consistencia que, vista de cerca, termina siendo más contundente que cualquier campaña.
Pero recientemente, en el mundo empresarial mexicano, la palabra “excepcional” ha empezado a adquirir otro significado. Uno menos ligado a lo extraordinario y más cercano a lo estructural. Menos asociado al aplauso y más a la forma en que una organización decide operar. Así se está leyendo hoy el Premio Empresas Excepcionales.
Impulsado por el Instituto para el Fomento a la Calidad junto con el Consejo Coordinador Empresarial y el Consejo de la Comunicación, el premio cerró su edición 2025 con 88 prácticas reconocidas provenientes de 54 empresas e instituciones, trazando una radiografía inédita del nuevo rostro empresarial en México.
El reconocimiento no evalúa trayectorias completas ni reputaciones de marca. Evalúa prácticas específicas:
- Cómo operan.
- Cómo se sostienen.
- Cómo se miden.
- Qué tan integradas están a la vida real de la empresa.
Lo que se observa no es el discurso, sino el sistema. Como lo expresó Erika Quevedo, directora general del Consejo de Empresas Globales:
“Ser una empresa excepcional no es solo un reconocimiento. Es una declaración de una forma de ser empresa en México: una forma que decide avanzar incluso en los momentos más complejos, que pone a las personas en el centro y que eleva sus propios estándares”.
Un premio que observa cómo funcionan las empresas por dentro
Durante años, la conversación sobre excelencia empresarial se apoyó en rankings de reputación, campañas visibles o liderazgos mediáticos. El enfoque de Empresas Excepcionales se mueve en otra dirección. No revisa lo que las empresas dicen ser, sino lo que ya están haciendo de forma estructural.
Las prácticas reconocidas en 2025 provienen de empresas industriales, firmas de servicios, compañías tecnológicas, instituciones financieras, universidades, fundaciones, organizaciones sociales y entidades públicas. Lo que las conecta no es su tamaño ni su visibilidad, sino el nivel de formalización, medición y consistencia de lo que hacen.
La evaluación abarca ocho territorios que hoy definen el pulso de la empresa contemporánea:
- Bienestar de las personas.
- Transformación digital.
- Solidez de la cultura organizacional.
- Relación con el entorno y ODS
- Experiencia del cliente.
- DEI
- innovación.
- Desarrollo de ecosistemas de valor.
Leído en conjunto, el premio funciona menos como una ceremonia de reconocimientos y más como un mapa del punto de madurez que ha alcanzado hoy la empresa mexicana.
¿En qué se está concentrando actualmente la excelencia?
Los datos de la edición 2025 permiten leer con claridad hacia dónde se está moviendo el corazón de la transformación empresarial. Casi una cuarta parte de las prácticas reconocidas (24%) está vinculada a la contribución a los Objetivos de Desarrollo Sostenible, lo que confirma la centralidad que ha tomado la agenda ambiental y social dentro de los modelos de negocio.
Le siguen la personalización y experiencia del cliente (15%) y la transformación digital y tecnológica (13%). El bienestar de los colaboradores y la diversidad, equidad e inclusión concentran cada uno el 11% de las prácticas. La innovación representa el 10%, mientras que la cultura con propósito alcanza el 9% y el ecosistema de valor compartido, el 7%.
Más que una dispersión de esfuerzos, el mapa muestra una agenda muy clara de prioridades empresariales, donde el impacto, personas, tecnología y cliente se entrelazan.

Una radiografía que cruza industrias, tamaños y modelos
Los resultados confirman que la transformación empresarial dejó de ser patrimonio exclusivo de un solo sector. En el mismo tablero aparecen corporativos industriales, empresas de consumo, firmas financieras, tecnológicas y de servicios, junto con organizaciones educativas, fundaciones y dependencias públicas.
Figuran compañías ampliamente conocidas por su liderazgo público en estos temas, como Grupo Bimbo. También están empresas de escala global como Heineken México, Toyota Motor de México, Grupo México o Industrias Peñoles, junto con firmas de servicios como Deloitte y GNP Seguros.
Por tamaño, el 70% de las organizaciones reconocidas son empresas grandes, mientras que el 17% corresponde a empresas pequeñas y el 13% a medianas. La lectura es doble: las grandes compañías siguen marcando el ritmo, pero la excelencia comienza a permear también en estructuras mucho más compactas.
Por sector, el 63% de las empresas pertenece al ámbito de los servicios y el 37% a la industria. En el desglose por actividad destacan alimentos y bebidas (15%); minería (9%); automotriz, educación y financiero (7% cada uno); y organizaciones de la sociedad civil (6%). El resto se distribuye entre múltiples giros productivos, reforzando la diversidad del ecosistema.
