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2015: una odisea para la sustentabilidad

2015. Una Odisea para la Sostenibilidad

Por Helena Ancos

Wiston Churchill decía “Evito siempre predecir de antemano, porque es mucho más fácil hacerlo a posteriori”. Aun siendo insensatos, varias convocatorias de la agenda del año 2015, han definido ya este año como crucial para el desarrollo sostenible, aún antes de celebrarse.  La envergadura de los problemas a abordar es de tal calibre y sus interrelaciones tan poderosas que la sostenibilidad ha de concebirse más que nunca, como un poliedro donde cada cara se ve afectada por las adyacentes y donde los cambios en cada uno de los factores A, S, o G contagian al resto.

El Global Crisis Report 2014 del Foro Económico Mundial, destacó como los principales riesgos de los próximos diez años, la disparidad de ingresos, las crisis fiscales, el cambio climático y la escasez de agua o el desempleo,  riesgos que sin necesidad de afinados ejercicios de prospectiva, son cada vez más tangibles para la ciudadanía en cualquier país.

La Diplomacia del cambio climático.

El año 2014 se cerraba con el acuerdo de Lima sobre cambio climático. Un acuerdo de mínimos, pero un logro si tenemos en cuenta que han transcurrido 22 años desde la Cumbre de la Tierra de Rio donde se firmó la Convención Marco de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático y pocos avances se han conseguido a nivel global.

En diciembre,  200 países acordaron reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero remitiéndose a objetivos nacionales que serán la base de las negociaciones en París en 2015. Lima constituye por fin un primer paso, pero sin duda habrá de valorarse con mucha cautela y sin grandes expectativas.

Y es que la diplomacia del cambio climático se libra sobre todo, fuera de estos foros multilaterales. El cambio climático es de una complejidad geostratégica extraordinaria –desde el derrumbe de los precios  del petróleo favorecido por la competencia entre los productores de la OPEP y sus tradicionales demandantes y el aumento de la oferta del petróleo por el fracking; las tensiones geopolíticas entre Rusia y las potencias demandantes de energía y entre los países de Oriente Medio-  lo que sin duda es un augurio de tensiones crecientes que debe ser aprovechado para una descarbonización profunda del sistema energético, abandonando progresivamente las fuentes de energía que emiten carbono (petróleo, gas y carbón) a favor de la energía eólica, solar e hidroeléctrica.

El reciente acuerdo entre EEUU y China de noviembre de 2014, pone de manifiesto la dificultad de conseguir acuerdos globales en este ámbito, y  evidencia que los avances vendrán de la mano de la real politik, de medidas pragmáticas, colaterales.  Recuérdese la contestación por parte de EEUU, Canadá, China o India, al sistema de derechos de emisión comunitarios y a su ampliación al sector de la aviación por ejemplo.

Entretanto, el activismo de los grandes inversores y la apuesta por energías limpias permitirán que los mercados contribuyan a la transición hacia un modelo energético más limpio. La Agencia Internacional de la Energía  vaticinó que la energía solar será la principal fuente de energía en 2050. Junto a ello, las oportunidades de inversión en productos financieros verdes y tecnologías limpias, ha de servir para que las autoridades nacionales apuesten por la inversión socialmente responsable en estos sectores y por la innovación y la investigación en energías limpias y en tecnologías de captura y almacenamiento de carbono. El riesgo nuevamente vendrá de la mano invisible de unos mercados financieros que pueden crear otra burbuja especulativa con este tipo de productos. En otro orden, la implantación de nuevos modelos de agricultura biotecnológica y la amenaza a la soberanía alimentaria abren otros frentes de actuación.

Y ello sin olvidar la ayuda a los países más pobres. El Fondo Verde del clima con más de 10 billones de dólares comprometidos, será un elemento necesario pero no suficiente. El desarrollo sostenible necesita ser global y equilibrado y no puede conseguirse a expensas de unos cuantos países.

Desarrollo

Precisamente, en septiembre de 2015, se  aprobarán los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).

El grupo de trabajo de la Asamblea General de Naciones Unidas ha fijado 17 objetivos de desarrollo sostenible, El informe de síntesis se publicó el pasado 4 de diciembre y  las negociaciones intergubernamentales en torno a la agenda post-2015 tendrán lugar del 19 al 21 de enero. Estos objetivos dependen en gran medida del aporte financiero de los donantes y realzan cada vez más, el papel del sector privado y la oportuna revisión del sistema de financiación.

Fundamental para el logro de los objetivos de desarrollo y de cambio climático, será la cita de julio de este año Addis Abeba (Etiopía) para la reforma de la Financiación del Desarrollo.

Así mismo el Global Compact está revisando el  papel del sector privado y de las entidades financieras en el logro de los ODS. La RSC en el eje del desarrollo.

Desigualdad

Otro gran desafío para el futuro de la sostenibilidad y de la Responsabilidad social, viene ineludiblemente marcado por el creciente abismo entre los ricos y pobres, por la creciente desigualdad propiciada por un sistema financiero que actúa como motor y como consecuencia de la inequidad. Los individuos con más recursos siguen aprovechando el sistema financiero y las diferencias fiscales para evadirlos, al mismo tiempo que esta evasión reduce la actividad económica  y las inversiones domésticas, merma las rentas de los gobiernos y compromete su capacidad para  combatir estos comportamientos y aleviar la pobreza e invertir en servicios sociales, en educación y salud.

A su vez, la precariedad en el empleo y la desigualdad salarial no favorecen una mejora en el  clima de trabajo ni en la conciliación, y tampoco ayudan a la integración de la diversidad de forma  voluntaria en las empresas.

