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¿Cómo el término ESG podría llegar a su fin?

De acuerdo con el artículo de opinión escrito por la periodista Kristen Talman para el portal de noticias BBC, el término ESG podría llegar a su fin. Si bien, ESG, que se refiere a las prácticas ambientales sociales y de gobernanza en las decisiones comerciales alguna vez prometió ser una guía clara para las decisiones empresariales, ha caído en la confusión y la controversia.

¿Cómo un concepto inicialmente tan claro y poderoso como ESG podría estar llegando a su fin? En este artículo, Kristen Talman comparte sus reflexiones sobre la subutilización del término y los desafíos a los que se enfrenta en un momento crucial para la Responsabilidad Social Empresarial (RSE) frente a los problemas ambientales y sociales en aumento.

La promesa de ESG

En 2015, durante la Conferencia Anual sobre Cambio Climático de las Naciones Unidas (COP21), líderes mundiales se comprometieron a abordar el cambio climático con la meta de cero emisiones netas para el año 2050. Talman señala que marcó el inicio del movimiento ESG.

De manera general, ESG se refiere a un conjunto de criterios que las empresas y los inversores utilizan para evaluar y medir el desempeño ambiental, social y de gobernanza de una empresa. Estos criterios se han vuelto fundamentales en la toma de decisiones empresariales y de inversión, ya que buscan incorporar consideraciones éticas y sostenibles en la operación y gestión de las organizaciones.

En ese momento empresas de todo el mundo adoptaron iniciativas ambiciosas en torno a cuestiones medioambientales, sociales y de gobernanza. Sin embargo, lo que en un principio parecía una manera clara para que las empresas explicaran sus decisiones comerciales, ha terminado generando más confusión y problemas que un cambio positivo.

Las estrategias de inversión centradas en ESG variaron, pero a menudo incluyeron transiciones a energías verdes y desinversiones de combustibles fósiles, como son petróleo y carbón.

Empresas se suben al tren de ESG

Por ejemplo, la empresa estadounidense de telecomunicaciones Verizon, se comprometió a generar energía renovable equivalente al 50% de su consumo anual de electricidad para 2025. La compañía de seguros francesa Axa prometió cortar los vínculos con la industria del carbón para 2030.

Y después del asesinato de George Floyd, empresas globales como Apple, AbbVie, Facebook, Pfizer, Johnson & Johnson y Procter & Gamble prometieron un total combinado de 340 mil millones de dólares para promover las causas de la justicia racial. 

Floyd murió después de que un oficial de policía presionara su rodilla contra el cuello de Floyd durante más de nueve minutos durante una detención. La tragedia fue captada en video y se viralizó, generando indignación y renovando el llamado a la acción para abordar el racismo sistémico y la brutalidad policial.

Sin embargo, añade la periodista, en los años transcurridos desde que las empresas anunciaron estos llamativos compromisos ESG, que a menudo impulsaron los precios de las acciones y reforzaron la reputación corporativa, el término ha creado más confusión –incluso problemas– que cambios positivos.

Crítica a ESG

Alison Taylor, profesora asociada clínica en la Escuela de Negocios Leonard N. Stern de la Universidad de Nueva York señala que cada vez más, el movimiento ESG ha sido etiquetado como «capitalismo despierto» («woke» capitalism), que se refiere a la percepción de que algunas empresas adoptan iniciativas ESG no necesariamente por un compromiso genuino con la sostenibilidad y la responsabilidad social, sino más bien como una estrategia para mejorar su imagen pública.

En el Reino Unido, el primer ministro Rishi Sunak ha argumentado que las propuestas de legislación de cero emisiones representan una intromisión gubernamental que amenaza los derechos de los británicos.

Aunado a esto, empresas líderes, como Deutsche Bank y Netflix, han enfrentado acusaciones de exagerar y engañar sobre sus compromisos ESG. Esto ha llevado a un escepticismo creciente entre inversores y el público en general.

En este contexto, incluso defensores del ESG, reconocen que algunas críticas son válidas, especialmente cuando las empresas prometen cambiar el mundo pero no cumplen. Aunque algunos ejecutivos actuales pueden estar renegando del término ESG, expertos como Taylor sugieren que la próxima generación de líderes puede abrazar conceptos más amplios sin etiquetas específicas.

ESG podría llegar a su fin

Entonces…¿Es el fin de ESG?

En retrospectiva, especialistas como Alison Taylor observan que ante la creciente controversia y críticas a ESG, algunas empresas han dejado de etiquetar sus decisiones comerciales como «ESG». Lo que sugiere una reacción estratégica por parte de las empresas para evitar la asociación negativa con el término, especialmente cuando hay percepciones de que el compromiso con ESG puede ser más superficial que sustancial.

La retirada de la etiqueta «ESG» puede proporcionar alivio a empresas que enfrentan críticas por utilizar el término sin realizar cambios sustanciales. Sin embargo, la presión pública y de los accionistas para que las empresas actúen en cuestiones medioambientales, sociales y de gobernanza seguirá siendo una realidad, independientemente de cómo se llame, puntualiza Talman.

 

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