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Visiones de Esperanza: Bianca Jagger

ESTADO UNIDOS DE AMÉRICA ES LA ÚNICA DEMOCRACIA en el mundo occidental que continúa ejecutandose a sus ciudadanos. Es irónico que el país que se autoproclama como la fuerza más avanzada en materia de derechos humanos, sea el miembro que encabeza el círculo menos distinguido de países cuya ama se basa en la ejecución de personas por crímenes cometidos en su infancia. Los otros países conocidos por haber ejecutado delincuentes juveniles, nueve en total durante la última década, son Arabia Saudita, Irán, Pakistán y Yemén. Estados Unidos ejecutó a diez delincuentes juveniles durante la década de los años noventa, más de los que se ejecutaron en el resto del mundo, convirtiéndose en casi el único país en llevar a cabo esta práctica. De hecho, en 1994 Yemén abolió la ejecución de menores de dieciocho años. Aún más: China, el país con el mayor número de ejecuciones anuales, acaba de abolir la pena de muerte para las personas que hayan cometido crímenes siendo niños.

A cincuenta años de la adopción de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, con su visión acerca de las libertades universales, más de la mitad de los países del mundo han abolido la pena de muerte en ley y práctica. La Convención de las Naciones Unidas sobre los Derechos del Niño, en el artículo 37a, proscribe enfáticamente la pena de muerte a personas que hayan cometido ofensas siendo niños; 192países han ratificado este tratado sobre los derechos humanos.

Todo excepto Somalia, un país casi desintegrado, y Estados Unidos.

Han pasado más de 350 años desde la ejecución, en 1642, de Thomas Graunger en Plymouth, Massachusetts. Él fue la primera persona ejecutada por crímenes cometidos a la edad de diecisésis años, de quien se tiene registro. Aunque han cambiado los métodos de ejecución y algunos estados creen que sus métodos de ejecución y algunos estados creen que sus métodos son humanos, nada puede disfrazar el horror de un gobierno que quita la vida a sus propios niños; es una práctica barbárica. Desde la ejecución de Thomas Graunger se han ejecutado más de 360 delincuentes juveniles.

Desde el restablecimiento de la pena de muerte en 1976, Estados Unidos ha aplicado en toda ña extensión de su territorio la muerte autorizada. De acuerdo con el Centro de Información sobre la Pena de Muerte, se ha ejecutado a dieciséis personas por crímenes que cometieron siendo niños; esto va en flagrante violación de la ley internacional, así como de los estándares de humanidad y decencia. Actualmente, Estados Unidos ostenta la tasa más alta en el mundo de muerte en línea de población juvenil: 69. De ellos, el 64 por ciento pertenece a minorías, son negros o latinos. En los primeros cuatro meses del año 2000, Estados Unidos ejecutó a tres personas por crímenes que cometieron cuando eran menores de dieciocho años.

Durante veinte años ha hecho campaña por la justicia y los derechos humanos en todo el mundo, hablando a favor de los derechos de los niños, de los derechos de las mujeres y de las víctimas de crímenes de guerra. Soy miembro de la mesa directiva del consejo de Amnistía Internacional en Estados Unidos. Hace cuatro años, recibimos una llamada de la oficina de Chicago para hacer una petición de clemencia para Guinevere García, cuya ejecución estaba programada para el 17 de enero de 1996.

Guinevere había perdido todas las apelaciones. Su vida estaba marcada por la violencia; empezando a la edad de dieciséis años, cuando un tío abusó sexualmente de ella.

Por un corto tiempo, me transferí a aChicago para trabajar en su caso con Amnistía Internacional. Personalmente hice una petición de gracia para Guinevere al gobernador Edgar de Illinois, para que su sentencia fuera conmutada a cadena perpetua sin derecho a libertad condicional. El gobernador Edgar otorgó la gracia, diciendo que el caso de Guinevere “no es lo que tenía en mente cuando, como legislador, voté para que la pena de muerte se restableciera y en lo cual, como gobernador, me basé para que se extendiera.

Tampoco es el tipo de caso que típicamente en Illinois conlleva a una sentencia de pena de muerte.”

Desde entonces he hablado a favor de uchos delincuentes juveniles en espera de ser ejecutados.

Después de Shareef, no hemos podido salvar otro joven de la muerte. Sean Sellers, quien sufría de una enfermedad mental y de daño cerebral, fue el primer ciudadano de Estados Unidos en cuarenta años, en ser ejecutado por crímenes que cometió cuando tenía diecieséis años.

Su caso ejemplifica la falta de revisión de apelación significativa. Sean era un caso que obligaba a la clemencia sin embargo se negó. La clemencia debería ser un recurso esencial de nuestro sistema de justicia criminal. Debería ser el mecanismo del estado para remediar los errores legales y para reconocer el grado de crecimiento, de remordimiento y de rehabilitación de una persona. Sean cumplía con muchos de los requisitos humanitarios, su ejecución sólo serviría para completar el círculo de violencia.

Sean habló conmigo, días antes de su ejecución, acerca de la ambigüedad de las normas en el sistema legal de Estados Unidos, el cual marca líneas excluyendo a los jóvenes de llevara cabo ciertas actividades que son adecuadas para los adultos. Él me dijo: “En este país, un niño de dieciséis años apenas y puede concluir, no puede votar o fungir como jurado, no puede enrolarse en el ejército. en muchos estados, no puede comprar cigarros o alcohol hasta la edad de veintiún años.”

Tal vez no es de sorprender que trabajar con personas condenadas a la pena de muerte haya cambiado mi vida; de diferentes modos, me ha acercado a Dios.

Pese a los méritos del caso de Sean Sellers, recibió la última pena por su crimen: la muerte. Hablo a favor de Sean y de aquellos como él. Como abogada de los derechos humanos, reconozco que es la capacidad del ser humano de cambiar y de redimirse la que nos permite convertirnos en mejores personas. Matar a Sean o a Karla Faye Tucker, apaga la luz de la redención que existe en todos nosotros.

Obtenido del Libro: Arquitectos de la Paz
Publicado por: Michael Collopy, durante este año

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