El Informe Mundial de salarios de la OIT 2014 apunta al mercado laboral como factor de  desigualdades, con brecha creciente en los salarios y la productividad del trabajo y una ampliación también de las diferencias de género.

Una de las formas aunque no la  única, de mitigar la desigualdad de género es la promoción de la mujer en los Consejos de Administración, y 2015 será un año clave en la tramitación de la Directiva Europea. No obstante, aunque la dimensión de género ha liderado los debates a favor de mayor diversidad en los Consejos y en el mercado de trabajo, el término diversidad se vuelve más incluyente para abarcar la discapacidad o la diversidad étnica. Si bien  la discapacidad  no fue incluida finalmente en la Directiva de Información no Financiera, es una dimensión que está cobrando cada vez más presencia en la Agenda de la RSE, gracias al activismo de asociaciones, fundaciones, redes y la sensibilidad de muchas empresas. Su inclusión en las cláusulas sociales de contratación constituirá un necesario impulso.

El compromiso de las empresas y gobiernos con la evasión y la ingeniería fiscal será también uno de los grandes temas del 2015.   La OCDE ha  sido una  organización muy activa en la investigación de sus causas y la formulación de propuestas. El acuerdo contra la evasión fiscal firmado el 29 de octubre por 51 países constituye un paso importante para arrancar el compromiso de más países, pero serán necesarias negociaciones a muchas bandas y probablemente más crisis corporativas, para el aumento de la coherencia de la imposición de los beneficios corporativos a nivel internacional, mínimos estándares para impuestos en la economía digital, para que los pagos de transferencia se asocien a la creación de valor, y el aumento de la transparencia y la comunicación entre autoridades tributarias.

La Responsabilidad Social no es una panacea para la resolución de todos estos problemas pero la transparencia, el gobierno corporativo, la regulación de los lobbies, y la gestión de datos tienen mucho que aportar a medio plazo. En los dos primeros aspectos se ha pasado de la voluntariedad al convencimiento de que la regulación es necesaria para establecer unas reglas del juego que no amenacen al resto de los factores ASG (Basilea, Solvencia, y en España, Ley de Sociedades de Capital, Nuevo Código de Buen Gobierno, reforma de la Ley de mutuas, y nueva ley de auditoría),  y en los siguientes, asistiremos de forma gradual en los próximos años a un proceso similar.

Sin embargo, hemos de hacer hincapié en que la transparencia en la RSC está sobrevalorada, es necesaria pero no suficiente. Una transparencia solamente desde el lado de la oferta, que venga por los informes de sostenibilidad ha de acompañarse de mayor activismo y responsabilidad individual.¿Dónde queda una RSC a base de reportes, sin grupos de interés? Las carencias de la Ley española de Transparencia y de su recién inaugurado Portal son un buen ejemplo.

Y si la disparidad de ingresos, las crisis fiscales, el cambio climático o el desempleo representan grandes retos a nivel global, la batalla por la sostenibilidad en la arena regional, nacional y local, debería mantener, con las particularidades nacionales, cierta coherencia con la gestión de estos grandes riesgos.

A nivel europeo, el paquete de propuestas de la Comisión para 2015 “A new start establece varias iniciativas con incidencia en la sostenibilidad, como las medidas para reducir la demanda energética de la UE y la descarbonización del mix energético o la lucha contra la evasión y el fraude fiscal pero habrá que esperar al Foro Europeo Multistakeholder de febrero para ver cómo se concreta la agenda de la Comisión en RSC.

Veremos entonces el grado de credibilidad del presidente Juncker tras la retirada del paquete de medidas de economía circular con el pretexto de la elaboración de un paquete más elaborado. En la agenda más inmediata merece la pena destacar la iniciativa sobre etiquetado en el sector textil WORTH y la incorporación de criterios de RSC, o la propuesta de un acuerdo interinstitucional con el Parlamento Europeo y el Consejo para promover la apertura de un registro obligatorio de transparencia para todos los grupos de interés que actúen ante las tres instituciones.

El éxito o el fracaso de los planes nacionales de RSC, dependerá del grado de equilibrio que las medidas concretas  hayan sabido establecer entre las demandas empresariales y los riesgos y retos a gestionar. Pero en cualquier caso, la tibieza y las medidas programáticas, casan mal con el calibre de los riesgos mencionados. Las políticas nacionales que se hayan definido en esos términos, están abocadas a pasar sin pena ni gloria, sencillamente por falta de ambición o por falta de voluntad política, lo que viene a ser prácticamente lo mismo. Cuestiones importantes como el reporte, los Derechos Humanos, o la apertura de datos,  no tendrán un desarrollo pleno hasta que  no encuentren la debida contestación o diálogo con los grupos de interés. En este sentido,  el activismo accionarial y ciudadano creciente ofrecen una vía de esperanza.

Innovaciones sociales.

La Economía circular y el consumo colaborativo están propiciando cambios interesantes en tanto que iniciativas glocales y tangibles hacia una mayor sostenibilidad, así como las aplicaciones tecnológicas, el crowdsourcing y nuevas plataformas de transacciones bancarias que están retando a la banca tradicional.  Un marco legal mal entendido  y las resistencias al cambio no harán sino lastrar la competitividad, la eficiencia y los ansiados beneficios para el consumidor. En definitiva, la sostenibilidad  tiene un largo viaje por recorrer en los próximos 365 días. Y de todas estas cuestiones daremos cumplida cuenta en AGORA  a lo largo de los próximos meses. Odiseo empleó su inteligencia para sortear las dificultades. La diferencia con el relato de Homero es que todos estamos en el mismo barco.

Fuente: agorarsc.org

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