Dos empresas destacan en ocho categorías: la excepción dentro de lo excepcional
En la edición 2025, solo dos empresas lograron algo que permanece fuera del alcance de la mayoría de los participantes: ser reconocidas de manera transversal en las ocho categorías del premio. Una es la Embotelladora Niagara de México y la otra es Grupo Bimbo.
En ambos casos, el reconocimiento no responde a un proyecto emblemático aislado, sino a modelos de operación donde el bienestar, la cultura, la digitalización, la sostenibilidad, la orientación al cliente, la diversidad y la innovación avanzan en conjunto como parte de un mismo sistema.
Niagara
En el caso de Niagara —una embotelladora que opera en el competitivo sector de bebidas—, su reconocimiento proviene de la sincronía con la que ha logrado alinear un modelo de gestión integral. La compañía combina el cuidado del bienestar físico y emocional de sus colaboradores con la automatización avanzada de procesos, impulsando mayor eficiencia y seguridad operativa.
Al mismo tiempo, fortalece una cultura organizacional viva basada en liderazgo, responsabilidad y colaboración; reduce su impacto ambiental con innovaciones como la botella más ligera del mercado; y consolida prácticas tecnológicas de punta que anticipan fallas y optimizan decisiones en tiempo real. Todo ello se complementa con un fuerte enfoque al cliente y con políticas formales de diversidad e inclusión, configurando una empresa moderna, sostenible y orientada al alto desempeño.
Grupo Bimbo
Por su parte, Grupo Bimbo fue distinguida gracias a su enfoque integral en el bienestar de sus colaboradores, la transformación digital, la agricultura regenerativa y el impulso a los Objetivos de Desarrollo Sostenible. También destacó por su cultura de ética y transparencia, su compromiso con la diversidad, la equidad y la inclusión, su innovación constante y la creación de experiencias personalizadas para consumidores basadas en ciencia y nutrición.
En conjunto, Niagara y Grupo Bimbo muestran que la excelencia no es producto del azar, sino de una visión estratégica que integra todas las dimensiones del negocio. Ambas compañías demuestran que cuando bienestar, sostenibilidad, innovación, cultura y enfoque al cliente se desarrollan de forma articulada, es posible construir organizaciones resilientes, competitivas y con un impacto positivo real.
Cuando la exigencia cambia de nivel
Uno de los patrones más claros que deja el Premio Empresas Excepcionales 2025 es que la sostenibilidad ya no aparece como un departamento aislado. En los casos reconocidos, los temas ambientales están conectados con rediseño de productos, automatización y eficiencia operativa. El bienestar laboral se relaciona con productividad, atracción de talento y experiencia del cliente. La transformación digital se integra directamente a la relación con usuarios, comunidades y cadena de valor.
La innovación deja de ser un laboratorio separado y se vuelve una función permanente de la operación. La diversidad y la inclusión dejan de ser programas paralelos para convertirse en políticas de gobierno interno. Y la experiencia del cliente se redefine como una extensión natural del propósito empresarial.
Más allá de los nombres propios, el Premio Empresas Excepcionales se ha convertido en un termómetro del cambio empresarial en México. No solo señala quiénes destacan, sino también hacia dónde se está desplazando la expectativa del mercado, de los colaboradores, de los consumidores y de la sociedad.
Durante la entrega de reconocimientos, René Freudenberg, presidente del Instituto para el Fomento a la Calidad, lo expresó así:
“las empresas excepcionales comparten tres espíritus poco obvios: el de superación, el de la humildad y el de compartir. Hoy no estamos aquí por competir, sino por mostrar prácticas para que otros también puedan transformar”.
Quizá la señal más profunda que deja esta edición no sea únicamente quiénes fueron reconocidos, sino cómo cambió la vara con la que ahora se mide a las empresas. Lo que hace algunos años se consideraba excepcional —automatizar procesos con enfoque humano, rediseñar productos para reducir impacto ambiental, institucionalizar la diversidad, medir la cultura, profesionalizar el bienestar— hoy empieza a ser leído como un umbral mínimo de competitividad.

En ese nuevo terreno, lo excepcional deja de ser una anécdota para convertirse en una forma de operar. Y el mensaje de fondo es claro: la empresa que no logre integrar estas dimensiones de manera estructural no solo quedará fuera de los reconocimientos, sino fuera de la conversación del futuro empresarial. Como afirmó René Freudenberg al cierre de la ceremonia:
“Las empresas excepcionales tienen un espíritu de superación, un espíritu de humildad y un espíritu de compartir las prácticas de las que nos sentimos orgullosos, no se guardan como un secreto para competir, se comparten porque sabemos que el ecosistema es importante, con el agradecimiento a las empresas que nos muestran el camino de la transformación que queremos ver”.







