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Agresión sexual y humillaciones en Roblox con control parental activado: testimonio

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Un experimento reciente ha revelado el lado más oscuro de una de las plataformas de videojuegos más populares entre niños y adolescentes. Durante una semana, una periodista  de The Guardian se infiltró en Roblox haciéndose pasar por una niña de ocho años y, pese a tener el control parental en Roblox activado, fue víctima de acoso, agresiones sexuales virtuales y humillaciones públicas en diversos juegos. La experiencia plantea serias dudas sobre la efectividad de las medidas de protección de la empresa y la verdadera seguridad digital de los menores en entornos interactivos en línea.

Con más de 100 millones de usuarios activos diarios —la mitad de ellos menores de 13 años—, Roblox se presenta como una comunidad lúdica y educativa. Sin embargo, este testimonio expone la existencia de espacios que reproducen violencia, hipersexualización y prácticas abusivas. La experiencia encendió alertas entre expertos en ciberseguridad infantil y responsabilidad corporativa, quienes cuestionan si la compañía está priorizando el beneficio económico sobre la protección real de los niños.

El experimento: violencia y acoso con el control parental en Roblox activado

La periodista inició su inmersión en Roblox creando un avatar infantil bajo las configuraciones de seguridad máximas. Aun así, en solo unos días fue víctima de insultos, simulaciones de violencia y agresiones sexuales dentro de juegos supuestamente aptos para niños. En uno de ellos, Dress to Impress, los jugadores desfilan con avatares femeninos hipersexualizados mientras otros usuarios les lanzan tomates o los cubren con excremento virtual. El chat, repleto de burlas y comentarios obscenos, deja en evidencia que el control parental en Roblox no evita la exposición a contenidos y conductas inapropiadas.

Otros juegos permitieron el acceso a escenarios aún más violentos. En Suffer, clasificado como apto para mayores de cinco años, el avatar fue atacado con armas en cuestión de segundos. En Berry Avenue y Prison Pump, los insultos, las agresiones físicas simuladas y el acoso colectivo son frecuentes. Estos episodios ocurrieron sin restricción alguna, pese a que la cuenta estaba registrada como la de una niña. El acceso a contenido sexualizado, casinos virtuales y juegos de terror fue igualmente libre.

La gravedad del experimento pone de relieve una contradicción central: el control parental en Roblox, aunque publicitado como una herramienta eficaz, no garantiza un entorno seguro. El sistema de filtros y restricciones falla ante la velocidad y complejidad con la que los usuarios crean y comparten contenido dentro de la plataforma.

Esto ha derivado en lo que especialistas describen como “ecosistemas sin supervisión real”, donde los niños quedan expuestos a abusos y grooming digital.

control parental en Roblox

El investigador Marcus Carter, de la Universidad de Sídney, señala que Roblox “monetiza el deseo de molestar o humillar a otros jugadores” mediante funciones de pago que incentivan el trolling. Según él, “la plataforma ha creado un modelo que explota tanto a sus usuarios jóvenes como a su creatividad, mientras expone a los menores a riesgos severos bajo la apariencia de juego inocente”.

Economía del juego y explotación infantil encubierta

Roblox es una compañía valorada en más de 90 mil millones de dólares, cotizada en Estados Unidos y sostenida en gran medida por los juegos creados por sus propios usuarios, muchos de ellos adolescentes o incluso niños. El sistema recompensa a los desarrolladores con “Robux”, una moneda virtual canjeable por dinero real, pero la empresa retiene hasta el 30% de cada transacción. Este modelo ha sido criticado por expertos como una forma de “trabajo lúdico”, donde los menores producen contenidos y ganancias para la compañía sin garantías laborales.

En 2024, el programa de intercambio de desarrolladores pagó más de mil millones de dólares, mientras la compañía reforzaba alianzas con grandes marcas como Mattel y la AFL. Sin embargo, detrás de este éxito comercial se esconde un vacío ético. Las condiciones de creación, los incentivos económicos y la ausencia de supervisión adecuada convierten a Roblox en un ecosistema donde los niños trabajan, interactúan y consumen dentro de un entorno comercialmente dirigido por adultos.

El caso de Dress to Impress es paradigmático: fue creado por una adolescente de 16 años y administrado por un equipo de jóvenes menores de edad, uno de los cuales fue acusado de abuso sexual hacia un menor. Este episodio, sumado a la falta de mecanismos de control, pone en duda la capacidad de la plataforma para garantizar la seguridad y el cumplimiento de normas de integridad en su estructura interna.

Las denuncias recientes de acoso y explotación sexual dentro de Roblox, junto con demandas en Estados Unidos que involucran a menores abusados o inducidos al suicidio, evidencian un patrón preocupante. A pesar de los comunicados oficiales sobre su “compromiso con la seguridad”, las experiencias de usuarios muestran un contraste alarmante entre las promesas de protección y la realidad digital.

control parental en Roblox

Responsabilidad corporativa y fallas regulatorias

El control parental en Roblox es parte de la estrategia de la empresa para mostrarse comprometida con la seguridad infantil. Sin embargo, los resultados del experimento indican que sus sistemas de moderación automática e inteligencia artificial son insuficientes para detener la proliferación de contenido sexualizado, violento o predatorio. La compañía ha intentado desligarse de las leyes que rigen las redes sociales argumentando que solo “aloja” juegos creados por terceros, pero este argumento se debilita frente a la magnitud de los riesgos reportados.

La firma enfrenta demandas en varios estados de EE. UU., donde se le acusa de negligencia y lucro a costa de la vulnerabilidad infantil. La fiscalía de Luisiana llegó a describirla como “el lugar perfecto para los pedófilos”, tras documentar múltiples casos de captación de menores en su plataforma. Aunque Roblox ha prometido implementar restricciones más severas —como la configuración privada por defecto para menores de 16 años y el bloqueo de chat directo—, los expertos coinciden en que los mecanismos actuales siguen siendo reactivos y no preventivos.

Para especialistas en RSE, este caso ejemplifica cómo las empresas tecnológicas deben asumir una responsabilidad social digital ampliada, donde el diseño ético, la gobernanza de datos y la moderación efectiva son tan importantes como la innovación. La protección de la niñez en entornos digitales no puede quedar supeditada a algoritmos o a una simple casilla de “control parental activado”.

Además, la monetización del comportamiento infantil dentro del juego revela un dilema ético mayor: los menores no solo están en riesgo como usuarios, sino también como productores de contenido explotado comercialmente. Sin una regulación clara y un compromiso real con la ética tecnológica, la brecha entre el discurso de seguridad y la realidad de abuso seguirá creciendo.

La urgente reforma del control parental en Roblox

La controversia ha generado presión internacional para que Roblox adopte políticas de seguridad más robustas. En Australia, la Oficina del Comisionado de eSafety ha impulsado medidas para que la empresa implemente filtros automáticos, perfiles privados por defecto y herramientas más efectivas para evitar el contacto entre adultos y menores. Sin embargo, los resultados del experimento sugieren que el control parental en Roblox sigue siendo más un argumento de marketing que una solución funcional.

Las nuevas generaciones crecen en espacios donde la frontera entre juego, red social y negocio se diluye. En ese contexto, las plataformas deben asumir un rol de corresponsabilidad, garantizando no solo la moderación de contenido, sino la transparencia en la operación y la protección efectiva de la infancia. Los padres, por su parte, enfrentan un desafío monumental: confiar en herramientas que prometen seguridad, pero que, en la práctica, fallan en prevenir los abusos.

control parental en Roblox

Roblox asegura haber realizado más de cien mejoras de seguridad en el último año, pero la persistencia de casos de acoso y agresión sugiere un problema estructural. Los filtros automáticos no pueden sustituir la vigilancia humana, ni las políticas internas pueden reemplazar la necesidad de regulación global sobre los entornos digitales infantiles.

Para expertos como Carter, la respuesta debe ser colectiva: empresas, gobiernos, padres y organismos internacionales deben trabajar juntos para redefinir los estándares de seguridad digital infantil. La integridad de la infancia en línea no puede seguir dependiendo de mecanismos que se desactivan con un clic.

Una plataforma fuera de control

El caso de Roblox revela una paradoja inquietante: una plataforma diseñada para el juego y la creatividad infantil que se ha convertido en un espacio donde la violencia, la sexualización y el acoso son moneda corriente. El control parental en Roblox, lejos de ser una garantía, ha demostrado ser insuficiente para proteger a los menores de contenidos y comportamientos dañinos.

Mientras las autoridades discuten reformas y las empresas tecnológicas promueven mejoras cosméticas, miles de niños continúan expuestos a un entorno que prioriza el beneficio económico sobre la seguridad emocional. La responsabilidad social corporativa digital debe avanzar de la retórica a la acción. Porque si los espacios creados para los niños dejan de ser seguros, lo que está en juego no es solo su bienestar: es el futuro ético del ecosistema digital.

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